Mother! Un insulto al intelecto del hombre. La banalización del arte. La destrucción del cine. Sociedad corrompida, almas vacías, sensibilidad olvidada.

El cine me produce sensaciones únicas. Sensaciones verdaderas. Yo voy al cine a observar y a disfrutar. Y a partir de ahí, las grandes películas dan de si todo lo que uno quiera: pensar, aprender, llorar, soñar. Miles y miles de sensaciones, ideas, discusiones, conclusiones.... Hoy solo he sentido asco. Desprecio.
He sentido como un director pretencioso y pedante trata de reinterpretar partes del libro más famoso jamás escrito, buscando dar una visión de algo (o de nada) que sin duda no consigue trasmitir, sometiendo todo al caos y al absurdo total. Lo que en un principio podrían ser un par de buenas ideas de crítica social y del individuo pasa a ser la mayor farsa que he visto en el cine. En la forma, la película técnicamente es un logro, con alguna que otra buena actuación por parte de un selecto reparto. Pero lo importante es el fondo, no la forma. Ni si quiera soy capaz de atreverme a decir que carezca de él, lo que verdaderamente asusta es tratar de comprender, si es que Aronofsky nos deja alguna opción, qué hay detrás de todo ese efectismo, ese caos y, en definitiva, ese sin sentido.

No perdamos la pureza del cine, la pureza del arte. Ética y estética. No todo vale. No convirtamos algo tan directo y profundo en un par de horas de sensaciones vacuas, repetitivas e irreales.