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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
5
7 de diciembre de 2010
14 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pueblo de Calabuch es el idílico paraíso de la ignorancia aislado del exterior, con sus acantilados que protegen al pueblo de toda ola intempestiva que pueda alterar el estado de las cosas, con ese faro que no alumbra a nadie, pues nadie atraca en Calabuch durante la película, siquiera la amenazante flota al final del largomentraje. Un lugar incomunicado en el que la realidad de la guerra fría, de las bombas de hidrógeno, del compromiso ideológico, de la situación social queda suspendida por la feliz ignorancia. Cabe señalar como es esto último lo que nos concede la felicidad, por el contrario, el conocimiento de la desgracia humana y del conflicto mundial nos introduce en un malestar cercano a la melancolía debido a la impotencia de no poder obrar ante ella.

Es la felicidad el tema central de la película, es lo que va buscando nuestro protagonista, el doctor Hamilton, que huye de sus inventos, sabedor del potencial destructor de estas, y se refugia en Calabuch donde nada de esto tiene cabida, nadie sabe de eso llamado guerra fría, de los contendientes que se enfrentan o de las ideologías que encarnan. Calabuch es un fiel reflejo de cómo las sociedades sin compromiso político, abstraídas en ese aislamiento rural e ignorante, pueden permitir el ejercicio de la injusticia y la existencia de regímenes totalitarios. Calabuch representa a la sociedad española que coexistió con el franquismo y que desconociendo los crímenes de este se mantuvo fiel al régimen en la felicidad de la ignorancia. Muestra la sociedad que Franco siempre hubiera deseado.

La intención de la película no es mostrar esta situación, sin embargo, Berlanga, presionado por la censura se ve obligado a tratar el tema de la felicidad de esta manera. Aquel método mediante el cual teniendo conocimiento de la realidad y de la verdad se realiza una acción solidaria no puede tener lugar pues esa realidad es el franquismo y esa verdad son sus crímenes. Por ello desaparece toda referencia a este mundo o a cualquier mundo para mostrar a unos personajes que se ayudan mediante la acción colectiva en el banal artificio del cohete.

Sin embargo, Berlanga muestra en la película una postura antimilitarista en desacuerdo con el carácter marcial del régimen. Esta denuncia se presentará ya desde el principio en el propio Hamilton que huye de la guerra y de la amenaza nuclear. Sin embargo, con un sutil toque propagandístico, muestra a la autoridad militar del pueblo, que tiene encerrado al Langosta y a Hamilton, como un anfitrión perfecto que deja con gran libertinaje ir y venir a los presos. Nada más lejos de la realidad de los presos de la posguerra.

Sigo en el "spoiler" sin revelar detalles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película, a pesar de todo, no funciona como comedia, pues sencillamente no hace gracia, como retrato de costumbres se queda corto, como crítica al franquismo no dice absolutamente nada y como fábula sobre como vivir felizmente, ya he señalado razones por las que habría que erradicarlo. Sin embargo, son sus personajes entrañables y la interesante caracterización que hace de algunos de ellos (Langosta con su trompeta que nos recuerda a los sonidos del cabaret) lo que merecen su visualización para aquellos iniciados en la filmografía de este director.


A partir de aquí se revelan detalles de la trama.


Cabe destacar el interesante uso que se hace del montaje y del fuera de campo en diversos raccords de la película, sobretodo al final de la película. Hay una escena, después de que los personajes han leído en el periódico que Jorge es un “sabio” al que le buscan, en la que los personajes deciden no decirle a Jorge nada sobre ello, Langosta cierra la escena diciendo “De acuerdo”. En la siguiente escena otro personaje contesta a la anterior diciendo: “De acuerdo, por mí no se enterará”, sin embargo tras decir esto se ve que Jorge se encuentra delante del personaje por lo que esta escena suscita que ese personaje tiene un acuerdo con el “sabio” y que no dirá nada sobre lo que ha visto en el periódico.
7 de diciembre de 2010
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amigo Iñárritu, no todo vale para hacer llorar al público. Existen ciertos temas que no pueden utilizarse como una compresa de usar y tirar, como simples medios para aumentar la tragedia.

Desfilan ante nuestros ojos imágenes de chinos esclavizados, de negros trabajando en el top manta, pero son simples sistemas para crear tensión y drama. Es un realismo social sin compromiso, no se denuncia la situación social, laboral y la desgracia de estos inmigrantes, por el contrario, se muestra como son ellos, con los diversos incidentes que les ocurren, los causantes de un sentimiento de culpa y los que aumentan la desgracia en Uxbal. ¿Dónde coño está la denuncia contra aquellos que controlan este sistema de contratos basura y trabajo esclavizado? ¿DÓNDE ESTÁ LA DENUNCIA CONTRA UXBAL? Parece que es, por contra, salvador y protector de los inmigrantes llegando incluso a luchar contra la policía por uno de sus negros. Uxbal siempre se mantiene fiel a sus chinos y negros tratando de ayudarles en lo que puede, pero no es así por parte de ellos, que desobedecen sus consejos y se buscan, ellos solos, su propia ruina en el caso de los negros (*). Los chinos, por su parte, quieren enterrar y olvidar la desgracia ocurrida en la bodega, mientras que Uxbal trata de mantener viva a la superviviente (**). Se llega a insinuar al final de la película (esto no queda claro) que la senegalesa se queda con el dinero y deja tirado a nuestro protagonista (***). “Biutiful” presenta a los inmigrantes como gente que tiende al error (*), a la maldad (**) y a la traición (***). Todo un alegato a favor del racismo.

Me parece perfecto que Iñárritu muestre la cara oculta de Barcelona (es más, es lo único que salva un poco a esta película), pero esta actitud es contingente, bien podría haber buscado en la postal de esta turística ciudad situaciones que generasen una tragedia en Uxbal y así no hubiera sido necesario utilizar estos graves temas de la sociedad contemporánea como simple medio para llegar a la glándula lagrimal del espectador. A su vez, habría evitado mostrar una postura tan peregrina como que los explotadores de los inmigrantes son más desgraciados que estos, y que hay que compadecerse con un padre que justifica el trabajo esclavo de estos chinos y negros con que sus hijos necesitan sustento económico para un futuro en el que no tendrán padre.

La diversidad de temas tocados es inmensa y muy amplia. El título ya es uno, “Biutiful” hace referencia a una educación muy pobre. Además de este se tocan temas como la culpa, la muerte, el alcoholismo y la drogadicción, la superstición, la relación padres/hijos…

Continua en el "spoiler" sin revelar detalles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y digo bien, se tocan muchos temas, que no se tratan, cabría decir incluso que los roza, pues no se llega a profundizar en ninguno de ellos sino que se “tratan” muy superficialmente. Son meras bombas lacrimógenas, que sirven para generan una aire tremendista y excesivamente melodramático, cuyo objetivo es nublar la visibilidad del espectador que tendrá dificultad para vislumbrar la pobre calidad de este largometraje.

El personaje de Uxbal es inmensamente fallido, estúpido y ridículo. Me limitaré a nombrar algunas de sus características. Es huérfano, su mujer es una alcohólica bipolar que le es infiel con su hermano, es un hombre pobre que se gana la vida haciendo trapicheos con inmigrantes ilegales, le han diagnosticado un cáncer terminal por lo que no durará mucho y, para rematarlo, se puede comunicar con los muertos, negocio del cual también saca un poco de pasta. Ciertamente, creo que no podía introducirse en un mismo personaje más tópicos que en el pobre Uxbal: es el momento en el que la ficción sobrepasa, espectaculariza y sobrecarga toda desdicha posible.

La película se salva por Bardem que está inmenso. Esa escena del principio del film en la que Uxbal toma la jeringuilla y se saca el mismo la sangre tiene algo de premonitorio. Este grandísimo actor va a poner toda la carne en el asador, sangre incluida, en cada escena, sin embargo, nadie le va a ayudar, el solo sustenta el film dado que el resto de sus compañeros de esta película no están a la altura, desde el director pasando por el trabajo de los guionistas hasta la mujer de Uxbal.

La potencia visual, marca de la casa, sigue intacta. Escenas como la de los pájaros o la de las hormigas y los juegos de sombras y de espejos en algunos puntos son de una gran belleza. Sin embargo, la mejor escena es la inicial, no solo por su estética, sobre todo por lo que plantea. Uxbal mira a fuera de campo y dice: "¿Qué hay ahí?". El plano se corta en un fundido en negro. Eso que hay "ahí" es la muerte, lo no-concreto, en fuera de campo, ese espacio imaginario poblado por la mente de los espectadores, aquello que no puede ser definido, que solo es vislumbrado por esos personajes que han llegado a ella.

Cabe destacar también el interesante modo en el que está filmada esta película que con largos planos y desequilibrados encuadres sigue a los personajes. Sin embargo, no comprendo como tras filmar con un sello muy personal todos los planos, Iñárritu pueda grabar la escena en la que la policía carga contra los manteros como toda película hollywoodiense lo haría. También es interesante el uso de micrófonos inalámbricos de contacto, que suenan cuando los personajes se abrazan, generando extraños sonidos.

Es por lo general un film absolutamente fuera de lugar, que se aprovecha de un dolor ajeno y real, existente en la actualidad, para emocionar a un público muy comercial y hollywoodiense. Probablemente la peor película de Iñárritu.
13 de agosto de 2011 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me enfrenté a este film creyendo que iba a ser una historia sobre una investigación matemática y las consecuencias de esta. Estaba equivocado: es un retrato. Al contrario de lo que pensaba, este film carece de un final en el sentido convencional. El final en cierta medida, queda abierto, (pero no de una manera efectista y gilipollas a lo Inception), lo elegimos nosotros. No va aparecer un personaje que en los dos últimos minutos nos explique lo que ha ocurrido, no se nos va a mostrar el verdadero significado del número pi. No, eso no le interesa al director. Eso sería contar una historia más, le interesa “contarnos” un personaje. Describirnos cinematográficamente la psicología de un hombre obsesionado con un número de 216 cifras. Y como nos lo describe es de una maestría impresionante. A diferencia de otros directores (la mayoría) que utilizarían el diálogo como medio de mostrar la psicología de un personaje (cosa más cercana al teatro que al cine) Aronofsky utiliza los elementos propios del cine para ello: es su estética Indie, su fotografía en blanco y negro y su montaje cercano al videoclip la que nos conduce a través de insistentes jaquecas y muchos números. Película estéticamente mejor y con un discurso cinematográfico más estructurado que la melodramática, efectista y un poco típica Réquiem por un sueño.
19 de abril de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Kurosawa hubiera conocido la segunda máxima de Delfos –"nada en exceso"- este film, con un planteamiento y una estructura brillantes, podría haberse convertido en una verdadera obra maestra. Y es que ciertamente Rashomon peca de ser excesiva. En primer lugar en las interpretaciones; Mifune con sus gritos y su risa de Joker (siempre totalmente fuera de lugar) bien podría haber ocupado el puesto de Heath Ledger en El Caballero Oscuro. Por su parte Machiko Kyo me desgarra los tímpanos con un llanto y una risa que compite en decibelios con la de Mifune. Tampoco les pido que actúen como en las películas de Ozu (primer plano frontal, el actor mira a cámara, dice sus líneas, por su pasividad total te preguntas si tendrá un prompter) pero ciertamente podrían serenar un poco sus voces. Por otra parte el desarrollo del tema o más bien la conclusión de este es excesivamente literal. Me explico. El tema de la película es la bondad de los hombres. La historia del bandido, la mujer y el samurai que han presenciado el leñador y el sacerdote les demuestra tal y como les confirma el peregrino que no hay hombre alguno exento de maldad. Esto deja a los personajes en un profundo pesimismo al entender que “no se puede creer en el hombre”.
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Sin embargo, Kurosawa tenía que joderlo haciendo un happy ending de lo más obvio. Mete entonces con calzador a un bebé abandonado dentro de la escena y para dejar al espectador con una sonrisa hace que el leñador se lo lleve para acogerlo junto a sus otros seis hijos. Ante aquel acto de bondad dice el sacerdote la frase que faltaba: “Ahora puedo creer en los hombres”. Tras aquello el plano final nos muestra al héroe marchándose del templo con el bebé en brazos, una música esperanzadora suena de fondo y todo lo que yo siento ante este final es que me están diciendo: “Chico, no hagas caso de todo lo que ha pasado antes en la peli, todos esos eran unos capullos, este es el bueno, sigue el ejemplo de este, sé bueno”. Y me siento manipulado.
6 de noviembre de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre y su encuentro con sigo mismo, con el tiempo en el que hacer aquello olvidado por nuestro tiempo del pensar es a lo que se enfrenta nuestro personaje, que tras matar a su jefe se queda encerrado en el ascensor momento en el que vislumbra, claramente, el cadalso que le espera. Esta es la trama principal, a grandes rasgos, pero también se presentará la historia de la Sra. Carala que marcha por la ciudad en busca de su amante y las aventuras de un “enfant terrible” y su “petit amie”.

Una película al más puro estilo nouvelle vague: voz en off, "femme fatale", pistolas (¿de donde salen tantas?), revisión del cine negro, conversaciones de tema político...

Con estas características y con un realizador de la talla de Malle a la dirección todo parece a pedir de boca, sin embargo, hay un punto claro, en el que el ritmo, visual y narrativo, como el ascensor, se atascan. Lo que al principio se mostraba con humor visual (la escena incial de la película "je t'aime, je t'aime...") deviene en textual lo que al principio se mostraba con ascetismo estético ((la escena previa y la del asesinato del Señor Carala, puro montaje) no olvidemos que Malle trabajo como co-director para Bresson en "Un condenado a muerte se ha escapado") degenera en largos travellings en torno a nuestra "femme fatale". Ciertamente, cuando Tavernier queda encerrado, la película se queda sin gasolina. Todos sabemos lo que va a ocurrir al final, esto no es Hollywood, pero es la manera de llegar a este punto lo que me disgusta de esta película: la señorita Carala marcha inquieta por la ciudad pero el guión es incapaz de generar situaciones interesantes en las que ella pueda insertarse, el ritmo de las historias está terriblemente encorsetado a una narración convencional y a un montaje clásico, separadas entre sí, sin ningún intento de conectarlas mediante un montaje, se vuelven tediosas debido a un desarrollo lineal y sin matices digamos "excéntricos" o "absurdos"(a excepción de los toques humorísticos de ciertas partes), como hará J.L.G. a lo largo de su filmografía; por lo general diría que la historia tras un principio impresionante se diluye poco a poco perdiendo potencia visual y narrativa.

A pesar de este declive, no cabe duda, que es un clásico. Algunas escenas son canónicas (spoiler) y los diálogos mordaces y graciosos caracterizan, inconscientemente, a los futuros jóvenes que protagonizaron el mayo del 68. Sin duda película recomendable de ver para comprender la obra de Malle que tiene como aliciente ser su ópera prima.
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Voy a comentar algunas de las escenas más interesantes del film.

La escena inicial es la mejor. Se muestra un primerísimo primer plano de Jeanne Moureau que pronuncia pasteleras palabras a Tavernier por el teléfono: “je t’aime, je t’aime…” Mientras tanto el plano empieza a alejarse los amantes comienzan a sonreír y suena música de cabaret. Esta escena muestra, sin mentarlo en ningún momento, una burla a los melodramas cinematográficos. La expresión angustiada de la señorita Carala deviene en carcajada, el primer plano deviene en distanciamiento y plano general, el silencio en música.

Hay una escena en la que nuestro asesino aparece colgando del cable del ascensor, mientras este desciende, intercalando planos subjetivos con planos nadir. Considero que tiene un montaje y una potencia visual impresionante. Sin duda estas imágenes han influenciado a posteriores películas de acción que han utilizado el ascensor como lugar de la escena.

La escena final en la que Louis y Florence van a parar al lugar donde se están revelando las fotografías responde a la futura frase de Jean Luc Godard: “La fotografía es la verdad.” El momento en el que Louis entra es detenido gracias a que las fotografías le confirman como asesino. De la misma manera Florence es acusada de cómplice de asesinato pues allí están las instantáneas que muestran el amor que existía entre ella y Tavernier. La fotografía conduce así a la policía a la verdad de los asesinatos producidos.
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