Una película con la belleza de la música, la poesía, los paisajes, las citas filosóficas y el mundo simbólico, con muy buenas interpretaciones que nos recuerda la época en que el cine era arte y no industria repetitiva y monótona. La crítica la califica de manera despectiva porque no hay escenas de ideología de género ni sigue el patrón de cine standard. No apta para personas que no han leído un libro completo en su vida. Le doy cuatro estrellas,

La pacatería hispanohablante calificaría esta película con un super10 (y a todo el cine de Eliseo Subiela) si la hubieran producido en los estudios de Hollywood. El mejor cine de autor latinoamericano a quien lograron hundir en un pozo de injusticia por no pertenecer al proyecto político de destrucción de nuestras pobres naciones.

El talento de un director y de unos actores que plasman con mucha antelación las terribles escenas que años más tarde se vivirían a diario, sin perjuicio de que la realidad supera cualquier ficción, como es el caso de Venezuela, en la actualidad (2018 en situación de crisis humanitaria).
Los buenos muchachos de antes eran buenos comparados con los actuales.

La pacatería hispanohablante calificaría esta película con un super10 (y a todo el cine de Eliseo Subiela) si la hubieran producido en los estudios de Hollywood. El mejor cine de autor latinoamericano a quien lograron hundir en un pozo de injusticia por no pertenecer al proyecto político de destrucción de nuestras pobres naciones.

Una película de las que no se olvidan, pasados màs de 30 años de su filmación.

Y seguimos viendo el Zorro y los capítulos repetidos de Los Simpsons en los canales de aire, en Argentina.