Sinceramente, la obra de Coralie Fargeat es un soplo de aire fresco al cine actual, ya que hacía muchísimo tiempo (en torno a 1 año), que las salas de cine no estaban tan llenas como antaño. Quizás todo esto era por la influencia de la crítica especializada, que ha puesto la cinta por las nubes...

Es una combinación de gore soberbial, ya que, gracias a los efectos prácticos obtenemos referencias al cine de terror de los 70/80, especialmente a todo lo relacionado con Kubrick que es un director en el cual la autora parece inspirarse demasiado, hace que no nos podamos despegar de la pantalla ni un segundo si queremos estar pendientes a la trama, que divide en 3 actos.

Por ponerle una pega, el final me parece algo exagerado y acelerado, quizás con una cierta carga simbólica por toda la trama de la película, pero sinceramente no me gustó demasiado por la forma de tratarlo.