¿Has sentido alguna vez ese deseo de salir, de correr, de vivir? American Beauty forma parte de ese pequeño conjunto de detalles que consigue que por un momento enfoques el mundo de otra forma, que te asomes a la ventana y veas el mismo parque, la misma carretera, el mismo grupo de gente con otros ojos. Te hace sonreír. Pocas películas dejan huella, pocas películas seducen con la esencia de lo cotidiano, de lo vulgar. Y es precisamente cuando a través de lo ordinario descubres donde reside la verdadera belleza.

Si eres un aficionado al thriller, un amante del cine de misterio . Esta no es tu película. Sin embargo, si te aburres lo suficiente y tienes dos largas horas sin plan asignado, ¿por qué no verla?
Esta película contaba con un buen planteamiento inicial, pero todo acaba como de costumbre, y como de costumbre, todo acaba mal.

¿Los actores? Conocidos, a pesar de todo, parecen niños recitando la cenicienta en una obra del colegio.

¿Los personajes? Puro estereotipo, genio profesor con un ego más grande que el presupuesto de esta película. El protagonista sigue las líneas de todo protagonista alumno que admira al profesor. Y es con las chicas con quien entra la originalidad, dejando a un lado que la historia de amor de Pretty Woman es más creíble que la que ocurre en la película, por primera vez en un thriller que carece de todo lo que no es impresionar de forma fácil al público, las protagonistas no son todo agraciadas que debieran siendo este el supuesto punto fuerte de la película.

Y ahora lo mejor las matemáticas. Digamos que lo único relacionado con este tema
se puede ver en la portada:
- Una pizarra emborronada llena de números.
- Una complicadísima ecuación, que hay hay que admitir que el director pone empeño en explicar: Lógica·Lógica +(misterio) /amor= ASESINO.