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Críticas ordenadas por utilidad
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6.4
7,690
7
28 de febrero de 2007
28 de febrero de 2007
55 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Asi de espontánea. A veces, formalmente, parece un ejercicio de escuela de cinematografía, pero no para mal, sino todo lo contrario. Podemos ver la película como una sucesión de casualidades que llevan al protagonista a encontrar el destino que deseaba para si. Y en esa lectura la película funciona, causándonos un cierto desazón. Filmada en planos cortos, cámara en mano, nos hace sentirnos cerca de los personajes que la componen. Pero estoy totalmente de acuerdo con la crítica de otro usuario moqwai en que el film tiene otra lectura más poética que me recuerda mucho un cuento de Borges y que desarrollaré en el Spoiler. Si no la habeis visto, merece la pena, cierto es que a muchos le molestará un poco cierto tonillo "moderno" y "guay" pero si le quitais esa capita, seguro que encontrais un jugo muy apetitoso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como decía, la película creo que tiene una lectura similar al cuento "El sur" de Borges en el que un individuo que tiene una muerte gris en un hospital nos cuenta una su muerte en un duelo con un gaucho, fabricando sus ultimos momentos de vida para tener la muerte que hubiera deseado. Dani creo que se comporta así, creo que toda la película no es más que una elucubración de su mente moribunda, buscando darle un sentido a su vida. "Es lo que tienen las casualidades que a veces significan algo más" le dice Dani a sus amigos. Esa frase creo que es la llave que nos abre la puerta de la otra lectura. Dani y Albert, cuya supuesta muerte desencadena la historia, tienen el mismo poster en la habitación, esconden sus fotos debajo de la cama, huelen a mar, tuvieron las mismas novias... demasiadas coincidencias para que solo sean eso. Ahi encontramos la visión poética de la narración. Dani que se suicidó por amor, tal vez por no superar una ruptura amorosa, tal vez por no encontrar en sus relaciones lo que él buscaba, construye en sus últimos momentos de vida una ficción que de sentido a su muerte. Bucea en su memoria encontrando un nombre Albert, ligado a su único momento de gloria infantil, en el que se reencarna, se inventa una chica, Cristina, en la que personificar el amor deseado y se deja llevar en busca de una muerte con más épica que la que le tocó asumir.

6.9
4,197
8
28 de enero de 2009
28 de enero de 2009
39 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película pequeña que partiendo de un suceso de telediario intenta reflexionar sobre cuestiones profundas y que fascinará a los amantes del llamado "cine independiente" tanto por el regusto de autenticidad como por el modo de tratar argumentos adultos. Si sois de ese tipo de público, os gustará más o menos pero considerareis que habéis aprovechado vuestro tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Dicho esto, El mundo de Leland, no es una película muy original, puede recordar al cine de Van Sant (esta muy próxima a Paranoid Park, por ejemplo), pero ofrece reflexiones sobre conceptos que es bueno tener presente, con personajes muy bien definidos. Kevin Spacey, por ejemplo, perfecto en el rol del cínico padre de Leland. Don Cheadle, supone el contrapunto a Gosling y sus conversaciones con él suponen los minutos más interesantes del film. Sherilyn Fenn que aprovecha sus cinco minutos como la Sra. Calderón para dar sentido a todas las partes. Y, como no, Ryan Gosling carga a Leland de alma, en su contenida interpretación está todo el sufrimiento, todo el bloqueo que el muchacho siente ante una vida a la que no sabe bien como enfrentarse.
Leland se plantea la vida como una suma de partes; varias veces el director muestra en cámara subjetiva lo que Leland y su novia ven a través de cada uno de sus ojos por separado: mirando con un ojo, una fotografía está dentro del bolso, con el otro ojo media fotografía queda fuera. Leland mira con un ojo conversar a su novia con una amiga, mirando con el otro sólo ve a un muchacho sentado en un pupitre. Sin embargo, cuando caminamos, cuando hacemos nuestra vida normal, percibimos la realidad al completo. Del mismo modo, piensa que sólo existe la felicidad si no se tiene la visión total que si mirara con el otro ojo vería la tristeza colarse por el margen que su ojo no le deja ver y que la visión completa es mucho más desoladora. Cuando Leland junta las partes sólo ve tristeza y como el Robert Seyverton de la maravillosa novela de McCoy "¿Acaso no matan a los caballos?" (llevada al cine por Sidney Pollack en "Danzad, danzad malditos" en 1969) acaba asesinando por compasión, por evitar el sufrimiento que descubre que invade a la humanidad, por la falta de esperanza, por la tristeza que de pronto descubre en los ojos de la Sra. Calderón y que ya no es capaz de dejar de ver en todos los demás.
Sin embargo, cuando Leland se convierte en redentor del sufrimiento de su víctima descubre que cometió un error; esa consciencia genera el segundo gran tema del filme: el ser humano tiene la capacidad de hacer lo correcto y lo incorrecto y es consciente en ambos casos de cuando lo hace. Pearl intenta hacer entender a Leland y hacerse entender a sí mismo que un error no es razón para echar a perder todo, que tenemos que sentir la posibilidad de enmendarnos y seguir adelante, no diciendo "es que soy humano, debéis disculparme, porque en el ser humano está la debilidad", si no enfrentando el error y entendiendo que en nosotros también está la grandeza de redimirse.
Leland se plantea la vida como una suma de partes; varias veces el director muestra en cámara subjetiva lo que Leland y su novia ven a través de cada uno de sus ojos por separado: mirando con un ojo, una fotografía está dentro del bolso, con el otro ojo media fotografía queda fuera. Leland mira con un ojo conversar a su novia con una amiga, mirando con el otro sólo ve a un muchacho sentado en un pupitre. Sin embargo, cuando caminamos, cuando hacemos nuestra vida normal, percibimos la realidad al completo. Del mismo modo, piensa que sólo existe la felicidad si no se tiene la visión total que si mirara con el otro ojo vería la tristeza colarse por el margen que su ojo no le deja ver y que la visión completa es mucho más desoladora. Cuando Leland junta las partes sólo ve tristeza y como el Robert Seyverton de la maravillosa novela de McCoy "¿Acaso no matan a los caballos?" (llevada al cine por Sidney Pollack en "Danzad, danzad malditos" en 1969) acaba asesinando por compasión, por evitar el sufrimiento que descubre que invade a la humanidad, por la falta de esperanza, por la tristeza que de pronto descubre en los ojos de la Sra. Calderón y que ya no es capaz de dejar de ver en todos los demás.
Sin embargo, cuando Leland se convierte en redentor del sufrimiento de su víctima descubre que cometió un error; esa consciencia genera el segundo gran tema del filme: el ser humano tiene la capacidad de hacer lo correcto y lo incorrecto y es consciente en ambos casos de cuando lo hace. Pearl intenta hacer entender a Leland y hacerse entender a sí mismo que un error no es razón para echar a perder todo, que tenemos que sentir la posibilidad de enmendarnos y seguir adelante, no diciendo "es que soy humano, debéis disculparme, porque en el ser humano está la debilidad", si no enfrentando el error y entendiendo que en nosotros también está la grandeza de redimirse.
29 de agosto de 2008
29 de agosto de 2008
45 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que no veía una película carcelaria, temática que siempre ha dado muchas y buenas películas, en todas sus variables. Big Stan es una comedia que se centra en los típicos chistes de prisión (bueno, afortunadamente, no recurre al jabón caído en las duchas) pero con un puntito políticamente incorrecto que hace que la película resulte simpática. Es humor escatológico en estado puro, pero ideal para reuniones de amigos y tardes gamberras. La combinación del género carcelario con las películas de artes marciales queda muy simpática y da mucho juego.
Seguro que Rob Schneider no defraudará a sus fans.
Seguro que Rob Schneider no defraudará a sus fans.

8.0
24,719
9
15 de noviembre de 2009
15 de noviembre de 2009
36 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flores en la basura
En 1989 Paul McCartney publicaba un álbum con el título de mi crítica. "Flowers in the dirt" es la mejor expresión que se me ocurre para describir esta fabulosa película australiana que me ha emocionado y divertido a partes iguales.
Desde sus fantásticos títulos de crédito iniciales el espectador se da cuenta que está ante una experiencia distinta, una propuesta inteligente que funciona con maestría en cada segundo del film. Una estética feísta, fotogramas donde el color parece haber salido huyendo describen la realidad gris (o marrón) de una niña que parece destinada a la depresión y a la infelicidad. En el otro lado del mundo, en una Nueva York de plastilina, un hombre maduro vive instalado en la neurosis. Sus vidas y almas están irremediablemente distantes, pero a veces crecen flores en la basura.
En unos días donde no abundan las buenas películas, donde los guionistas parecen en permanente huelga de ideas, donde los buenos actores no encuentran personajes y los personajes no encuentran narradores que los hagan instalarse en los corazones de los espectadores, reconforta encontrarse con esta película de animación que desde una propuesta que puede recordar formalmente a los maestros de la animación soviética, estoy seguro que robara tu corazón. No dejes de verla, de verdad.
En 1989 Paul McCartney publicaba un álbum con el título de mi crítica. "Flowers in the dirt" es la mejor expresión que se me ocurre para describir esta fabulosa película australiana que me ha emocionado y divertido a partes iguales.
Desde sus fantásticos títulos de crédito iniciales el espectador se da cuenta que está ante una experiencia distinta, una propuesta inteligente que funciona con maestría en cada segundo del film. Una estética feísta, fotogramas donde el color parece haber salido huyendo describen la realidad gris (o marrón) de una niña que parece destinada a la depresión y a la infelicidad. En el otro lado del mundo, en una Nueva York de plastilina, un hombre maduro vive instalado en la neurosis. Sus vidas y almas están irremediablemente distantes, pero a veces crecen flores en la basura.
En unos días donde no abundan las buenas películas, donde los guionistas parecen en permanente huelga de ideas, donde los buenos actores no encuentran personajes y los personajes no encuentran narradores que los hagan instalarse en los corazones de los espectadores, reconforta encontrarse con esta película de animación que desde una propuesta que puede recordar formalmente a los maestros de la animación soviética, estoy seguro que robara tu corazón. No dejes de verla, de verdad.

4.9
3,108
6
28 de febrero de 2010
28 de febrero de 2010
33 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película tan simple como efectiva. Si un filme de acción debe tener un ritmo trepidante, persecuciones, tiros, sangre, violencia y explosiones; éste lo tiene en grado superlativo. El argumento es sencillo y directo: una competición entre habilidosos asesinos para llegar a saber cuál es el mejor y obtener una suculenta bolsa. Cierto es que, ante un argumento tan excesivo, en algunos momentos se sale de lo creíble y, por contra, el desarrollo de la acción es por momentos demasiado convencional, pero Scott Mann garantiza diversión y entretenimiento cada segundo del filme.
La película guarda ciertas similitudes con la fantástica "Battle Royale", la delirante "Carrera de la muerte del año 2000" e incluso con el "sólo puede quedar uno" de "Los Inmortales", convirtiéndose en una sucesión de escenas cargadas de hemoglobina y situaciones de subida adrenalínica.
Supongo que muchos puristas la tachen de cine menor, pero si en lugar de firmarla el sr. Mann, sin cambiar un sólo plano, la firmara Tarantino y sustituyéramos algunos de los rostros de segunda fila que la protagonizan por estrellas de primer nivel, muchos la considerarían el filme de acción de la temporada. Al menos no le tenemos que reprochar giros increíbles y una resolución infumable.
Si buscas acción trepidante, pocas complicaciones intelectuales y mucho ruido y acción... has dado con la película adecuada.
La película guarda ciertas similitudes con la fantástica "Battle Royale", la delirante "Carrera de la muerte del año 2000" e incluso con el "sólo puede quedar uno" de "Los Inmortales", convirtiéndose en una sucesión de escenas cargadas de hemoglobina y situaciones de subida adrenalínica.
Supongo que muchos puristas la tachen de cine menor, pero si en lugar de firmarla el sr. Mann, sin cambiar un sólo plano, la firmara Tarantino y sustituyéramos algunos de los rostros de segunda fila que la protagonizan por estrellas de primer nivel, muchos la considerarían el filme de acción de la temporada. Al menos no le tenemos que reprochar giros increíbles y una resolución infumable.
Si buscas acción trepidante, pocas complicaciones intelectuales y mucho ruido y acción... has dado con la película adecuada.
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