Tom Ford retrata la crisis de la mediana edad, desde la inestabilidad emocional por la que atraviesa quién carga con culpas, deudas no saldadas. ¿Quién no las tiene? Lo novedoso de esta puesta en escena, es la riqueza de los personajes. Un escritor cuya fortaleza y valía fuera puesta en duda, una mujer atrapada en un marco de insatisfacción personal producto de decisiones de vida acotadas a lo políticamente correcto en lo aparente pero sumamente crueles e inaceptables en lo fáctico. Y una historia brutal como protagonista, que desanuda todo posible tejido de contención. Por momentos perturbadora, por momentos predecible pero siempre creíble. Excelente interpretación de Amy Adams y Jake Gyllenhaal. Extraordinario trabajo de Michael Shannon. Laura Linney hace gala de toda su experiencia y versatilidad en un personaje de líneas breves pero categóricas, determinantes en el desarrollo de la historia. Estéticamente impecable, nada sorprendente teniendo en cuenta los antecedentes de su director.

Honesta y realista puesta en escena de los conflictos que se generan cuando se encuentran en un mismo lugar y sin aviso, diferentes generaciones, con todo lo que conlleva: diferentes objetivos, diferentes situaciones personales que llevan a decisiones de vida diferentes. Sin hacer juicios de valor, expone la diversidad desde un lugar objetivo, remarcando cuán arraigados llevamos determinados estereotipos familiares. Apropiada actuación de Olivia Thirlby. Magistral actuación de Rosemarie DeWitt. La actuación de John Krasinski, lo esperable. Ni más ni menos.