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SerieDocumental

6.7
276
Documental
8
27 de junio de 2024
27 de junio de 2024
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me ocurrían varios títulos para mi crítica como: “España es racista”, “¡Se siente, se siente, Lucrecia está presente!”, “Los vergonzantes males de nuestra sociedad”… Pero he elegido “Sentencia ejemplar” porque este documental es un buen ejemplo de cómo la justicia consigue de vez en cuando ser justa.
Esta fue la primera sentencia condenatoria por un crimen racista y xenófobo en nuestro país, y sentó precedente consiguiendo que el código penal incluyera como agravante los delitos de odio por racismo y xenofobia. Impresiona (y da gusto) ver y escuchar a abogados, guardias civiles, jueces, vicepresidente del gobierno y director de la guardia civil de entonces, hablar sobre el caso de forma contundentemente reprobatoria y clara, sin blanquear los motivos ideológicos del crimen, ya que en estos tiempos que corren a muchos periodistas, representantes y miembros de las instituciones les ha dado por utilizar eufemismos a la hora de llamar a los nazis y fascistas por su nombre, es decir, nazis y fascistas. Bien contextualizado en el ambiente de odio y racismo que se vivía en los años 90 en Madrid, con el auge de grupos neo nazis, skin heads y de ultra sur, que campaban a sus anchas por las calles de la capital, cuando se reunían en La Plaza de Los Cubos y se organizaban para “salir de caza” a por negros y guarros como solían decir. Y cómo ante este caldo de cultivo para la tragedia, las instituciones competentes (ayuntamiento de Madrid del señor Álvarez del Manzano principalmente) no hicieron absolutamente nada para solucionarlo.
Duele, y mucho, ver que este país sigue siendo racista y xenófobo a pesar de una sentencia tan ejemplar (y después de 32 años), que incluso condenó a la propia Guardia Civil con una indemnización para la familia de Lucrecia por no haber controlado que el asesino siguiera en el cuerpo a sabiendas de su conducta racista y fascista y con un amplio historial de infracciones.
Siempre digo que este tipo de documentales son muy necesarios y hay que verlos sí o sí, porque educan, rememoran hechos que no deben ser olvidados, dan visibilidad a las víctimas, y además, me enorgullece lo bien que nuestros directores y directoras de cine los realizan.
Esta fue la primera sentencia condenatoria por un crimen racista y xenófobo en nuestro país, y sentó precedente consiguiendo que el código penal incluyera como agravante los delitos de odio por racismo y xenofobia. Impresiona (y da gusto) ver y escuchar a abogados, guardias civiles, jueces, vicepresidente del gobierno y director de la guardia civil de entonces, hablar sobre el caso de forma contundentemente reprobatoria y clara, sin blanquear los motivos ideológicos del crimen, ya que en estos tiempos que corren a muchos periodistas, representantes y miembros de las instituciones les ha dado por utilizar eufemismos a la hora de llamar a los nazis y fascistas por su nombre, es decir, nazis y fascistas. Bien contextualizado en el ambiente de odio y racismo que se vivía en los años 90 en Madrid, con el auge de grupos neo nazis, skin heads y de ultra sur, que campaban a sus anchas por las calles de la capital, cuando se reunían en La Plaza de Los Cubos y se organizaban para “salir de caza” a por negros y guarros como solían decir. Y cómo ante este caldo de cultivo para la tragedia, las instituciones competentes (ayuntamiento de Madrid del señor Álvarez del Manzano principalmente) no hicieron absolutamente nada para solucionarlo.
Duele, y mucho, ver que este país sigue siendo racista y xenófobo a pesar de una sentencia tan ejemplar (y después de 32 años), que incluso condenó a la propia Guardia Civil con una indemnización para la familia de Lucrecia por no haber controlado que el asesino siguiera en el cuerpo a sabiendas de su conducta racista y fascista y con un amplio historial de infracciones.
Siempre digo que este tipo de documentales son muy necesarios y hay que verlos sí o sí, porque educan, rememoran hechos que no deben ser olvidados, dan visibilidad a las víctimas, y además, me enorgullece lo bien que nuestros directores y directoras de cine los realizan.

7.4
44,802
9
23 de julio de 2023
23 de julio de 2023
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera media hora me ha recordado tanto a las epopeyas cósmicas de Terrence Malick que estaba fascinada; fisión y fusión nuclear explotando en la pantalla IMAX con una calidad visual apabullante.
Después la película se vuelve más biopic y te dispones a disfrutar de la enorme y grandiosa interpretación de Cillian Murphy, al que sin duda le darán el Oscar el año que viene (me apuesto mi camiseta favorita). Te adentras de lleno en el proyecto Manhattan; el cómo se fraguó, qué científicos lo formaron, cuáles fueron los escollos que solventaron, etc. aquí se suceden uno tras otro un plantel de rostros de la interpretación impresionante. El reparto es la hostia y todos, absolutamente todos, están perfectos.
Y diría que la última hora se centra más en el juego “sucio” de la política, en el anticomunismo y la caza de brujas que imperó después de la guerra. En esta parte el personaje de Robert Downey Jr. tiene más protagonismo y el actor demuestra lo sobrado que está. Otro por el que también me apuesto mi camiseta favorita a que le darán la estatuilla el año que viene.
Y qué decir de Nolan, pues que ha firmado un trabajo intenso, épico y visualmente apabullante, una cinta que no da respiro, mediante una fotografía y una dirección actoral de matrícula de honor.
Lo que más me ha gustado del guion ha sido lo bien que ha sabido plasmar la lucha moral interna del padre de la bomba atómica, un hombre que como científico podría haber ganado el Nobel, aunque sólo fuera por su teoría sobre los agujeros negros, pero que como ser humano no supo vivir con la culpa y la responsabilidad del monstruo que había creado. Su mayor logro científico fue el peor y más terrible arma de destrucción. Por eso me quedo con las palabras que intercambia con el presidente Truman después de haber lanzado bomba: “tengo las manos manchadas de sangre”.
Después la película se vuelve más biopic y te dispones a disfrutar de la enorme y grandiosa interpretación de Cillian Murphy, al que sin duda le darán el Oscar el año que viene (me apuesto mi camiseta favorita). Te adentras de lleno en el proyecto Manhattan; el cómo se fraguó, qué científicos lo formaron, cuáles fueron los escollos que solventaron, etc. aquí se suceden uno tras otro un plantel de rostros de la interpretación impresionante. El reparto es la hostia y todos, absolutamente todos, están perfectos.
Y diría que la última hora se centra más en el juego “sucio” de la política, en el anticomunismo y la caza de brujas que imperó después de la guerra. En esta parte el personaje de Robert Downey Jr. tiene más protagonismo y el actor demuestra lo sobrado que está. Otro por el que también me apuesto mi camiseta favorita a que le darán la estatuilla el año que viene.
Y qué decir de Nolan, pues que ha firmado un trabajo intenso, épico y visualmente apabullante, una cinta que no da respiro, mediante una fotografía y una dirección actoral de matrícula de honor.
Lo que más me ha gustado del guion ha sido lo bien que ha sabido plasmar la lucha moral interna del padre de la bomba atómica, un hombre que como científico podría haber ganado el Nobel, aunque sólo fuera por su teoría sobre los agujeros negros, pero que como ser humano no supo vivir con la culpa y la responsabilidad del monstruo que había creado. Su mayor logro científico fue el peor y más terrible arma de destrucción. Por eso me quedo con las palabras que intercambia con el presidente Truman después de haber lanzado bomba: “tengo las manos manchadas de sangre”.
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