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7.1
69,937
7
28 de diciembre de 2012
28 de diciembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta no es la historia de un náufrago que se ve obligado a convivir con un tigre.
Ya decía yo que la película no podía haber tenido tanto exito contándonos la ya repetida historia de un náufrago. La vida de Pi esconde mucho más, nos sumerge en un viaje mágico cargado de momentos fáci y dificilmente olvidables a partes iguales. No llega a emocionar, pero proporciona amplias dosis de entretenimiento y un gran espectáculo visual, a veces demasiado escandaloso (el mar está más iluminado de noche que de día).
Lo peor: la duración, muchas escenas sin nada que aportar. Uno no se puede hacer amigo de un tigre así como así, pero me habría gustado un resumen del proceso.
Lo mejor: el final, que paso a comentar en el spoiler.
Ya decía yo que la película no podía haber tenido tanto exito contándonos la ya repetida historia de un náufrago. La vida de Pi esconde mucho más, nos sumerge en un viaje mágico cargado de momentos fáci y dificilmente olvidables a partes iguales. No llega a emocionar, pero proporciona amplias dosis de entretenimiento y un gran espectáculo visual, a veces demasiado escandaloso (el mar está más iluminado de noche que de día).
Lo peor: la duración, muchas escenas sin nada que aportar. Uno no se puede hacer amigo de un tigre así como así, pero me habría gustado un resumen del proceso.
Lo mejor: el final, que paso a comentar en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ésta no es la historia de un náufrago que se ve obligado a convivir con un tigre, o a lo mejor sí, o quizá no es ni la una ni la otra. Pocas personas saldrán con una conclusión totalmente clara y si lo hacen, seguirán buscando argumentos que rebatan su teoría para combatirlos con otra buena argumentación, porque ahí está la gracia de la película, su final abierto y la variedad de posturas que genera para el debate.
Para algunos, el tigre es un simbolismo que refleja el llevado a cabo por la religión para desarrollar sus mensajes y para darle grandiosidad y misterio a los mismos. A la gente le gusta creer en el tigre (al final la historia que consta en el informe de los periodistas es ésta) porque es mucho más impresionante, pero la cruel realidad es bien diferente. De ésta forma se estaría negando rotundamente su posible existencia.
No creo que la intención del autor haya sido ésta. Según éste, todas las religiones cuentan la misma historia de forma distinta, pero no especifica que ninguna de ellas sea más o menos cierta, o más o menos probable. En nuestro caso, la versión del tigre sería mucho más fantasiosa, pero en mi opinión el autor nos invita a preguntarnos ¿y por qué no debería ser ésta? Al fin y al cabo lo que nosotros hemos visto a lo largo de la peli es la del propio tigre. En cualquier caso, la verdadera cuestión no yace en saber si el tigre es o no es real, sino en tener o no tener fe en su existencia.
Aquí se encuentra lo mejor de la película. O igual no, cada uno que crea lo que quiera.
Para algunos, el tigre es un simbolismo que refleja el llevado a cabo por la religión para desarrollar sus mensajes y para darle grandiosidad y misterio a los mismos. A la gente le gusta creer en el tigre (al final la historia que consta en el informe de los periodistas es ésta) porque es mucho más impresionante, pero la cruel realidad es bien diferente. De ésta forma se estaría negando rotundamente su posible existencia.
No creo que la intención del autor haya sido ésta. Según éste, todas las religiones cuentan la misma historia de forma distinta, pero no especifica que ninguna de ellas sea más o menos cierta, o más o menos probable. En nuestro caso, la versión del tigre sería mucho más fantasiosa, pero en mi opinión el autor nos invita a preguntarnos ¿y por qué no debería ser ésta? Al fin y al cabo lo que nosotros hemos visto a lo largo de la peli es la del propio tigre. En cualquier caso, la verdadera cuestión no yace en saber si el tigre es o no es real, sino en tener o no tener fe en su existencia.
Aquí se encuentra lo mejor de la película. O igual no, cada uno que crea lo que quiera.
5
28 de diciembre de 2012
28 de diciembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y no es que tenga nada en contra de ellos, pero de esa forma, nuestro gran escritor no habría tenido la iniciativa de escribir un relato para entretenerlos y quizá la hubiera concebido de otra manera. Ojalá hubiese pensado en situar El Hobbit en otro mundo, con otros personajes que no tuvieran nada que ver con la trilogía que vendría después. Sólo así mi valoración se correspondería con la película, y sólo así habría destacado de entre las de su género: por su maravillosa ambientación, banda sonora, ritmo narrativo e interpretaciones, poniendo como pequeño inconveniente la duración (pequeño porque aunque sobren 30 o 40 minutos, la película entretiene igualmente).
Sin embargo, todos éstos magníficos recursos se desmoronan irremisiblemente cuando se la compara con El Señor de los Anillos. Poruqe aunque admiradores y fans se esfuercen por no hacerlo y considerarla independiente, el direcetor no deja paso a dicha evasión, pues son constantes las alusiones y los guiños a la trilogía. A mí en particular, me resultó imposible no caer en la tentativa, y la consecuencia fue un sabor bastante amargo.
Porque qué sabor puede quedar después de imaginarte cómo habría terminado la aventura en la que Bilbo se embarcaba con la mayor de las ilusiones, si ésta se correspondiese en tono con El Señor de los Anillos. Qué esperanzas se habrían tenido en unos enanos valientes pero inexpertos, cuya habilidad se basa en saquear despensas, hacer chistes y tener nombres tan curiosos como olvidables; en el mundo de El Señor de los Anillos, supuestamente el mismo que el de El Hobbit, pero en cambio tan diferente. No nos engañemos, nuestros entrañables enanos son carismáticos pero no son héroes, y el argumento desarrollado es entretenido, pero carece de la profundidad de su predecesora. Aunque ésto no sea culpa del director, pues el transcurso alegre y desenfadado de la historia es fiel sinónimo del libro, y éste en un principio se pensó como un cuento, creo que se podría haber hecho algo más para que no diese esa impresión tan infantil, para dejar en la memoria de los seguidores de la saga un recuerdo mejor.
Por todo esto, recomiendo encarecidamente la película a los que no hayan vistos las anteriores o los que sean realmente capaces de no hacer comparaciones.
Sin embargo, todos éstos magníficos recursos se desmoronan irremisiblemente cuando se la compara con El Señor de los Anillos. Poruqe aunque admiradores y fans se esfuercen por no hacerlo y considerarla independiente, el direcetor no deja paso a dicha evasión, pues son constantes las alusiones y los guiños a la trilogía. A mí en particular, me resultó imposible no caer en la tentativa, y la consecuencia fue un sabor bastante amargo.
Porque qué sabor puede quedar después de imaginarte cómo habría terminado la aventura en la que Bilbo se embarcaba con la mayor de las ilusiones, si ésta se correspondiese en tono con El Señor de los Anillos. Qué esperanzas se habrían tenido en unos enanos valientes pero inexpertos, cuya habilidad se basa en saquear despensas, hacer chistes y tener nombres tan curiosos como olvidables; en el mundo de El Señor de los Anillos, supuestamente el mismo que el de El Hobbit, pero en cambio tan diferente. No nos engañemos, nuestros entrañables enanos son carismáticos pero no son héroes, y el argumento desarrollado es entretenido, pero carece de la profundidad de su predecesora. Aunque ésto no sea culpa del director, pues el transcurso alegre y desenfadado de la historia es fiel sinónimo del libro, y éste en un principio se pensó como un cuento, creo que se podría haber hecho algo más para que no diese esa impresión tan infantil, para dejar en la memoria de los seguidores de la saga un recuerdo mejor.
Por todo esto, recomiendo encarecidamente la película a los que no hayan vistos las anteriores o los que sean realmente capaces de no hacer comparaciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A los que no, ahí van algunos ejemplos de lo que hubiese pasado si los 13 enanos y compañía hubiesen vivido 60 años después.
El episodio dentro de la montaña habría tenido un desenlace bastante más cruento, pues los abrazos y caricias que reciben por parte de los trasgos que van encontrando en su camino en la huída(todos hechos a ordenador, lo que les da su toque irreal y ajeno) se transformarían en las flechas, cuchilladas y hordas de orcos sedientas de sangre que nos acojonaban al son de los tambores en las Minas de Moria: un verdadero infierno, con sus mortales abismos (de esos que no vale caerse encima de una plataforma), y claro que sí, con su señor demonio, una bestia descomunal cuyo enfrentamiento termina en la ficticia muerte de Gandalf. En este último caso el equivalente es un gordo con papada, que en el último instante, ¡aha, apare en medio del camino!, pero bueno, bastonazo al ojo y tajo a la panza y a correr, toda una azaña.
No contentos con estas dosis de inigualable acción y adrenalina, momentos después nos ataca el horco pálido con su temible montura, ¿y qué hacemos?, ¡a los árboles!. ¿Qué habría hecho cualquiera de los monstruos de las entregas anteriores?. Peor aún, ¿qué habrían hecho los hambrientos huargos, que tanta confusión y desconcierto sembraban entrenlas tropas? Comerse el árbol y lo que hiciera falta. Pero no, aquí se las apañan para dejarlos al borde del precipio en situación precaria cuando, ¿qué ven mis ojos?, ¡son piñas!, ¡quemémoslas y que ardan esos chuchos malos!. Todo como una excursión en el monte de segundo de preescolar.
Y por último, como colofón, la genial ocurrencia del mago fumeta para despistar a sus perseguidores gracias a la tremenda habilidad y velocidad de sus CONEJOS. Este homenaje a Tom y Jerry por los montes de la Tierra Media sólo se ve ensombrecido por el propio inventor de la idea, un mago que se nos cuela en la película de mala manera y que no tendría nada de especial si no fuera por su gran amistad con Sebastian. ¿Oye, y quién es Sebastian? ¿El de la Sirenita? Pues no, es un adorable erizo con el que se nos saltan las lágrimas al ver los estragos que le provoca un siniestro hechizo lanzado por el Nigromante, cuya actuación todavía está por ver. Si todo sigue igual, acabará lavando platos y cantando en coro con los enanos en la casa de Bilbo.
Como ya he dicho antes demasiado infantil, que no estaría mal si fuera otra, pero no se yo que estarán pensando Boromir y todos los que se sacrificaron honorablemente en sus respectivas pelis, sabiendo que sólo tenían que haberse esperado 10 añitos para beber cerveza y bailar con trasgos.
El episodio dentro de la montaña habría tenido un desenlace bastante más cruento, pues los abrazos y caricias que reciben por parte de los trasgos que van encontrando en su camino en la huída(todos hechos a ordenador, lo que les da su toque irreal y ajeno) se transformarían en las flechas, cuchilladas y hordas de orcos sedientas de sangre que nos acojonaban al son de los tambores en las Minas de Moria: un verdadero infierno, con sus mortales abismos (de esos que no vale caerse encima de una plataforma), y claro que sí, con su señor demonio, una bestia descomunal cuyo enfrentamiento termina en la ficticia muerte de Gandalf. En este último caso el equivalente es un gordo con papada, que en el último instante, ¡aha, apare en medio del camino!, pero bueno, bastonazo al ojo y tajo a la panza y a correr, toda una azaña.
No contentos con estas dosis de inigualable acción y adrenalina, momentos después nos ataca el horco pálido con su temible montura, ¿y qué hacemos?, ¡a los árboles!. ¿Qué habría hecho cualquiera de los monstruos de las entregas anteriores?. Peor aún, ¿qué habrían hecho los hambrientos huargos, que tanta confusión y desconcierto sembraban entrenlas tropas? Comerse el árbol y lo que hiciera falta. Pero no, aquí se las apañan para dejarlos al borde del precipio en situación precaria cuando, ¿qué ven mis ojos?, ¡son piñas!, ¡quemémoslas y que ardan esos chuchos malos!. Todo como una excursión en el monte de segundo de preescolar.
Y por último, como colofón, la genial ocurrencia del mago fumeta para despistar a sus perseguidores gracias a la tremenda habilidad y velocidad de sus CONEJOS. Este homenaje a Tom y Jerry por los montes de la Tierra Media sólo se ve ensombrecido por el propio inventor de la idea, un mago que se nos cuela en la película de mala manera y que no tendría nada de especial si no fuera por su gran amistad con Sebastian. ¿Oye, y quién es Sebastian? ¿El de la Sirenita? Pues no, es un adorable erizo con el que se nos saltan las lágrimas al ver los estragos que le provoca un siniestro hechizo lanzado por el Nigromante, cuya actuación todavía está por ver. Si todo sigue igual, acabará lavando platos y cantando en coro con los enanos en la casa de Bilbo.
Como ya he dicho antes demasiado infantil, que no estaría mal si fuera otra, pero no se yo que estarán pensando Boromir y todos los que se sacrificaron honorablemente en sus respectivas pelis, sabiendo que sólo tenían que haberse esperado 10 añitos para beber cerveza y bailar con trasgos.
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