La sensación que me deja esta película es la de ser un fallido intento de relleno, como el del escritor que se ve obligado a entregar una nueva obra en un plazo prefijado y en momentos de escasa inspiración. Tan pobre de recursos como pobre es la barquichuela en la que estos pretendidos aventureros inician su periplo en busca de la preciada flor. A pesar de su relativa corta duración, consigue hacerse insoportablemente larga y tiene más tintes de telefilme que de producto para ser exhibido en salas comerciales. Si nunca segundas partes fueron buenas, en este caso no ha podido ser peor.

Para quienes tuvimos ocasión de gozar con las peripecias del genuino inspector Clouseau, esta pantomina no sólo resulta insoportable sino que se hace irritante por momentos. Un irreconocible Steve Martin intenta dar vida a un personaje que no la tiene, convirtiendo los pretendidos gags en payasadas sin menor gracia. Al igual que muchos, me pregunto qué se le había perdido a Jean Renó en semejante esperpento. Recomendable para verla mientras se hacen otras cosas más importantes. Por destacar algo, me quedo con Beyoncé; como actriz queda pésima, pero es innegable que la criatura tiene su encanto.