El que no te dejaran ni pestañar era para mí una de las características comunes a todos los films de Tarantino. Nunca había pensado que llegaría a ver una película filmada y escrita por él que me aburriera, con tantos diálogos carentes de gracia, con recursos de director sin oficio. Me produjo somnolencia.

He disfrutado de varias de sus viejas películas a lo largo de estos años, y las seguiré disfrutando. Pero ¿qué decir de una comedia que no te hace reír ni sonreír? El director ha perdido la gracia, ha dejado vaya a saber dónde el toque mágico que tenía para hacer arte renovador, transgresor, vivificante. Esto que acabo de ver es mamarrachesco, tedioso y ordinario.