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SerieAnimación

7.5
289
Animación
9
29 de abril de 2020
29 de abril de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchas películas sobre el acto de hacer cine: Ed Wood, Boogie Nights, American Movie, etc. Estas tienden a ser bastantes populares y reverenciadas tanto por la prensa como por el público, entre quienes su servidor se incluye. Sin embargo, salvo contadas ocasiones como Shirobako, Girlish Number, y hasta cierto punto Bakuman, no ocurre lo mismo en el mundo del anime. Este uno de los principales atractivos de Keep your hands off Eizouken, pero no el único.
La historia nos ofrece una mirada sobre la relación casi antagónica entre la pasión y la eficiencia, y la necesidad de encontrar un balance entre estas dos fuerzas para hacerse paso en el durísimo mundo de la animación. Este aspecto se expresa de forma magistral en la relación y las dinámicas de las tres protagonistas, Asakusa, Mizusaki y Kanamori. Asakusa es la directora del grupo, y se especializa en la construcción de mundos, pero esto la lleva a veces a descuidar la historia. Mizusaki es la animadora, obsesionada con el movimiento, al punto en el que gasta demasiada energía en la representación minuciosa de estos. Como las jóvenes artistas que son, ambas chicas son soñadoras que viven en un estado de juego constante, construyendo a cada paso mundos imaginarios que buscan plasmar en un anime. Y en este juego, Kanamori, la productora, es quien se encarga de que los proyectos se mantengan a flote, ya sea reuniendo los recursos materiales, negociando con las autoridades escolares, o haciendo bajar a la tierra a sus compañeras para completar sus plazos de trabajo o cuando sus ideas se vuelven demasiado ambiciosas para lo que pueden hacer en el momento. A pesar de su temperamento serio y calculador, entiende que también necesita darles espacio para que su creatividad fluya en determinados momentos. Para esto da sugerencias donde puede, las acompaña en sus misiones de reconocimiento por Shibahama, esta especie de Venecia “Ghibliesca” en la que viven, en busca de inspiración para sus cortos, y las invita a un plato de ramen de vez en cuando.
Todo esto es elevado gracias al excelente trabajo y dirección actoral. El anime televisivo nos tiene, lamentablemente, mal acostumbrados a ver adolescentes que no hablan, suenan ni actúan como tales en lo más mínimo, por lo que resulta gratificante ver una interpretación más realista.
Otro aspecto a destacar es la música compuesta por Oorutaichi, que con sus guitarras con reverb, bajo pronunciado y percusión dinámica, imprime un aire tipo surf psicodélico al mejor estilo J-rock que recuerda a otras grandes bandas sonoras como la de FLCL.
En conclusión, Masaaki Yuasa y su equipo en Science Saru, aunque de forma más restringida, hacen gala una vez más de su estilo poco ortodoxo para darle vida a esta historia de emprendimiento, creación, y búsqueda artística llevada adelante por la ambición inconsciente que sólo un grupo de camaradas de secundaria podrían tener.
La historia nos ofrece una mirada sobre la relación casi antagónica entre la pasión y la eficiencia, y la necesidad de encontrar un balance entre estas dos fuerzas para hacerse paso en el durísimo mundo de la animación. Este aspecto se expresa de forma magistral en la relación y las dinámicas de las tres protagonistas, Asakusa, Mizusaki y Kanamori. Asakusa es la directora del grupo, y se especializa en la construcción de mundos, pero esto la lleva a veces a descuidar la historia. Mizusaki es la animadora, obsesionada con el movimiento, al punto en el que gasta demasiada energía en la representación minuciosa de estos. Como las jóvenes artistas que son, ambas chicas son soñadoras que viven en un estado de juego constante, construyendo a cada paso mundos imaginarios que buscan plasmar en un anime. Y en este juego, Kanamori, la productora, es quien se encarga de que los proyectos se mantengan a flote, ya sea reuniendo los recursos materiales, negociando con las autoridades escolares, o haciendo bajar a la tierra a sus compañeras para completar sus plazos de trabajo o cuando sus ideas se vuelven demasiado ambiciosas para lo que pueden hacer en el momento. A pesar de su temperamento serio y calculador, entiende que también necesita darles espacio para que su creatividad fluya en determinados momentos. Para esto da sugerencias donde puede, las acompaña en sus misiones de reconocimiento por Shibahama, esta especie de Venecia “Ghibliesca” en la que viven, en busca de inspiración para sus cortos, y las invita a un plato de ramen de vez en cuando.
Todo esto es elevado gracias al excelente trabajo y dirección actoral. El anime televisivo nos tiene, lamentablemente, mal acostumbrados a ver adolescentes que no hablan, suenan ni actúan como tales en lo más mínimo, por lo que resulta gratificante ver una interpretación más realista.
Otro aspecto a destacar es la música compuesta por Oorutaichi, que con sus guitarras con reverb, bajo pronunciado y percusión dinámica, imprime un aire tipo surf psicodélico al mejor estilo J-rock que recuerda a otras grandes bandas sonoras como la de FLCL.
En conclusión, Masaaki Yuasa y su equipo en Science Saru, aunque de forma más restringida, hacen gala una vez más de su estilo poco ortodoxo para darle vida a esta historia de emprendimiento, creación, y búsqueda artística llevada adelante por la ambición inconsciente que sólo un grupo de camaradas de secundaria podrían tener.
MiniserieDocumental

6.7
7,194
7
27 de abril de 2020
27 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiger King es como ver una película de John Waters, pero sin el encanto, la ironía, el humor o la autoconciencia. Son 5 horas de personas raras y despreciables haciendo cosas raras y despreciables. Una representación ligeramente malversada del lado grotesco de la condición estadounidense.
Siempre tuve la sensación de que Estados Unidos es como el zoológico humano del mundo. Este documental lo confirma aún más.
Siempre tuve la sensación de que Estados Unidos es como el zoológico humano del mundo. Este documental lo confirma aún más.

6.4
37,146
6
22 de septiembre de 2017
22 de septiembre de 2017
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablando desde la postura de alguien que vio la miniserie y leyó algunas partes del libro (nunca pude terminarlo, traté de hacerlo para el estreno de esta película, pero no llegué), tengo que decir que no sabía muy bien qué estaba esperando ver. Los trailers y la partida de Cary Fukunaga por "diferencias creativas" con los productores me llevaron a pensar que iba a ser una película de terror Hollywoodense convencional, y un caso de más de una posible obra maestra perdida como fueron El Regreso del Jedi de Paul Verhoeven o Pet Sematary de George A. Romero (D.E.P). Aun así, decidí juzgarla por mi cuenta, y tengo que decir: hay cosas que me gustan, y cosas que no.
Desde un punto de vista técnico, es excelente. Para un presupuesto de $35 millones (que no es mucho en términos de Hollywood), cada dólar parece estar puesto en los lugares correctos. Me gustó mucho la cinematografía, hay encuadres en ángulo y movimientos de cámara que aportan mucho a la atmósfera y la sensación de incomodidad y tensión. La recreación de la época está muy bien hecha, y los guiños que se hacen a películas y música del momento son muy divertidos, más ahora con el resurgimiento de la cultura pop ochentosa, con cosas como Stranger Things (de por sí, el chico que hace de Richie también sale en esa serie). Pero sin duda la mejor parte fue el Club De Los Perdedores; la amistad entre ellos es emotiva y totalmente creíble, así como también son sus personalidades y sus conflictos, al punto que deseás poder abrazarlos para confortarlos. Si esta hubiese sido sólo una historia sobre este grupo de amigos formando un lazo y enfrentándose a sus problemas y a crecer a la Stand By Me, creo que habría sido increíble.
Y luego viene la película de terror...
No hay duda de que el Pennywise de Tim Curry es icónico. Sin embargo mientras que este estaba centrado en actuar como un payaso burlón y gracioso, Skarsgård opta por una interpretación mucho más fiel al libro, en la que mediante el uso de movimientos, expresiones faciales e inflexiones extrañas en la voz hacen ver a este personaje como un monstruo o un alienígena imitando a un humano. En este punto vale mencionar lo satisfactorio que resulta el hecho de que los responsables de esta película hayan apuntado a la clasificación para adultos ("R", en el sistema estadounidense), ya que no solo se permitieron tener un lenguaje más vulgar acorde a la prosa de King y a como los chicos de 12 o 13 hablan, sino que también pudieron llevar la violencia hacia niveles mucho más gráficos y perturbadores. Desgraciadamente, esto es lo único bueno que creo poder decir respecto al horror. Mi principal problema con la película es que maneja este aspecto, (el más importante) de la misma manera que ya se ha vuelto una constante en la industria moderna: el uso casi exclusivo de jump-scares. Para mí los jump-scares son sólo un sobresalto, no producen un miedo real porque no producen un impacto duradero. Uno sólo está esperando a que pasen, y una vez que ocurre, la tensión se disipa. Para colmo, todos los sustos usan este recurso, y contando que ocurren casi cada 10 minutos, muchas escenas que tendrían que haber sido perturbadoras terminan siendo más y más molestas acorde va pasando el tiempo. Y lo peor es que esos momentos podrían haber sido aterradores, pero fueron arruinados por el uso constante de ruidos fuertes.
En conclusión, mi opinión es que quienes hicieron esta película estudiaron bien la fuente. Todo lo relacionado con los aspectos técnicos de la producción y con los chicos es estupendo, pero no mantuvieron el nivel cuando se trató del manejo del terror, y como resultado tenemos una obra sólida, pero no muy bien pulida.
Desde un punto de vista técnico, es excelente. Para un presupuesto de $35 millones (que no es mucho en términos de Hollywood), cada dólar parece estar puesto en los lugares correctos. Me gustó mucho la cinematografía, hay encuadres en ángulo y movimientos de cámara que aportan mucho a la atmósfera y la sensación de incomodidad y tensión. La recreación de la época está muy bien hecha, y los guiños que se hacen a películas y música del momento son muy divertidos, más ahora con el resurgimiento de la cultura pop ochentosa, con cosas como Stranger Things (de por sí, el chico que hace de Richie también sale en esa serie). Pero sin duda la mejor parte fue el Club De Los Perdedores; la amistad entre ellos es emotiva y totalmente creíble, así como también son sus personalidades y sus conflictos, al punto que deseás poder abrazarlos para confortarlos. Si esta hubiese sido sólo una historia sobre este grupo de amigos formando un lazo y enfrentándose a sus problemas y a crecer a la Stand By Me, creo que habría sido increíble.
Y luego viene la película de terror...
No hay duda de que el Pennywise de Tim Curry es icónico. Sin embargo mientras que este estaba centrado en actuar como un payaso burlón y gracioso, Skarsgård opta por una interpretación mucho más fiel al libro, en la que mediante el uso de movimientos, expresiones faciales e inflexiones extrañas en la voz hacen ver a este personaje como un monstruo o un alienígena imitando a un humano. En este punto vale mencionar lo satisfactorio que resulta el hecho de que los responsables de esta película hayan apuntado a la clasificación para adultos ("R", en el sistema estadounidense), ya que no solo se permitieron tener un lenguaje más vulgar acorde a la prosa de King y a como los chicos de 12 o 13 hablan, sino que también pudieron llevar la violencia hacia niveles mucho más gráficos y perturbadores. Desgraciadamente, esto es lo único bueno que creo poder decir respecto al horror. Mi principal problema con la película es que maneja este aspecto, (el más importante) de la misma manera que ya se ha vuelto una constante en la industria moderna: el uso casi exclusivo de jump-scares. Para mí los jump-scares son sólo un sobresalto, no producen un miedo real porque no producen un impacto duradero. Uno sólo está esperando a que pasen, y una vez que ocurre, la tensión se disipa. Para colmo, todos los sustos usan este recurso, y contando que ocurren casi cada 10 minutos, muchas escenas que tendrían que haber sido perturbadoras terminan siendo más y más molestas acorde va pasando el tiempo. Y lo peor es que esos momentos podrían haber sido aterradores, pero fueron arruinados por el uso constante de ruidos fuertes.
En conclusión, mi opinión es que quienes hicieron esta película estudiaron bien la fuente. Todo lo relacionado con los aspectos técnicos de la producción y con los chicos es estupendo, pero no mantuvieron el nivel cuando se trató del manejo del terror, y como resultado tenemos una obra sólida, pero no muy bien pulida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Uno de los aspectos interesantes de las caracterizaciones de los personajes es que los guionistas se tomaron la molestia de darle algo de profundidad a Henry, quien había quedado en la miniserie como una caricatura de un bully (como suelen haber en las historias de King).
Y de todo esto lo único que no me gustó fue la forma en la que le quitaron protagonismo a Mike, transfiriendo el rol de investigador de la historia de Derry a Ben (que ya viene con el triángulo amoroso). De este modo, y tomando en cuenta el largo período que lo mantienen fuera de la trama, éste termina pareciendo un personaje de relleno (o peor, la "cuota de diversidad"), y la película podría haber seguido igual sin él.
Respecto al horror, el único momento verdaderamente intenso para mí fue la muerte de Georgie, ya que si bien sabía que venía, no me esperaba que fuese tan brutal. Ninguno de los ataques de Pennywise provocó el impacto emocional y psicológico que tendrían que haber tenido. En cambio, escuchar al padre de Bev preguntarle si todavía es su nena me resultó mucho más inquietante que cualquiera de los "sustos" de la criatura.
Y de todo esto lo único que no me gustó fue la forma en la que le quitaron protagonismo a Mike, transfiriendo el rol de investigador de la historia de Derry a Ben (que ya viene con el triángulo amoroso). De este modo, y tomando en cuenta el largo período que lo mantienen fuera de la trama, éste termina pareciendo un personaje de relleno (o peor, la "cuota de diversidad"), y la película podría haber seguido igual sin él.
Respecto al horror, el único momento verdaderamente intenso para mí fue la muerte de Georgie, ya que si bien sabía que venía, no me esperaba que fuese tan brutal. Ninguno de los ataques de Pennywise provocó el impacto emocional y psicológico que tendrían que haber tenido. En cambio, escuchar al padre de Bev preguntarle si todavía es su nena me resultó mucho más inquietante que cualquiera de los "sustos" de la criatura.
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