¿Alguien escuchó hablar alguna vez sobre "La tragedia Griega"?
Hybiris, Anagnórisis y Catarsis.

Hybiris es la soberbia del personaje principal.
Alex y sus drugos viviendo en un mundo cruel.
Alex ama al lenguaje, ama la belleza, ama la música y ama la violencia.
Vive en su propio Edén donde, sobre un falso pedestal disfruta el sufrimiento de los "vecos" o individuos que se cruzan por su camino.
Es el líder de su grupo, dónde tres acompañantes se someten a sus intereses sin decir ni una palabra.

La Anagnórisis es el reconocimiento o descubrimiento.
Una rápida salida del lugar dónde sintió la humillación.
Donde descubrió que disfrutaba una libertad que no apreciaba.
Donde perdió la soberbia de sentirse el conductor.
Alex es sometido al sufrimiento de la rápida salida de la cárcel.
Sometido y dejado en libertad pero aprisionado siendo "La naranja mecánica", El hombre mecánico.
¿Quien hace ahora el mundo cruel?

Y finalmente la Catarsis, la purificación de las emociones.
Se dice que el público la siente mediante la experiencia de compasión.
Lo dejo a sus criterios.

Muchos dicen que lo que esta película intenta trasmitir es solo lo "malo" de la violencia en el mundo.
No es verdad.
Vivimos en un mundo donde la violencia no es aceptable, exacto, nos enfrentamos a un líder totalmente violento, que descubre lo malo de la violencia y lo sufre.
Pero esperen un segundo, la violencia a través de la soberbia no es la mejor manera de demostrar que es inaceptable. Mucha gente se cree más que otra y desearía ser cómo el pequeño Alex.
Pero esperen ¿Piensan que Alex aprendió la lección?.
Miren de nuevo el final.
Claro, rara, desagradable, hermosa, excelente, inteligente, un puro y profundo lavado de cabeza.

La mayor cantidad de críticas que he leído sobre esta película hacen referencia al gran James Nachtwey.
Pero, al hablar de la película en si, ¿Qué transmite esta película? Dejando de lado la gran fotografía de Nachtwey.
La película me pareció pésimamente lograda. No hubo transmisión alguna a través de la preparación de esta.
Claramente, la fotografía de Nachtwey merece un 10, pero en el caso de estar en una página de cinéfilos me encuadro a criticar la película en si como mal lograda y con un argumento totalmente desperdiciado.

Nos venden, en un principio, un documental ya editado en un marco que le agrega verosimilitud a la película. Un exorcista llamado Cotton Marcus que dice no creer en el trabajo que realiza, tiene como único objetivo a través de diferentes estrategias de engaño hacer un trabajo creíble para poder mantener a su familia con el dinero ganado.
Muy buenas actuaciones nos meten de lleno en una trama completamente realista. Lo que se busca hacer con el engañoso exorcista es crear el realismo necesario para meternos en una inexistente credibilidad cuando se encuentra con Nell el caso,esta vez, verdadero de una niña poseída por un demonio en el supersticioso estado de Louisiana.
Nos encontramos entonces con una bella niña que permaneció aislada por mucho tiempo y con una extraña sobre actuación de bondad que con asombrosas escenas es poseída por el demonio.
Los movimientos de cámara, la voz en off, la imagen fuera de foco. Todos trucos normales ya conocidos, creíbles de una cámara y un documental real en la ficción de la película. Pero... ¿De adonde salían esos estruendosos ruidos que lograban que salte de la butaca?.
Esta película me dejó con un montón de preguntas sin responder.
Un final que realmente destaco porque se pudo lograr un desenlace que no tuvo nada que ver con el resto de la película, por primera vez, pero que si la ves de nuevo ya sabiendo el final puede que no te sorprenda.
Pareciera que, como el protagonista, la película intenta encubrir un fraude con sobresaltos estúpidos, con incoherencias y con buenas actuaciones.
Pasable.