Yo no sé si es que esta serie me pilló de lleno en uno de mis múltiples intentos de dejar de fumar o si simplemente es horrorosa, pero pocos productos audiovisuales me han exasperado tanto. Tan es así que me veo obligado a escribir mi primera crítica en esta plataforma, casi a modo de desahogo catártico.

El primer capítulo te atrapa con una premisa interesante y misterios dispersos por aquí y por allá como pequeños anzuelos esperando a que te abalances sobre ellos. Obviamente te recuerda a Lost. ¡Coño, incluso sale Harold Perrineau!

Pero no.

A poco que avanzas en la trama te encuentras inmerso en situaciones y conversaciones absurdas e insulsas, clichés mal llevados y, sobretodo, personajes que piden a gritos un patadón en la cara, tanto por las decisiones estúpidas que toman como por lo tremendamente odiosos y anti carismáticos que son.

Finalmente, para cuando te quieres dar cuenta ya estás totalmente sumido en un pozo infecto repleto de los dramitas de gente que no te importa lo más mínimo, cliffhangers sobadísimos y una trama que no avanza lo más mínimo. La potencia inicial de la premisa se diluye como un azucarillo y solo queda la más absoluta nada.

Voy por la mitad de la temporada 2 y no sé si siento fuerzas para seguir, no funciona ni tratando de poner el cerebro en modo automático.