Ingmar Bergman. Nada más y nada menos. No es un director de cine propiamente, pero es uno de los más grandes cineastas de la Historia. Lo que Bergman lleva dentro y consigue transmitir es de una profundidad que toca puntos inasibles de la naturaleza humana. Artista-filósofo que hace películas.
Sin embargo, La Hora del Lobo es una demostración de fuerza cinematográfica. Su concepción del cine, en este caso es, además de interiorizante, muy expresiva en iconos y recursos de director de cine magníficamente resueltos, y demuestra que en su caso, el silencio abrumador en cuanto a referencias naturales cinematográficas de muchas de sus películas es otra forma de controlar este medio expresivo, desde el conocimiento, no desde el mero ensayo.
La Hora del Lobo es una de los filmes más inquietantes que he visto, donde los actores consiguen dar veracidad al mundo de lo irreal debido a la naturalidad de la visión de lo increíble.
Es cine de terror novedoso, que más que atemorizarte te deja contemplar los efectos del mismo en la mente de una persona de forma nunca vista en este género, desde la portentosa actuación de Max von Sydow, que brilla con especial esplendor, y que está por esta vez a la altura de la inmensa Liv Ullmann, una de las mejores actrices de la Historia del Cine.
El silencio de la noche nunca ha estado tan repleto de significado.