El guión parece estar hecho por una persona con déficit de atención, que después de tener la producción prácticamente hecha se da cuenta de que no le es posible cerrar todas las historias y se inventa un fenómeno atmosférico de proporciones bíblicas, que llevan a la película no hacia el surrealismo, si no a lo siguiente.

La película parece que comienza con la pretenciosa intención de explicarte cómo funciona la entropía de la vida, cómo las cosas no suceden por casualidad. Comienzan entonces toda una serie de historias paralelas de personajes, varios de ellos son personas normales y cabales y el resto verdaderos cúmulos de irresponsabilidad hechos persona, para luego llegar a la conclusión de que el perdón no existe porque no existe el olvido, y lo hecho, hecho está. Pero del origen de las casualidades no consigues saber nada o más bien que todo los acontecimientos que suceden proceden de la voluntad caprichosa de las personas y de la naturaleza. Es decir, que te quedas como al principio.

Es una película de la que sales asqueadísimo por sus tres horas inconexas, pero a cuyas conclusiones llegas como si fueran efectos secundarios de haberla visto. Quizá por eso dicen que es una obra maestra. En el intento de explicarte a ti mismo la pérdida de esas tres horas de tu tiempo, empiezas a ver la magia extraña de la película.

Si la consideramos por trozos, hay historias e interpretaciones que se merecen la calificación de muy buenas minipelículas: la del policía, quizá la mejor de todas, la manera que tiene de afrontar sus inexplicables fracasos, su vida es puro suceso estocástico. La historia del niño te remueve lo similar que pudiste pasar en tu propia infancia y sólo quieres que esa parte de la cinta la corten. El enfermero que se mete tan profundamente a sentir la historia de su paciente que se olvida de que no es su vida. Esta minihistoria es muy curiosa. Y por último, no acabaré sin nombrar la interpretación de Tom Cruise como maestro de la seducción y su transformación de dios en simple mortal.

La verdad es que sí, la película es extraña, y quizá por eso tenga algo. Y si el director ha sido capaz de controlar cada uno de los pensamientos que se te pueden pasar por la cabeza durante y después de la película, entonces es que debe ser un gran director. En fin, aún sigo digiriéndola.