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8.1
90,888
9
2 de junio de 2018
2 de junio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película sensacional, literalmente, pues ha atentado contra todas mis sensaciones y si me apuran, contra todas mis sensibilidades.
Transcurre entre lo delicado y lo rudo, gracias a los toques de lirismo que la hacen diferente, y también, a una muy buena interpretación.
Respecto a la idea del lirismo, destacar por ejemplo el buen uso de la descripción. La descripción de elementos, una estúpida máquina de escribir que ha renunciado a su tecla "A", y a la que sin embargo nos aferramos; La descripción de sensaciones, del desasosiego que produce la triste palabra "pero" en nuestros protagonistas, y para muestra un botón: "El "pero" es la palabra más puta que conozco, "te quiero, pero..."; "podría ser, pero..."; "no es grave, pero...". ¿Se da cuenta? Una palabra de mierda que sirve para dinamitar lo que era, o lo que podría haber sido, pero no es."
Y en referencia a la interpretación, de Darín, decir que está mejor que nunca, en su más pura esencia. De Villamil, que es un aire fresco y sorpresivo, y de Francella... Ay Francella. En la piel de Pablo, este último marca para mí, el papel más esperado e inesperado del film, y sin duda el más necesario. Así, al mismo tiempo que da linealidad a la historia, con una especie de normalidad parsimoniosa, le da el toque dinamitador que precisa, provocando un pequeño cataclismo con cada una de sus calculadas intervenciones.
Una historia para dejarse llevar.
Transcurre entre lo delicado y lo rudo, gracias a los toques de lirismo que la hacen diferente, y también, a una muy buena interpretación.
Respecto a la idea del lirismo, destacar por ejemplo el buen uso de la descripción. La descripción de elementos, una estúpida máquina de escribir que ha renunciado a su tecla "A", y a la que sin embargo nos aferramos; La descripción de sensaciones, del desasosiego que produce la triste palabra "pero" en nuestros protagonistas, y para muestra un botón: "El "pero" es la palabra más puta que conozco, "te quiero, pero..."; "podría ser, pero..."; "no es grave, pero...". ¿Se da cuenta? Una palabra de mierda que sirve para dinamitar lo que era, o lo que podría haber sido, pero no es."
Y en referencia a la interpretación, de Darín, decir que está mejor que nunca, en su más pura esencia. De Villamil, que es un aire fresco y sorpresivo, y de Francella... Ay Francella. En la piel de Pablo, este último marca para mí, el papel más esperado e inesperado del film, y sin duda el más necesario. Así, al mismo tiempo que da linealidad a la historia, con una especie de normalidad parsimoniosa, le da el toque dinamitador que precisa, provocando un pequeño cataclismo con cada una de sus calculadas intervenciones.
Una historia para dejarse llevar.
10
15 de abril de 2018
15 de abril de 2018
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Ante todo, reconocer que quizá la objetividad no sea mi fuerte con este regalo del cine. Fue la primera película que vi de Studio Ghibli, (del cual recomiendo todos sus trabajos), y la que me hizo comprender muy pronto, que la animación podía ofrecer y transmitir mucho más de lo que la mayoría de las personas piensan.
Dentro de las producciones de Studio Ghibli, personalmente creo que ésta, se encuentra entre las de mayor calidad y sobre todo, complejidad. Así, a diferencia de otras películas donde el director utiliza la fantasía para hablarnos del paso de la niñez a la adolescencia o adultez temprana, (como en el caso de El viaje de Chihiro o Nicky, la aprendiz de bruja), en ésta la emplea para abordar el choque entre dos fuerzas, el progreso y la naturaleza, ambas luchando sin cuartel y mostrando al espectador, por igual, sus luces y sus sombras.
Además del tema principal, cabe destacar otra serie de detalles brillantes en la película, como puede ser el que, a pesar de iniciar con un personaje principal masculino, sus verdaderos referentes sean femeninos: Lady Eboshi representando el progreso, y San a la naturaleza. Son dos titanes dispuestas a defender sus ideales hasta el final, sin importar si es lo correcto o si ése, simplemente, es el papel que les corresponde por ser ellas. Ciertamente Miyazaki es un experto a la hora de crear referentes femeninos caracterizados por sus principios, determinación y capacidad de acción, sin necesidad de depender de héroes para cambiar el curso de la historia, y en este caso roza la perfección. Ambas mujeres son complejas, fuertes y débiles, crueles y empáticas, todo al mismo tiempo, dándole a la película una capacidad para transmitir emociones, difícil de describir.
Finalmente y como cierre, podría decirse que quizá la única pega de esta película sea su duración, excesiva para algunos, necesaria para otros. Sin esa cadencia el mensaje nunca sería el que es, ni crearía las sensaciones que debe crear, una mezcla de esperanza y resignación, que se agrandan gracias a una espectacular banda sonora, a cargo cómo no, de Joe Hisaishi. Ese compositor, puede ser junto con Miyazaki y Takahata, otro de los grandes pilares del estudio, pues sin su música, ninguna de las películas sería lo que es, y para prueba la escena final de esta misma, en la que se revela que el bien y el mal no son conceptos totales y hay cosas por encima de ambos, como la vida, que sigue y en la que queremos seguir, aunque nos duela.
A quien no la ha visto: por favor, dale una oportunidad. A quien la ha visto: por favor, vuelve a disfrutarla.
Dentro de las producciones de Studio Ghibli, personalmente creo que ésta, se encuentra entre las de mayor calidad y sobre todo, complejidad. Así, a diferencia de otras películas donde el director utiliza la fantasía para hablarnos del paso de la niñez a la adolescencia o adultez temprana, (como en el caso de El viaje de Chihiro o Nicky, la aprendiz de bruja), en ésta la emplea para abordar el choque entre dos fuerzas, el progreso y la naturaleza, ambas luchando sin cuartel y mostrando al espectador, por igual, sus luces y sus sombras.
Además del tema principal, cabe destacar otra serie de detalles brillantes en la película, como puede ser el que, a pesar de iniciar con un personaje principal masculino, sus verdaderos referentes sean femeninos: Lady Eboshi representando el progreso, y San a la naturaleza. Son dos titanes dispuestas a defender sus ideales hasta el final, sin importar si es lo correcto o si ése, simplemente, es el papel que les corresponde por ser ellas. Ciertamente Miyazaki es un experto a la hora de crear referentes femeninos caracterizados por sus principios, determinación y capacidad de acción, sin necesidad de depender de héroes para cambiar el curso de la historia, y en este caso roza la perfección. Ambas mujeres son complejas, fuertes y débiles, crueles y empáticas, todo al mismo tiempo, dándole a la película una capacidad para transmitir emociones, difícil de describir.
Finalmente y como cierre, podría decirse que quizá la única pega de esta película sea su duración, excesiva para algunos, necesaria para otros. Sin esa cadencia el mensaje nunca sería el que es, ni crearía las sensaciones que debe crear, una mezcla de esperanza y resignación, que se agrandan gracias a una espectacular banda sonora, a cargo cómo no, de Joe Hisaishi. Ese compositor, puede ser junto con Miyazaki y Takahata, otro de los grandes pilares del estudio, pues sin su música, ninguna de las películas sería lo que es, y para prueba la escena final de esta misma, en la que se revela que el bien y el mal no son conceptos totales y hay cosas por encima de ambos, como la vida, que sigue y en la que queremos seguir, aunque nos duela.
A quien no la ha visto: por favor, dale una oportunidad. A quien la ha visto: por favor, vuelve a disfrutarla.
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