Ese niño al que le perdemos la pista, el francotirador, el torturador violador y el hombre emigrado a Canadá sólo tienen el vínculo de las historias contadas por otros personajes, y un símbolo tatuado en el talón que nos ayuda a hacer todo más creíble.

Y no porque sea una mala historia, sino porque más bien va dando tumbos para amoldarse a lo que la película quiere transmitir a cada instante. Por momentos, a uno le apetecería que esta nueva película fuera una serie, como Stranger Things, para tener horas y horas de material en el que explorar ese nuevo universo. Pero hay que hacerle hueco a la nostalgia, que cualquier aficionado al cine de los 80 comprará sin rechistar, y que funciona muy bien pero, como todas las cosas a las que hay que hacer hueco, a veces no encaja a la perfección. Algunos elementos nostálgicos ayudan a la trama a avanzar, aunque para espectadores neófitos parecerá una historia torpemente desarrollada.

He ahí el problema de estos nuevos Cazafantasmas, tiene todo lo necesario para contentar a viejas y nuevas generaciones, pero por el camino se olvidó de cimentar los elementos propios que la habrían convertido en mucho mejor película pero, quizás, peor homenaje.

Todos los personajes masculinos de la película son presentados como seres asquerosos, de los que una quiere alejarse y con una mente retorcida. Hasta los taquilleros de metro y bus parecen ariscos. Entendiendo perfectamente que se trata de transmitir un mundo masculino hostil, en especial para unas adolescentes fuera de casa y en una ciudad como Nueva York. Siendo una representación que entiendo oportunista (todos tenemos en nuestro entorno buenas y malas personas, independientemente del género), el discurso me mosquea especialmente cuando le piden dinero al joven al que conocen en un autobús. ¿Quién les obliga? ¿De verdad no hay otra alternativa realista? ¿O es simplemente para 'vengarse' de los hombres?

Me interesa mucho ver estos puntos de vista feministas en películas tan bien planteadas. Pero en este caso, esa carga le resta algo de veracidad a lo que percibo como espectador. La directora parece más interesada en dar una lección a los hombres que en crear una historia con más carga realista.