Una historia interesante llena de puntos de vista poco habituales. Exótica, por su gen ruso. Sobre todo la acertadísima dirección artística y el ambiente urbano cercano a la actualidad pero al mismo tiempo futuro. Giros en la historia, machismo y una visión muy humana en el fondo gracias a sus principales protagonistas.

El psicópata exitoso y resiliente vuelve a centrar la atención de una película más. Y como en otras muchas historias similares, sobre todo norteamericanas, con trampitas narrativas que permiten que los hitos de la historia se sucedan tal y como el protagonista ha decidido. Afortunadamente la buena interpretación de todos los actores hace que mantengas tu atención, a pesar de que pronto reconoces estar ante un producto retorcido sin pies y con poca cabeza.

A mí me gustó. ¿Por qué? Porque Davich Lynch seguramente me acierta bastante. La adaptación de esta historia sería imposible. Pero una afortunadísima voz en off para unos pocos momentos escogidos te sitúa enseguida y te permite asimilar muchas cosas. La estética, a pesar de las limitaciones técnicas que tanto han evolucionado con los años, es muy sugerente. Ánimaos a verla.

No entiendo como algo tan bien acabado y con unos efectos y resultados de primera división no llega a las pantallas de cine a lo grande. Es fantasía bélica de ciencia ficción, con reflexiones pacifistas y una ambientación impactante en una capital moldava tomada por la guerra.

Una comedia desigual, con algunas canciones y muchos saltos temporales. Cuando los personajes son más locos se vuelve más divertida. Sobre todo porque toda la historia en sí es muy poco natural y creible. Así que, cuando intenta parecer real te sientes un poco incómodo o con cierta vergüenza ajena.