Me pareció una película estática y predecible, tiene sus momentos interesantes pero descuida bastantes aristas que quedan a mi juicio poco pulidas. El protagonista me enganchó con su carisma aunque ahí quedó, no pasó más allá. Me dejó la impresión de haber visto una película más, algo no particularmente interesante.

La primera vez que vi esta película, mi atención fue decayendo progresivamente. Las altas expectativas que tenía de ella me infundieron el ánimo de gozar los primeros 30 minutos, tiempo en que permanecí asintiendo con la cabeza, pretendiendo con inocencia anticipar lo que se aproximaba. Con la esperanza de que algo pudiese pasar esperé con paciencia que algo me iluminara. La música hasta este punto era mi único consuelo. El giro definitivo no sucedió hasta que ya fue demasiado tarde, había cruzado el umbral del hastío, mi esperanza de sorprenderme había sido sofocada. En un punto ya estaba incómodo, quería que se acabara, me sentía estafado, la música me cansaba, el personaje me caía mal. Lo peor es que al terminar la película me quedé atónito, mis ojos estaban como platos, no lo podía creer, ¡Por fin pasaba algo interesante y lo cortan así!

Usualmente cuando una película termina me quedo con alguna emoción. Algunas me brindan la sensación de que algo significativo ha pasado en mi vida, que me ha cambiado para bien, otras me hacen reír por, ya sea por lo graciosas o por lo ridículas. ¿Qué sucedió esta vez? Mi vida permaneció intacta, fue como ver un documental, y ni siquiera un buen documental con la neutralidad propia de las ciencias sociales, sino una parodia parcial y delirante.
Con la cabeza fría uno se da cuenta de que tiene su lado bueno, pero no es nada que no se haya dicho ya en las abundantes valoraciones positivas.