Emily Blunt interpreta a una quizás inexplicablemente ingenua e idealista agente del FBI que se ve sumergida en el mundo de la guerra sucia contra el narcotráfico. La película muestra algunos de sus peores efectos (Ciudad Juárez), alternando el drama con el thriller.

Para mi gusto, avanza con excesiva lentitud en algunos tramos y eso me hizo desconectar y bajar la tensión que en otros momentos y escenas trata con gran maestría.

Sin duda, lo mejor y lo más creíble de la película es la interpretación de Benicio del Toro y su personaje.

Para ver solo y de noche.

Los efectos -sin ser muy especiales- son lo único salvable de este largometraje.

Diálogos pobres y manidos, escenas aburridas y una trama vista mil y una veces se suceden hasta el final.

Los alienígenas, una raza mucho más avanzada, se comportan con una inteligencia animal, poco menos que tirándose para que los maten. Los buenos no son mucho más listos. Resulta imposible meterse en semejante historia.

Solo salvo el prometedor comienzo. No se entiende cómo después de gastarse un dineral en el sueldo de actores cotizados, no invierten un poco más en un mejor guión y unos diálogos un poco más profundos.

Por cierto, Bruce Willis ya no está para hacer de héroe de acción, y se nota. Me ha venido a la memoria Harrison Ford y la cuarta película de Indiana Jones, salvando las distancias.

Me he tragado muchos bodrios de ciencia-ficción, pero como este, pocos.