Amaya, una niña de seis años, desaparece en la cabalgata de Reyes de Málaga. Una periodista de prácticas (Milena Smit) comienza a cubrir el caso. El primer acusado de raptar a la niña es el mejor amigo del padre, que resulta tener una red de distribución de vídeos de pornografía infantil junto a su hijo menor de edad. A partir de ahí nos tiramos incontables minutos investigando la red de porno infantil y como la reportera fue violada en su momento, y esto la lleva a intentar encontrar a la niña.

Hasta ahí todo bien, puesto que uno piensa que quien ha raptado a la niña tiene algún tipo de relación con esta red. (porqué si no llevarían dando el coñazo con el mismo asunto 4 capitulos). Pues no, resulta que a Amaya la rapta una mujer que era paciente de la Madre (es ginecóloga y la secuestradora no puede tener hijos) en mitad de una plaza céntrica de Málaga. Evidentemente, no hay ningún tipo de cámaras que puedan identificar a esta mujer, ni la madre de Amaya (que tiene 9 años para pensar quien podria raptar a su hija) se acerca a ninguna conclusión de que el secuestrado podria ser “el clásico paciente que no puede tener hijos”.

En fin, esto es solo una de las infinitas incoherencias que tiene este guión, del cual quiero olvidarme ya, si su deseo es atormentarse con Thriller basura, le recomiendo que se sienta en el sofá, apague las luces y disfrute de este desastre de producción.

No nombraré las grises interpretaciones de José Coronado y Milena Smit, que hacen de esta mini-serie, aún peor.