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Críticas ordenadas por utilidad
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5.9
16,916
2
6 de octubre de 2022
6 de octubre de 2022
77 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
Smile es una película que en lugar de avergonzarse del efectismo lo abraza sin pudor y hace que en el resida su razón de ser.
La banda sonora es estridente, con unos agudos que te dejan el cuerpo en tensión y los oídos pitando. Cada vez que aparece el monstruo hay una explosión sonora: como unos timbales de hojalata tocados con martillos oxidados por un Mike Tyson furioso.
El resto tan solo es hacer un copia y pega de otras películas de este subgénero de monstruo que va pasando de un cuerpo a otro.
Todas las anteriores lo han hecho mucho mejor, sin embargo.
La muy interesante Hidden, lo oculto de Jack Sholder, años 80, Fallen (1998) en donde el monstruo se caracteriza por cantar "Time Is On My Side" de los Stones y la mejor de todas sin duda, It follows (2014) en la que la inquietud surge de las situaciones más banales.
Smile copia sin pudor el guión de esta última, pero con golpes de efecto sonoros continuos que consiguen que aunque te pasases la película con los ojos cerrados los nervios se te pusieran de punta igualmente. En it follows, por el contrario, son las imágenes las que lo consiguen. David Robert Mitchell usa el lenguaje cinematográfico de una manera envidiable. No necesita nada más.
Hay un tema interesante que subyace en el fondo (muy en el fondo) de esta película de serie C y en él reside su único interés para mí: aunque muy de soslayo, toda ella es una demostración de cómo los monstruos viven en nuestra cerebro. Nosotros los creamos y dejamos que se alimenten de nuestros traumas, de nuestras heridas abiertas de la infancia, a los monstruos les encanta echarles sal de vez en cuando para que no se cierren, para que en muchos casos vivamos una vida miserable repitiendo patrones del pasado.
La banda sonora es estridente, con unos agudos que te dejan el cuerpo en tensión y los oídos pitando. Cada vez que aparece el monstruo hay una explosión sonora: como unos timbales de hojalata tocados con martillos oxidados por un Mike Tyson furioso.
El resto tan solo es hacer un copia y pega de otras películas de este subgénero de monstruo que va pasando de un cuerpo a otro.
Todas las anteriores lo han hecho mucho mejor, sin embargo.
La muy interesante Hidden, lo oculto de Jack Sholder, años 80, Fallen (1998) en donde el monstruo se caracteriza por cantar "Time Is On My Side" de los Stones y la mejor de todas sin duda, It follows (2014) en la que la inquietud surge de las situaciones más banales.
Smile copia sin pudor el guión de esta última, pero con golpes de efecto sonoros continuos que consiguen que aunque te pasases la película con los ojos cerrados los nervios se te pusieran de punta igualmente. En it follows, por el contrario, son las imágenes las que lo consiguen. David Robert Mitchell usa el lenguaje cinematográfico de una manera envidiable. No necesita nada más.
Hay un tema interesante que subyace en el fondo (muy en el fondo) de esta película de serie C y en él reside su único interés para mí: aunque muy de soslayo, toda ella es una demostración de cómo los monstruos viven en nuestra cerebro. Nosotros los creamos y dejamos que se alimenten de nuestros traumas, de nuestras heridas abiertas de la infancia, a los monstruos les encanta echarles sal de vez en cuando para que no se cierren, para que en muchos casos vivamos una vida miserable repitiendo patrones del pasado.

6.2
4,181
1
6 de octubre de 2022
6 de octubre de 2022
10 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Promete ser un thriller, una película adulta, pero lo que nos encontramos, sin embargo, pasados unos minutos es una pastelada para adolescentes. Un Melrose Place ambientado en el pantanoso sur americano.
Pretende ser una nueva a Matar a un ruiseñor y se queda en una versión de Aliexpress. Uno de esos productos que compras y se rompe nada más abrirlo.
De lo peor que he visto en los últimos años con diferencia.
Ni siquiera el maravilloso David Strathairn, lo mejor de la película, es capaz de insuflarle vida a su personaje. No le da oportunidad un guión maniqueo y tramposo de una calidad ínfima.
Pretende ser una nueva a Matar a un ruiseñor y se queda en una versión de Aliexpress. Uno de esos productos que compras y se rompe nada más abrirlo.
De lo peor que he visto en los últimos años con diferencia.
Ni siquiera el maravilloso David Strathairn, lo mejor de la película, es capaz de insuflarle vida a su personaje. No le da oportunidad un guión maniqueo y tramposo de una calidad ínfima.
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