Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
You must be a loged user to know your affinity with Alazar
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
4
15 de enero de 2017 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un marido encuentra a su mujer desnuda en la cama a las dos de la tarde. Cuando le pregunta que hace ahí a esas horas, ella le responde que un dolor de cabeza insoportable le obligó a dejar la comida a medio hacer para echarse en la cama, su desnudez la justifica diciendo que el dolor de cabeza se debió a un ataque de calor. Posteriormente ve unos pantalones que no son suyos en una silla y la mujer le explica que era un regalo que le iba a hacer. Cuando el marido coger los pantalones y los va a meter en el armario, se encuentra a un hombre desnudo. El marido sorprendido le pregunta al hombre que hace hay, y este le dice: “¿Has creído todo lo que ha dicho tu mujer?”. “Si” responde el marido. Entonces, el hombre agarrándose a la barra de las perchas le dice: “Pues sube que esto es el metro.” Paul Verhoeven piensa que sus espectadores son como este confiado marido, si a mitad de la película no se han salido del cine, cualquier cosa que les cuente se la van a tragar.
El subconsciente ha dado mucho juego en el cine y la literatura, y los personajes oscuros-psicopáticos han tenido siempre un especial atractivo en el cine comercial de calidad. Pero este tipo de personajes se hace verosímil en dos situaciones: cuando un entorno normal e hiper-civilizado oculta a un ejemplar distorsionante; o cuando un entorno irreal cuajado de personajes oscuros acoge a un individuo normal con el consiguiente desconcierto para ese protagonista aparentemente lucido. “La pianista” y “La semilla del diablo” serían buenos ejemplos de estas dos situaciones. En ambas el espectador accede a una realidad desconocida con un asidero en la realidad humana: el entorno circundante en la primera, el protagonista en la segunda. Pero cuando todos los personajes son perturbados en un mundo pretendidamente normal, la desafección por el relato es inevitable. El espectador debe poder aferrarse a una brizna de realidad y de sosiego para adentrarse en un mundo oscuro y patológico. Cuando esto no sucede, la película se hace simplemente inverosímil, el espectador atento se siente constantemente engañado por un mundo falso en el que las reacciones de los personajes, sus pulsiones y comportamientos, son más dignos de un cómic gore que de una narración que trata de descubrir la profundidad del ser humano.
A “Elle” la pasa exactamente eso, todo un festival de perturbados desfila ante nosotros con una aparente normalidad y civilización. La protagonista se bate con el resto de los personajes para ver quién está más desequilibrado, quien tiene un comportamiento, expresó u oculto, más desnaturalizado, o quien es más atrevido y firme a la hora de cuestionar la modalidad establecida. Eso sí, todo envuelto en el refinamiento de la alta burguesía francesa: empresarios de mercados vanguardistas, banqueros, artistas, creyentes…
Y ante esta tentación, piensan los autores de la obra, ¿Quién se va a atrever a decir que no tenemos ni idea de la psique humana, de las emociones de las personas, de cómo se relacionan las personas entre sí, y como se relacionan con su entorno? No, nadie se atreve a decirlo, esta película es una obra maestra, si habitásemos en ese mundo que describe.
30 de agosto de 2019 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si, como dice Bresson, lo importante es la forma, esta película se merece un diez, si lo es el contenido, ¡Ay!
El cuidado de cada fotograma, la exposición al sol, la luz de atardecer –eso sí, el raccord de esta luz flojea en los planos, contraplanos– los contraluces y el color son de una delicadeza incomparable; en los interiores la calidez de la luz artificial o las luces extremas del día cuidan y realzan la intimidad o la violencia de cada escena. El tempo, el ritmo de las secuencias, las cadencias narrativas… todo ello es de una belleza indescriptible. Pasan las más de tres horas que dura la película con sosiego, y una profunda sensación de estar asentados en lo bello del mundo, por muy fríos que sean los paisajes, feos los personajes e inmorales las actitudes, todo esto, evidentemente, hecho conscientemente para no pecar de preciosismo.
Pero cuando analizamos lo que nos quiere contar el director, a mí por lo menos, se me pone cara de alma de cántaro. Las reflexiones intrafamiliares están bien, pero no dan demasiado de si, ni muchísimo menos llega a la complejidad de Bergman –para eso hay que ser nórdico– ni tampoco a las más primitivas de los Taviani o a las más frescas e inocentes de Scola, en fin que los problemas familiares están tratados bien, pero nada más. Con respecto a los problemas de identidad del protagonista, tampoco es un trabajo de investigación psicológica de primera, los devaneos entre el yo-ideal y el yo-real son algo triviales y la necesidad de autoafirmación a través del arte carece de las sutilezas necesarias para hacerla de primera. Y es que, y me jode decirlo, ni siquiera la entrega de la madre a la familia resulta suficientemente delicada para que sea del todo verosímil.
Eso sí, esos instantes de poética cuasi surrealista a los que nos tiene acostumbrados el director, siguen siendo brillantes, y algunas interpretaciones, especialmente la de los padres, a mí me conmueven muchísimo.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para