y para terminar una ridícula aparición de un Ché Guevara asequible al pueblo y de 2 metros de altura. Pero si hasta al final el poli (Costello) se pone de parte del anarquista Lucio Urtubia (la eterna historia de siempre en la que los comunistas/anarquistas tratan de convertir al malo en bueno y al bueno en malo). Un conglomerado de despropósitos que bien merecería entrar en categoría de comedia porque tiene más de parodia que de otra cosa (pero desonraría a las comedias que se toman en serio esto del cine).

Por cierto, el final ya es totalmente rocambolesco, en el que, como ellos mismos dicen, un simple albañil gana a la gran banca mundial chantajeándoslos. Que no sea por fantasía y tergiversar la realidad.

En la temática se compara el franquismo al nazismo y bueno, hasta ahí puede entenderse aunque haya muchos elementos diferenciadores (que había en ciertos sectores de ultraderecha proximidad a todo lo relacionado con Hitler, lo compramos, aunque chirríe un poco que en el año 82 en el que está ambientada la película, fuese tan abrumador y descarado como se muestra en el filme).

Pero va más allá y empieza a hacer alusiones a los muertos en las cunetas (según ellos siempre de izquierdas, que pareciera que sólo hubo un bando combatiente en la guerra civil española).

La forma en la que la película desprecia y ridiculiza a la sociedad española de la época, con los tópicos manidos de catetos con bandera en ristre, sin más preocupación que el fútbol y analfabetos funcionales, llega ya hasta insultar.

Y por cierto, unos errores de bulto que también apuntan al director y todos sus miembros de producción. Entre ellos que se diga que el protagonista de veintitantos largos o treinta años como mucho, sea un huérfano de la guerra civil española. Por favor, no es tan difícil la cuenta matemática, de primero de primaria (vergüenza ajena).

Supongo que tal adoctrinamiento irá dirigido a los más jóvenes que han perdido un poco de perspectiva, al no tener, la mayoría, otra noción que lo que se les cuenta en los institutos, porque un adulto mínimamente formado se da cuenta enseguida del mal intencionado trasfondo de esta PELÍCULA PARA OLVIDAR.

No hay spoiler que valga porque es lo de siempre con este tipo de películas, superioridad moral por doquier y República buena e inofensiva y el bando contrario unos asesinos crueles e inmisericorde (la República pirata lo visto no fusiló a nadie (ni a presidentes, ni a ideólogos, ni a curas, ni a combatientes ni partidarios del bando contrario). En una palabra: mediocre.