Cada capítulo de esta serie está rodado con una calidad altísima, cada uno podría ser en sí mismo (si no fuera porque el guión no puede autoconcluirse en un solo episodio) una película, y de las buenas. Desde el primer plano hasta el último, todo está cuidado y tratado con respeto: luz, sonido, montaje, fotografía. El guión está tratado sin exposiciones forzadas, que podría haber sido lo más fácil, y permite al espectador sacar sus propias conclusiones sin tomar partido ni enjuiciar a los personajes. Y la interpretación del trío protagonista es soberbia, la guinda del pastel. Sobresaliente Ben Stiller.

Drama basado en las memorias de la protagonista, que, a nivel narrativo es interesante, básicamente por su forma de montaje donde se intercala la historia del pasado con el presente. Es este hecho, junto a las interpretaciones del trío principal, lo mejor del film, que sin embargo tiene su principal agujero, y no pequeño, en, curiosamente, el guión donde se apoya: sin haber leído aquellas memorias, o bien el director no ha sabido extraer de manera equilibrada los episodios, o bien es la propia escritora quien deja descolocado al lector.

No se entiende cuál es la intención de Jason Reitman, el director de esta película, y eso es malo, muy malo. Solo la interpretación de Charlize Theron salva los noventa y cuatro minutos, aunque ni eso es suficiente para invertir el tiempo en ver este film.

Cuarta película en mi haber de Asghar Farhadi y cuarta satisfacción cinéfila que me llevo durante las dos horas de la película, y mucho más allá por las sensaciones que deja. Constantemente Farhadi está mostrando y contando bastante más de lo que se ve, con una gran cantidad de subtexto que obliga a reflexionar más allá del simple visionado para exprimir lo que nos quiere estar exponiendo. La trama está muy bien hilada y aunque a veces coquetea con lo increíble, lo verosímil sale airoso porque consigue dar matices y detalles muy sutiles que dotan y empacan de sentido a lo que va ocurriendo, en ningún momento expone forzadamente datos ni detalles que no sean oportunos, todo lo da cuando lo tiene que dar. El trasfondo, lo que está en juego, no es otra cosa que la situación (asfixiante) de la mujer en el contexto iraní, y consigue darle una visibilidad mayúscula si se está pendiente de los detalles que van aconteciendo, por lo que el objetivo del guión está más que conseguido. Las interpretaciones son muy naturales y los aspectos técnicos son también los apropiados para conseguir transmitir todo lo que está latiendo bajo la obra. Algunas veces es cierto que pierde algo de pulso, pero lo retoma con éxito y consigue cerrar una película de notable con un final más que sencillo.

Tres anuncios en las afueras es una película interesante, bastante original, aunque, en la misma medida, sobrevalorada. Da la sensación que la crítica, demasiado condescendientemente, pasa por alto algunos baches de guión cuasi imperdonables para que realmente alcance esa definición de película sobresaliente. Sí, original, de género inclasificable, pero son demasiadas las situaciones poco creíbles aún tratándose de la vida cotidiana de un pueblo recóndito en el sur de EEUU. Y, junto a esas secuencias inauditas, se nos dibujan unos personajes que, sino fuera por la fuerza que imprime Woody Harrelson, y sobre todo la interpretación de McDormand, podría haber sido hasta una película menor. Quizás gran parte de lo que no se sostiene es el excesivo devaneo con los géneros: ¿comedia negra? ¿thriller?. Quizás, aún no lo sé, ni lo uno ni lo otro.