Sin duda alguna, la comedia por antonomasia de Wilder que combina a la perfección su reparto femenino de ensueño (y uno masculino un tanto afeminado) con un guión original y divertido, que tiene como masa del pastel un desasosiego incesante (al que contribuyen con gusto "Mondadientes" y sus secuaces) y, como guinda, una divertida historia de amor y enredos protagonizada por una Marilyn despampanante.

Ésta es una de esas pequeñas grandes películas. Una crítica a la sociedad clasista e ignorante. El encuentro de tres personas con un mundo en común, y una virtud a su favor: la elegancia.

Excelente la capacidad de Darabont para plasmar en la gran pantalla ese suspense que mantiene en vilo a los espectadores (desde el principio hasta el final), solo propio de maestros de la escritura como Stephen King.
Ayudado, además, por un reparto a la altura de las circunstancias: soberbias actuaciones de Robbins y Freeman, que han dado lugar a una pareja de presidiarios un tanto peculiares que nos recuerdan que, a veces, la vida no es tan fácil como la pintan y que incluso hasta la cárcel puede convertise en un lugar "más agradable".