Hállome aquí haciendo una crítica a esta espectacular y maravillosa serie para preadolescentes.
Ésta, según tengo entendido, trata sobre el fin del mundo, y en ese barco va una especie de doctora que los lleva a un lugar seguro durante cataclismo o algo por el estilo. Y tienen que buscar una porción de tierra firme que hay alguna parte.
Personalmente, creo que la serie sobrevive gracias a la mezcla extraña de El Internado (tíos buenos, tías buenas, un misterio estúpido y unos cuantos locos con ganas de meter problemas), Física y Química (relaciones entre los tíos buenos y las tías buenas, embarazos adolescentes, y el hecho de que no hay un solo feo en TODO el barco) y con una pizquita de drogas entre los guionistas.
Vamos a ir por partes. ¿Un cataclismo debido a un acelerador de partículas? ¿En serio? ¿De verdad? Apuntar que en ese momento me quedé con cara de idiota. Sobre todo cuando ¡oh, madre mía!, la bióloga esa los salvó a todos mágicamente. Tenía la esperanza de que todos murieran para que se acabara semejante cosa. Y claro, el tío bueno de turno (que, por cierto, se ha metido en el barco porque quiere conocer a su padre desaparecido) se enamora de la tía buena de turno y viceversa, pero como los guionistas creen que un amor recto y sin problemas no existe, el tío bueno de turno empieza a salir con doctora. Luego hay un tío (Gamboa o algo así, que tiene nombre de marisco) que es oscuro y misterioso que tira para atrás, súper-malísimo, vamos, y mágicamente ha estado espiando a la tía buena de turno. ¿Coincidencia? No, todo se trata de un complot, que supongo que se irá averiguando, y del que nunca me enteraré porque para enterarme tendría que verlo, y sólo con el primer capítulo ya me entraron arcadas.
Bien, bien. Como iba diciendo, todo esto es muy, muy realista, obviamente, pero no sé por qué, lo veo un pelín rebuscado, vaya usted a saber la razón. Le doy un uno, porque no puedo ponerle una nota negativa.