Salvo el homenaje a Carrie Fisher (facilón, pero necesario), las píldoras nostálgicas de un innecesario Han Solo - Harrison Ford y un completamente prescindible florero Lando Calrissian - Billy Dee Williams (que está ahí por estar), sumadas al continuo desfile de personajes y actores que seguramente están pensados para quienes se hayan visto las series animadas (si es que salen ahí, que alguien me lo diga), son totalmente intrascendentes. Solo sirven para juntarlos a todos en una batalla final (¡con una chorrada de carga de caballería sobre un destructor espacial incluido!) que pretende ser el epítome galáctico y se queda en una absurda sucesión de escenas vergonzosas que pretende emular a la mítica batalla de Endor.

Mención aparte merece que Star Wars se haya sumado a la moda de ser inclusivos. Y es que no sé cómo tomármelo. Por una parte soy de la idea de que se ha de conseguir que la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales, sea el pan de cada día de nuestra sociedad. Ahora bien: ¿qué necesidad había de ello en el Ascenso de SkyWalker? ¿Acaso no han sido inclusivas todas las historias de convivencia entre las diferentes razas de la galaxia? ¿Acaso no es inclusivo que la heroina final que derrota a Palpatine sea una mujer de ascendencia humilde? No, que ahora de repente cuando van cayendo soldados de asalto se oiga que uno de cada tres es una mujer por el grito. O ese beso entre dos mujeres al final de la película. No está mal... pero sumarse a una moda sin que sea necesario hacerlo, me parece absurdo.