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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
28 de mayo de 2010
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de gozar con el ciclo de Kurosawa en la Filmoteca de Catalunya, me quedaron más ganas de cine clásico japonés, así que le hinqué el diente a esta trilogía de Kobayashi. Me propuse ver la primera parte para ver si me enganchaba, y al finalizar las más de nueve horas de metraje (no seguidas, no nos pasemos) puedo decir que no me hubiera importado una cuarta parte. Y es que uno se acaba encariñando del bueno de Kaji, un hombre íntegro, pacifista, humanista y socialista, que piensa por si mismo y no duda en llevar la contraria ante la injusticia, por mucha que ésta sea promovida por el estado o aceptada por la gran mayoría.
La Condición Humana es una producción básicamente antimilitarista, dividida en tres películas, que a su vez están subdivididas en dos partes cada una, aunque todo sucede de manera en que solamente se puede entender como una sola historia. Está ambientada en el período final de la segunda guerra mundial, donde el ejército imperial Japonés lucha por mantener la zona ocupada en la región china de Manchuria.
Kobayashi consigue una obra redonda en todos los aspectos que hacen del cine un arte, dirección, interpretación (a destacar Tatsuya Nakadai, que le da carisma a su personaje en todo momento), fotografía, música, guión, etc. Pese a la larga duración a la película no le sobra nada, y no se hace pesada ni lenta (aunque es mejor estar un poco familiarizado con cine oriental).

En definitiva, excelente producción sobre como actuamos las personas bajo las circunstancias que nos rodean, sobre lo absurdo de los autoritarismos, sobre la envidia y la codicia, sobre la amistad y el amor, es decir, sobre la condición humana.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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En primera parte, titulada No hay amor más grande, Kaji acepta trabajar en un campo minero de Manchuria. De esta manera consigue librarse de ir al frente y casarse con su esposa Michiko. Allí será el encargado de supervisar a los obreros, muchos de ellos prisioneros de guerra chinos. Su intención será, fiel a sus principios, mejorar las pésimas condiciones de los trabajadores, y así conseguir mejorar también la productividad. Se empieza a vislumbrar en esta primera parte la dificultad en hacer lo moralmente correcto en una sociedad en guerra, con una disciplina militar basada en el servicio a la patria por encima de los valores humanitarios.
Esta situación se ve incrementada en la segunda parte El camino a la eternidad, donde Kaji es enviado al frente. Allí se enfrentará constantemente, bajo durísimas condiciones, a la autoridad militar, dando lugar a numerosas represalias. Pese a ello, consigue ser ascendido gracias a su valentía e inteligencia.
En la tercera parte, La plegaria del soldado, Japón ha sido derrotada por los soviéticos en Manchuria, y los supervivientes huyen donde pueden o son hechos prisioneros. Kaji lucha por sobrevivir y volver a casa con su esposa, esquivando a los rusos, chinos e incluso a sus propios paisanos, quienes le acusan de desertor. Vemos a un Kaji que ha evolucionado durante el conflicto, es ya un soldado experto, y machacado por la guerra y el hambre, olvida en ocasiones sus principios para seguir adelante. Y seguirá luchando hasta el sobrecogedor y espectacular final.
19 de mayo de 2011
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los corceles de fuego, también conocida como La sombra de nuestros antepasados olvidados, es una de esas joyas medio enterradas que uno descubre escarbando por ahí, ya sea por casualidad o por recomendaciones de cinéfilos expertos en rarezas. Parajanov es seguramente uno de los genios cinematográficos menos conocidos, ya sea por su poca producción (condicionada por su exilio a Siberia por parte de las autoridades soviéticas), su nacionalidad, o por su estilo extremadamente personal y en poca sintonía con los estándares comerciales.
Y es que el calificativo de joya no puede ser más acertado, pues estéticamente nos encontramos con una belleza apabullante en cada uno de los fotogramas. La cámara de Parajanov muestra colores de una viveza inusual cuando es necesario, o se torna gris cuando la escena lo requiere. La cámara gira, sube, baja, camina, se mete entre zarzales, sobrevuela los tejados, o simplemente se queda estática si es necesario. El folclore representado en pantalla contribuye a la sensación de estar viendo una obra de arte, junto con la poética puesta en escena que acompañan todos los episodios de la película.
Ciertamente el argumento de la misma peca de sencillez, algo poco importante cuando nos entra algo por la vista con tanto esplendor, aunque un inconveniente para los que busquen algo más.
La historia cuenta las vivencias de Iván, habitante de un antiguo pueblo con una cultura ya casi extinguida, en la zona de los Cárpatos. El guión gira entorno al amor entre Iván y Marichka, pertenecientes a familias enfrentadas y que se aman desde niños.
La recreación de dicha cultura, sus fiestas, bodas, entierros, oficios, música, junto con la virtuosa fotografía en todos los planos, hacen la visión de esta obra toda una experiencia, única e imborrable en la memoria.
27 de enero de 2010
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Andrei Tarkovsky siempre deja unas sensaciones en todas sus películas difíciles de encontrar en cualquier otra. Si tuviera que destacar una elegiría la potencia visual que desprenden cada uno de los fotogramas, de una belleza inusual, siempre enigmática, sobrecogedora. Agua que chorrea por doquier, fuego, viento agitando la naturaleza, paredes viejas llenas de marcas, habitaciones semivacías con bodegones en las mesas y camas viejas, forman parte del universo visual de Tarkovsky. Largos planos secuencia recorren en ocasiones todas esas estancias, y sesudos diálogos sobre el sentido de la vida van avanzando lentamente el metraje hasta un casi siempre poético y espectacular final.

Solaris es quizás la más digerible de sus películas, aunque no por ello menos profunda. Bajo el pretexto de la ciencia ficción la película (basada en el libro del mismo título de Stanislav Lem) se adentra en el mundo de la conciencia humana, de nuestros deseos más íntimos, de nuestra relación con el universo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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La película empieza con un prólogo en la tierra, en el que se nos pone en precedentes de lo que vamos a encontrar en la estación espacial mediante una intrigante cinta de vídeo, Kelvin, un psicólogo, será el encargado de viajar a Solaris para ver el estado en que se encuentran los científicos instalados allí.

Una vez en el espacio (después de un curioso viaje, que sirve de interludio entre el cálido hogar terrestre y la fría estación espacial), Kelvin poco a poco de irá dando cuenta de lo que se cuece en la base. Solaris, una masa gaseosa pensante que los científicos intentan descifrar tiene la propiedad de personificar los deseos más profundos de los habitantes que la rodean. ¿Cuales son esos deseos? Quizás son más inesperados de lo que pensamos, quizás no nos guste nada encontrarnos con ellos, o quizás nos puede llegar a dar pavor encontrarnos a nosotros mismos.

En el caso de Kelvin, Solaris es una oportunidad para redimirse, para cicatrizar heridas, una nueva vida basada en un sueño, en un recuerdo, en la irrealidad. Pero, ¿importa eso si ahora es feliz? ¿Podemos vivir de nuestros sueños?
18 de noviembre de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El eclipse es una película sobre la dificultad de las relaciones humanas en el mundo moderno, cada vez más dominado por el dinero y la incomunicación, y por tanto sigue vigente su mensaje casi cincuenta años después de su estreno.
Cuenta las dificultades para amar de Vittoria (Monica Vitti), que acaba de salir de una relación, y Piero (Alain Delon), que antepone sus negocios a cualquier otro aspecto de su vida.
Antonioni usa pocos diálogos y mucho lenguaje cinematográfico de un modo que solo un maestro sabe hacer, como por ejemplo la magnífica escena inicial, en la que se palpa la tensión en el ambiente mediante miradas, gestos, y largos planos angustiosos, o como en las tomas que transcurren en la bolsa de Roma, con el estresante bullicio de brokers y hombres de negocios gritando y corriendo. Usa también elementos metafóricos, como el propio título de la película o ese edificio a medio terminar donde se citan los protagonistas en la parte final.
A todo ello contribuye la excelente interpretación de los actores, especialmente de Monica Vitti, que se come literalmente la pantalla. El argumento va avanzando sin que aparentemente ocurra gran cosa, utilizando pequeños detalles que van dejando en el espectador las sensaciones que quiere transmitirnos su creador. Esto convierte la película en apta solo para cinéfilos o espectadores que busquen algo más allá del mero entretenimiento, como en todas las obras del director italiano.
Me quedo con una frase pronunciada por Vittoria al ser interrogada acerca del compromiso de su amor, y que refleja lo comentado anteriormente, “Querría no quererte, o quererte mejor“.
16 de agosto de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Repulsión es todo un ejemplo de como crear un clima propicio para producir angustia en el espectador. La película avanza poco a poco, a ritmo pausado, utilizando cada vez más recursos de terror psicológico (aunque explícito incluso, en la parte final). Por ejemplo se nos van mostrando pequeños detalles al principio ciertamente inquietantes o desagradables, que si bien pudieran pasar como anécdotas, denotan ya cierto desequilibrio. El perfil mental de la protagonista (una estupenda y enigmática Catherine Deneuve) se va destapando a lo largo de la película, aunque nunca de manera evidente, lo cual te hace mantener a la cabeza en funcionamiento todo el tiempo.
Por si aún quedan dudas al final, la última secuencia, espléndida en su ejecución, esclarece bastante los hechos, a mí personalmente me produjo un largo y pronunciado escalofrío.
Carol una chica sensible y miedosa, vive con su hermana y trabaja en un esteticista. Apenas sale de casa si no es para ir al trabajo, aunque debido a su belleza a menudo es cortejada por hombres a los cuales siempre rechaza. A raíz de las vacaciones de su hermana, deberá quedarse sola en el piso durante varios días, todo un retro para afrontar sus temores.
El mayor acierto de Polanski radica en saber trasladar dichos temores al público, ademas de recrear un clima asfixiante y angustioso que harán las delicias de los aficionados al género.
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