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Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
2 de noviembre de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi “El terror llama a su puerta” (mucho más conocida fuera de nuestras fronteras como “Night of the Creeps”) lo hice a ciegas. No sabía lo que iba a ver, aunque creía tener alguna idea al ver su portada: una ochenterada de zombis universitarios.

Pues bien, en cierto modo no iba muy desencaminado. Pero es mucho más que eso.

Ante todo dejemos clara una cosa: es una película hecha por fans, para fans del terror y la ciencia ficción. Su repertorio de guiños y homenajes es extenso, y se trata de una obra difícil de clasificar, ya que son muchos los géneros condensados en una misma historia. Y es tremendamente divertida.

Lo tiene todo: aliens, zombis, un detective de los duros, bichos, perros mutantes, la típica comedia universitaria, algo de amor, los dos colegas de toda la vida, sus dosis de misterio e investigación, un loco asesino armado con una buena hacha…

Aprovecha estupendamente sus 88 minutos y nos deja con un catálogo de personajes, frases lapidarias y situaciones más que memorables.

Tras verla una, y otra, y otra vez sigo sin entender cómo pudo llegar a España directamente en VHS, sin haber pasado por cines. Desgraciadamente es una de esas películas poco conocidas por la gran mayoría del público.
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El arranque de “Night of the Creeps” me descolocó por completo. Nos encontramos en el espacio, donde unos aliens muy cutres (réplicas de Anselmo el Ñordo Humano) persiguen a uno de sus compañeros, intentando evitar en vano que lance una especie de cilindro al vacío.

Inmediatamente somos transportados a la Tierra de los años 60, siendo testigos de la típica vida universitaria en un campus yanqui para cerrar esta introducción con un terrible asesinato. Tópicos y más tópicos, lo que ya desde un principio nos deja claro que estamos ante una parodia encubierta como cine de terror.

Salto temporal y conocemos a los protagonistas de la cinta: dos pringaos marginales que intentan ser alguien en una universidad llena de gente guapa. La típica chica de los sueños que parece que jamás vaya a salir con el prota (tranquilos, acaba pasando, estamos en una película) hace que este último tenga que sufrir una horrenda ceremonia de acceso al club más elitista del campus.

A partir de ahí todo se llena de zombis, y entonces empieza el verdadero espectáculo: gore, hilarantes frases a cada minuto y risas, muchas risas.

Si bien la secuencia del pasado que abre la película puede parecer algo inconexa en un principio, en la mitad del metraje descubrimos que no está incluida por mero azar o capricho. El MEJOR (ojo a las mayúsculas) personaje de “Night of the Creeps”, el detective Ray Cameron, resulta ser el joven policía que aparece al principio, alertando a los dos jóvenes que morirían poco después.

Los seguidores del cine de terror y de la ciencia ficción no pasarán por alto los continuos homenajes a obras míticas del género. Incluso los apellidos de los personajes principales son los mismos que los de varios directores reconocidos del calibre de John Carpenter o George A. Romero.

Con unos actores solventes, buena banda sonora, humor cafre, acción y suspense más que disfrutables, abordando como decía al principio de la reseña multitud de temas más que manidos en el terror y la sci-fi, pero sin querer aparentar lo que no es, y tirando de un bien gastado presupuesto de serie B; “Night of the Creeps” no oculta la intención de reírse de sí misma y de hacernos pasar un muy buen rato a través de uno de esos grandes productos casposos de los 80.

Una obra de culto instantáneo.


Cosas que me gustan:

- Tom Atkins pasándoselo pipa (y haciéndonoslo pasar a nosotros) como el detective Ray Cameron.

- La tensión del principio, en los años 60, con ese plano del loco avanzando poco a poco hacia el coche de la chica mientras arrastra un hacha.

- El protagonista y su chica, armados con un lanzallamas y una recortada, volando los sesos a un ejército de zombis.

- La chica que todo el rato mira con miedo a la ventana.

- Tom Atkins usando un desodorante como lanzallamas. Y sus “sorpréndeme”. Y sus pesadillas. Pensándoselo dos veces y desistiendo en suicidarse. Volviéndose loco al ver la foto de su amada y matando a zombis adolescentes a punta de revólver.

- La grabación que le deja J.C. (Steve Marshall) a Chris Romero (Jason Lively) antes de quemarse y lo ilógico de cómo ha llegado sola hasta allí.

- El puntazo de subtitular en idioma alienígena a los extraterrestres.

- “Tengo que daros una noticia buena y otra mala. La buena es que los chicos están aquí. La mala es que están muertos”.

- El final alternativo, con esas puertas abiertas a una secuela que nunca se hizo.


Cosas que no me gustan:

- La mala distribución en España y lo poco conocida que es.

- Cargarse a J.C., personaje muy divertido e ingenioso a mitad de la película.

- El poco encanto del protagonista y su chica.
4 de noviembre de 2014 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso cómo REC 3 se ha convertido en una de las películas españolas recientes que más divisiones ha creado entre los espectadores.

Si os gustó el terror en primera persona, visceral y crudo en un ambiente en constante tensión del que se caracterizaban las dos primeras cintas, puede que Génesis os decepcione.

REC 3 tiene un poco de todo lo mencionado arriba, sí, pero en menos dosis que aliña con toques de comedia gamberra, humor negro y crítica social disfrazada de caricatura.
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Cómo el que se supone que es el día más feliz de tu vida (sobre todo de la de ellas) se convierte en un verdadero (y literal) infierno es el eje central de REC 3. Un espectáculo gore e irreverente como los que tanto nos gustan a los fans de Evil Dead o de las bizarradas del maestro Carpenter.

Eso sí, que no espere el fan curioso que esta entrega revele cosas del pasado. Su título es engañoso, ya que de Génesis no tiene nada. Únicamente se presenta un personaje cuya anécdota vivida antes de la boda es mencionada también en la primera entrega. Nada más. Algo que, por suerte, no empaña el resultado final de la misma.

Si bien la plantilla de actores es correcta en general, Leticia Dolera está genial interpretando a esa especie de Ellen Ripley española. Sumadle una gran banda sonora repleta de éxitos españoles de la generación de nuestros padres (esto lo escribe un chavalín del 92), y con un grandioso Paco Plaza tras las cámaras, que dirige con pulso firme un film intrépido y con acertados picos de tensión, pero también muy divertido y pasado de rosca.

Todo el tramo inicial (desde esa especie de créditos de apertura con fotos de la historia de amor de los protagonistas mientras suena Gavilán o paloma, hasta el desarrollo de la ceremonia) está rodado de forma tan realista y casera que nos hace pensar que formamos parte de la boda. Somos unos invitados más y nos inhibimos, olvidándonos que se trata de una cinta de terror. De ahí que el momento en el que se inicia la matanza tenga un impacto mayor.

Al poco tiempo de empezar este baile sangriento llega el que para mí es uno de los mayores (y más inteligentemente resueltos) aciertos de la película. La forma con la que Plaza rompe con la cámara en mano, herencia directa del found footage, no es para nada forzada. Justo cuando la cámara se apaga del todo pasamos a los coloridos planos cinematográficos. Genial ese autoguiño cuando Atún suelta el clásico “tenemos que grabarlo todo” de la saga, y Koldo le destroza la cámara como respuesta.

Además, Plaza cuela de forma natural numerosos homenajes a clásicos del género, siendo los más reconocibles los lanzados a El Resplandor (la escena de la puerta rompiéndose, con Clara chillando como loca, en un plano idéntico al de la obra de Kubrick) o a la ya mencionada Evil Dead (la amputación del brazo poseído).

Añadámosle también un poco de sátira social (el canon de la SGAE… buenísimo) y de tópicos en bodas (la amiga invitada por compromiso que se presenta cuando todo el mundo contaba con que no fuera) para obtener risas cómplices del espectador.

Sí que puede resultar algo empalagosa, aunque es necesario. Reconozcámoslo: REC 3 es ante todo una historia de amor. De una pareja que se separa en su boda y que hará todo lo posible por reencontrarse.

REC 3 es una montaña rusa que, si bien se aleja sin complejos de la atmósfera de las dos primeras entregas, supone un soplo de aire fresco a la saga, siendo la hermana rebelde del resto.


Cosas que me gustan:

- El improvisado Sant Jordi con escudero incluido.

- Las sutiles diferencias entre la familia de Clara (de poder económico alto) y la de Koldo (de tradición humilde), que se presentan de múltiples formas.

- La escena de la Turmix, tremenda.

- El puntazo del abuelo sordo al final.

- Los numerosos guiños y homenajes.

- Leticia Dolera, volviéndose loca y desmembrando infectados al son de Eloise de Tino Casal. LA ESCENA de REC 3 se volverá mítica en el género zombie; al tiempo.

- La forma de romper con el plano subjetivo, estandarte de la saga en sus orígenes.

- Atún, probablemente el mejor camarógrafo de bodas y bautizos de la historia.

- Ver a Johnny Esponja (nada de Bob, que nos demandan), escopeta en mano, matando bichos.


Cosas que no me gustan:

- Que TODOS los infectados se detengan al oír al cura rezar y volver al tópico religioso como deus ex machina.

- Que el título sea una farsa.
2 de noviembre de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien avisa no es traidor. Esta es una de esas películas que hay que ver, como suelo decir, “siendo virgen”.

Ni se os ocurra leer lo más mínimo o ver algún tráiler sobre esta cinta, u os la fastidiará toda.

Si sois fans del terror y habéis visto las joyas más emblemáticas del género, esta película os va a encantar. Si no, puede que os resulte entretenida pero no vais a llegar a disfrutarla al mismo nivel.

The cabin in the woods no es una vuelta de tuerca al género del terror; es una mofa en toda regla. Pero no es una mofa en el sentido negativo: es una de las películas más inteligentes y con más mala leche de los últimos años. Es una crítica genial al estancamiento del terror.
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The cabin in the woods arranca con un grupo de jóvenes que, aprovechando que se han acabado las clases, decide irse de vacaciones a una cabaña perdida en mitad del bosque.

Todos sabemos lo que pasa y, sobre todo, lo que se revela al final; así que entro de lleno en los que para mí son los aciertos de una cinta muy por encima de la media.

La dirección de Goddard es correcta, no nos regala tomas para el recuerdo porque para eso ya tenemos su guión. La ambientación (tanto el paisaje como la música) no son algo del otro mundo, ayudan a crear tensión y poco más, pero en eso consiste el juego: en imitar clichés.

Nos encontramos con una sucesión de tópicos intencionados y típicos de las películas de terror (sobre todo de las de adolescentes): el tío lúgubre y perturbado en la gasolinera que les dice a los protagonistas que no es buena idea ir a esa cabaña (¿en cuántas películas ha salido ya?), el toque a lo Evil Dead que se masca constantemente en el ambiente (ese sótano con diario-que-despierta-a-grupo-de-sádicos-zombies-ultrareligiosos incluido), la pareja echando un quiqui en el bosque antes de ser brutalmente asesinados…

Además de la historia, para mí la gran baza de la cinta son los personajes (que no los actores, que cumplen mejor que la media de guaperas que aparecen en este tipo de películas).

Todos reivindican el estándar tan visto en el género: la rubia cachonda y tonta (muy inteligente recurso lo de utilizar un tinte rubio que afecta a las neuronas), el musculitos atlético de poco cerebro (que, como bien indican en la película, se ha vuelto “casualmente” más tonto de lo que realmente es), el negro bonachón que no tardará mucho en morir, el porrero graciosillo (genial Fran Kranz) y la virgen cuyo destino decidirá el de toda la Humanidad (una final girl en toda regla, con una gran responsabilidad añadida).

No en vano el nombre que reciben estos personajes es una mofa en sí mismo (el atleta, la puta, el erudito, el tonto y la virgen).

Hay un momento espléndido en el que uno de ellos dice que todo lo que están viviendo se parece demasiado a una película. Es una ruptura de la cuarta pared en toda regla pero, en cierta manera, toda la película lo es.

Por otra parte tenemos a los técnicos de la división de los EEUU (esa organización está repartida por todo el mundo, tal y como los monstruos típicos de las películas de cada lugar nos van mostrando). De ellos destaco como mis personajes favoritos de la cinta a Gary y Steve, los técnicos que más cámara chupan.

Ellos son un reflejo de nosotros, los espectadores: celebran cada muerte sangrienta, tienen peticiones concretas (ese tritón…), apuestan cuál será el nuevo horror en aparecer y se ponen cachondos en las escenas de sexo. Su ironía, mala leche y falta de empatía les acaba pasando factura, pero sus gags son de lejos con lo que más me reí y me sigo riendo.

Una película original, gamberra y brillantemente escrita por Drew Goddard y Joss Whedon, que merece ser revisionada y meditada.


Cosas que me gustan:

- La primera escena con Gary y Steve en el cochecito, totalmente rompedora, cuando aún no sabes quiénes son ni qué hacen esos dos hombres.

- La plantilla de monstruos que aparecen a modo de guiño a muchísimas películas de terror (It, Hellraiser, The Ring…).

- La primera aparición del campo de fuerza y posteriormente ver a Curt estrellándose en moto contra él.

- Los técnicos del centro celebrando que el ritual se ha cumplido, mientras de fondo se ve a Dana siendo torturada por los zombis.

- La escena del baile.

- La última toma, con Los Antiguos despertando de su letargo: un cierre apocalíptico espléndido.

- La aparición de Sigourney Weaver. Solo le faltaba ser asesinada por un xenomorfo.


Cosas que no me gustan:

- La pésima distribución y todos los problemas que ha tenido en España.

- Que el tráiler te fastidie media película.
1 de noviembre de 2014 Sé el primero en valorar esta crítica
“Halloween, el origen” da lo que promete, sin más.

A pesar de que mucha gente considera que esta nueva versión de Rob Zombie amplía el universo de la saga y mantiene la esencia de la original, para mí no ha sido así. Si estuviéramos ante un slasher alejado de la saga Halloween se trataría sin duda de un entretenimiento en la línea del género, algo mejor que la media, y por ende hubiese valorado más generosamente la película. Pero no ha sido así.

El principal problema que le veo a la visión de Rob Zombie es, a su vez, el principal atractivo de la misma. Algo contradictorio, lo sé.
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Tenemos, en primer lugar, a un Michael Myers que rompe con todo lo contado en entregas anteriores, especialmente en las dos primeras de Carpenter (ya sea como director o guionista). Zombie nos revela cómo era el monstruo en su infancia, los problemas que tenía en casa y la construcción de su mundo interior.

Resulta curioso ver cómo Myers es un niño en cierto modo encerrado en sí mismo, al que le gusta el heavy metal (no en vano el director de la cinta es Rob Zombie) y que vive con una familia, cuanto menos, disfuncional (eso sí, sigo sin entender por qué Rob Zombie insiste en meter en todas sus películas a su mujer Sheri Moon, con lo tremendamente mala que es actuando).

Podría ser un gran punto a favor el ver el origen de Myers, lo que le condujo a iniciar su carrera como psicópata a partir del antológico asesinato de su hermana y del novio de ésta. Personalmente, siempre empatizo mucho más con un pobre diablo que, por muy sádico y cabronazo que sea, ha llevado una vida mísera y triste, que con el típico adolescente gilipollas que mata por diversión. Un gran punto a favor; o no.

Justamente en eso último tenemos el gran problema de la película. La cuestión es que, como decía al principio de la reseña, si no estuviéramos hablando de Halloween, sería un aliciente ver los pasos previos al nacimiento de un multihomicida del calibre de Michael Myers.

Pero se trata de la saga Halloween. De un personaje que como bien definió Carpenter junto a su a partir de entonces habitual colaboradora Debra Hill, a través del mítico Dr. Loomis (excelente Donald Pleasence, por cierto) es “simple y pura maldad”.

En las anteriores entregas se jugaba con ese concepto, con un aparente misticismo en la figura de Myers. Un ser que no tiene un objetivo concreto en sus acciones, que mata porque es mal y solo mal. No es nadie, es como un fantasma tras una máscara. Y eso es inquietante de narices. Ahí reside el encanto de las primeras cintas, ahí tenemos la génesis del fenómeno que posteriormente sería conocido como el subgénero slasher.

Si tú coges a este ser infernal, le cuentas su historia al espectador, le revelas todos los problemas que tenía, penetras en su mente buscando una razón de su comportamiento y le muestras paso a paso su transformación no haces más que humanizar al monstruo. Y si humanizas al monstruo, el espectador acaba empatizando con él. Sí, sabe que de pronto aparecerá de la nada y degollará a la típica y virginal adolescente, pero no recibe el mismo impacto porque, a pesar de la crudeza de sus acciones, sabe todo por lo que ha pasado.

Si humanizas, haces que la gente empatice; y si la gente empatiza, no siente terror (o al menos no lo siente en su plenitud).

Claro que hay muertes, claro que hay una (mínima) tensión en el ambiente. Pero sin duda alguna, si me dan a escoger, elijo a aquel Michael Myers que en la primera película de la saga, cuando creías que por fin todo había acabado, desaparecía del césped ante la perpleja mirada del Dr. Loomis. Menudo finalazo.

Lo que sí veo como un acierto es revelar la relación familiar entre Laurie (qué lejos queda ya la archiconocida Jamie Lee Curtis, “el grito”) y Michael Myers. Si bien conocer el traumático pasado de Myers es un freno a la hora de construir tensión, por otra parte el saber que su hermana está metida en el tinglado ayuda a cimentar el suspense. Recuerdo que hasta Halloween 2 (la secuela original), el espectador no sabía de esta revelación.

Tampoco es de las mejores películas de Rob Zombie, al que el rollo onírico, psicodélico y satánico le queda mucho, mucho mejor (soy de los pocos a los que les gustó The Lords of Salem). Eso sí, la jugada con este reboot de Halloween no le salió nada mal; leí que de los 15 millones que costó, recaudó 80 en todo el mundo.

Para que luego alguno diga que el slasher ha perdido todo su tirón en la gran pantalla.
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