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Críticas ordenadas por utilidad
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4.9
7,982
1
14 de junio de 2017
14 de junio de 2017
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intenta hacer una critica sobre la sociedad tachándola de superficial pero en el intento resulta banal de por sí. Esta crítica se sostiene poco, ya que en ciertos momentos trata con soberbia al espectador y se desautoriza a si misma.
Es una película que peca de ambiciosa en cuanto a la imagen que ofrece y de poco ambiciosa a la hora de mostrar lo que desea condenar. En ocasiones, escenas e imágenes que deberían remover algo en el espectador, se quedan en meras risas o en simple incomodidad fallando así en sus intenciones. También resulta incomodo el modo en que trata ciertos temas, que podrían ser considerados tabú, hasta el punto de sentir que los normaliza, cosa que no considero que juegue a su favor. Su infantil crítica hacia "Instagram" es el mayor retrato de esta película, niños jugando a ser rebeldes sin pensar en las consecuencias.
Es una película que peca de ambiciosa en cuanto a la imagen que ofrece y de poco ambiciosa a la hora de mostrar lo que desea condenar. En ocasiones, escenas e imágenes que deberían remover algo en el espectador, se quedan en meras risas o en simple incomodidad fallando así en sus intenciones. También resulta incomodo el modo en que trata ciertos temas, que podrían ser considerados tabú, hasta el punto de sentir que los normaliza, cosa que no considero que juegue a su favor. Su infantil crítica hacia "Instagram" es el mayor retrato de esta película, niños jugando a ser rebeldes sin pensar en las consecuencias.

6.2
38,412
7
30 de agosto de 2020
30 de agosto de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así es, nos encontramos ante una de esas maravillosas obras que consigue moverse entre estas dos sensaciones: ¿Lo que estoy viendo es una tontería o algo profundo? Pues a ratos si a ratos no. A ratos estás viendo una escena no lineal bastante inteligente a nivel de guión y montaje, y que quizá te provoque más actividad cerebral de la cuenta, pero luego ves cómo estrellan un Boeing 747 (ocurrió realmente en el rodaje) y se te pasa.
Nolan desde que empezó a rodar blockbusters comerciales ha trabajado el género de la acción, quizá con tintes de ciencia ficción, y este caso tiene similitudes con lo que pudimos ver en Inception. Aquella obra era una simple película de atracos con el tema de los sueños (potencial muy desaprovechado en mi opinión) para engatusar al mayor público posible, ya que todos pueden seguir la trama con gran facilidad a pesar de que quiera ser más compleja de lo que en realidad es. Unos se sienten inteligentes mientras que otros quedan satisfechos de haber visto una película de acción entretenida, y los más exigentes se sienten atraídos por la "idea original en un blockbuster" que, seamos sinceros, es algo difícil de ver.
Aquí comenzamos con la misma base pero algo distinto sucede: las sobreexplicaciones y los tres mil datos que te sueltan a la cara confunden más que ayudan a que todo el público siga el argumento. De hecho, el caos que existe en torno a la trama de espionaje es mucho más confuso que entender los elementos de ciencia ficción y sus mecánicas. Para quien haya jugado alguna, es como la campaña del Call of Duty, a corte estás en Kazajistán y luego en la India y luego en EEUU y tú simplemente tiras con ello. Habrá quien crea (y con razón) que una historia así de mal contada, con diálogos y escenas estúpidas, acciones inverosímiles y completamente ilógica en ocasiones restaría al total. Pero no en mi caso. Esto solo suma al gran espectáculo rocambolesco que Nolan me propone para pasármelo bien durante dos horas y media que se me han pasado volando.
Puedo ver las ideas originales, la acción ridícula, el caos narrativo, la complejidad artificial y disfrutar de todas ellas. No sé si Nolan pretendía que me partiera la caja con algunas secuencias y conversaciones, pero lo consiguió, y cada una de esas veces que reía era una décima que subía en esta nota. No hay capas de profundidad, ni cuestiones filosóficas que te hagan reflexionar, se trata de un mastodóntico truco de magia de más de 200 millones de dólares.
Y esto no es más que fruto del improbable equilibrio entre la idea genial y la gilipollas: una obra pasada de vueltas que se amará u odiará por las mismas razones, pero desde perspectivas distintas.
Nolan desde que empezó a rodar blockbusters comerciales ha trabajado el género de la acción, quizá con tintes de ciencia ficción, y este caso tiene similitudes con lo que pudimos ver en Inception. Aquella obra era una simple película de atracos con el tema de los sueños (potencial muy desaprovechado en mi opinión) para engatusar al mayor público posible, ya que todos pueden seguir la trama con gran facilidad a pesar de que quiera ser más compleja de lo que en realidad es. Unos se sienten inteligentes mientras que otros quedan satisfechos de haber visto una película de acción entretenida, y los más exigentes se sienten atraídos por la "idea original en un blockbuster" que, seamos sinceros, es algo difícil de ver.
Aquí comenzamos con la misma base pero algo distinto sucede: las sobreexplicaciones y los tres mil datos que te sueltan a la cara confunden más que ayudan a que todo el público siga el argumento. De hecho, el caos que existe en torno a la trama de espionaje es mucho más confuso que entender los elementos de ciencia ficción y sus mecánicas. Para quien haya jugado alguna, es como la campaña del Call of Duty, a corte estás en Kazajistán y luego en la India y luego en EEUU y tú simplemente tiras con ello. Habrá quien crea (y con razón) que una historia así de mal contada, con diálogos y escenas estúpidas, acciones inverosímiles y completamente ilógica en ocasiones restaría al total. Pero no en mi caso. Esto solo suma al gran espectáculo rocambolesco que Nolan me propone para pasármelo bien durante dos horas y media que se me han pasado volando.
Puedo ver las ideas originales, la acción ridícula, el caos narrativo, la complejidad artificial y disfrutar de todas ellas. No sé si Nolan pretendía que me partiera la caja con algunas secuencias y conversaciones, pero lo consiguió, y cada una de esas veces que reía era una décima que subía en esta nota. No hay capas de profundidad, ni cuestiones filosóficas que te hagan reflexionar, se trata de un mastodóntico truco de magia de más de 200 millones de dólares.
Y esto no es más que fruto del improbable equilibrio entre la idea genial y la gilipollas: una obra pasada de vueltas que se amará u odiará por las mismas razones, pero desde perspectivas distintas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se te ve muy fresco.

5.0
1,233
2
27 de enero de 2019
27 de enero de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peli es una sarta de despropósitos. No sé si es una comedia mala o un drama malo. Resulta irritante desde la presentación de los personajes, a los momentos absurdos que te hacen perder el interés en ella pasando por lo tóxicas que resultan todas las relaciones personales que nos muestra.
Simplemente no la veáis, es de esas pelis que lejos de divertir por ser mala, es mala al punto en que te sientes cansado.
Simplemente no la veáis, es de esas pelis que lejos de divertir por ser mala, es mala al punto en que te sientes cansado.

7.1
77,380
7
6 de marzo de 2017
6 de marzo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mulholland Drive se trata de un puzzle que al montarlo nos ofrece la imagen distorsionada del dibujo de un niño pequeño. Se trata de una historia sencilla, la cual probablemente no hubiese sido llevada al cine si se hubiera filmado de un modo coherente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lynch en el film juega bien sus cartas, se trata de una peli de 2h y media pero donde solo son reales los últimos 23 minutos y el resto es sueño. El sueño es una trampa fácil para que Lynch haga lo que el quiera y la gente lo justifique, sus fans dirán que es maravilloso y el consumidor medio de cine hollywoodiense no entenderá nada, yo digo que es totalmente innecesario. Si bien es cierto que muchas escenas resultan muy atractivas para el espectador (gran escena cuando Naomi Watts va al casting de cine), ¿cómo se supone que me debo tomar que después de dos horas caóticas, Rita abra una caja y todo haya sido mentira? Y esto es referido a lo mas obvio y superficial del film, cuando Lynch presenta a los personajes secundarios crea un ambiente de intriga basada en no dar información sobre ellos, lo cual al final se traduce como personajes ciertamente planos y prácticamente irrelevantes, pero las expectativas sobre ellos ya estaban creadas. Pero no todo es gris, cabe realzar la continuidad dentro del caos de esta peli. Durante las dos horas de sueño existe un aura de absurdez que ya es indicio de que nada es real y si tienes paciencia suficiente durante la peli, cuando recibes alguna de las pocas respuestas a las preguntas que te hace hacerte, estas llegan de un modo muy artístico y complejo que deja bastante buen sabor de boca. En definitiva, esta película se trata de algo incoherente para la mayoría de personas, pero es respuesta a esa demanda de una minoría que busca romperse la cabeza con planos artísticos y crípticos y eso lo hace muy bien.
Serie

7.8
8,260
9
25 de marzo de 2018
25 de marzo de 2018
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya casi una treintena de años que David Lynch y Mark Frost se lucieron sacando un producto casi perfecto para la televisión de los 90: innovador, buen argumento, gran banda sonora y con un estilo propio que ha pasado a la historia de la pequeña pantalla (y de la cultura), inspirando infinidad de series posteriores. Bien es cierto que ninguna ha conseguido recrear ese estilo narrativo y el impacto a nivel sensorial que causa la serie original (véase True Detective, la cual se estanca a un nivel muy superficial o, la más reciente, Dark, que se siente poco elegante en la presentación y resolución de sus temas).
Pero ahora el tiempo ha pasado y donde antes había una obra rompedora, ahora hay dos temporadas que han envejecido considerablemente para el espectador actual, el cual puede seguir disfrutando de ella perdonando cosas como una producción más modesta, con poca variedad de escenarios, o el famoso bache a partir de la mitad de la segunda temporada. Para todos aquellos que supimos apreciarla e idealizamos con el paso del tiempo, en cierto modo, el mito de Twin Peaks se nos regaló esta tercera temporada en la que volvemos a ser testigos de las vidas de los viejos (y nuevos) habitantes del pueblo en un tiempo completamente distinto: el nuestro.
Y es que este The Return puede continuar las tramas e historias que a Lynch le interesaron y dejar otras colgando con respecto a la serie original, pero el tono y el estilo es completamente distinto a lo que recordamos: escenas lentas, perturbadoras, mucho mas surrealistas e incomprensibles para el espectador de lo que fueron aquellas con el enano en la habitación roja. Es por este motivo que muchos fans incondicionales de las primeras temporadas dejaron de seguirla, ¿dónde está el café y los donuts?, ¿dónde está Cooper resolviendo casos con sus extrañas técnicas tibetanas? Admitámoslo, hemos cambiado. El espectador ha madurado y la televisión también, ya no nos sorprendemos con los mismos trucos ni con la misma narrativa. The Return retoma el sentimiento de estar viendo algo nuevo, diferente, alejado de cualquier cosa que se haya emitido en televisión, el mismo que tuvieron los espectadores de los 90.
Esta nueva serie es una patada a la nostalgia, que a veces es usada como un caramelo envenenado para el "peakie", y no cae en el fácil recurso de entregarnos un refrito de referencias (ejem, Stranger Things), el cual hubiera sido muy probable si Lynch no hubiera estado involucrado en el proyecto.
Son los fans con la mente abierta los que más disfrutarán de esta experiencia sensorial, con imágenes e ideas que serán difíciles de olvidar. Probablemente haya vuelto a cambiar la concepción de la televisión actual para quien la haya visto y disfrutado, pero es tan poco accesible por la necesidad de volver a ver y, sobretodo, comprender dos temporadas y una película de hace 28 años que ha pasado de largo para el gran público.
Twin Peaks fue maravillosa, pero ya está, debemos admitir que las cosas se acaban, aunque sigan viviendo en nuestra cabeza.
Pero ahora el tiempo ha pasado y donde antes había una obra rompedora, ahora hay dos temporadas que han envejecido considerablemente para el espectador actual, el cual puede seguir disfrutando de ella perdonando cosas como una producción más modesta, con poca variedad de escenarios, o el famoso bache a partir de la mitad de la segunda temporada. Para todos aquellos que supimos apreciarla e idealizamos con el paso del tiempo, en cierto modo, el mito de Twin Peaks se nos regaló esta tercera temporada en la que volvemos a ser testigos de las vidas de los viejos (y nuevos) habitantes del pueblo en un tiempo completamente distinto: el nuestro.
Y es que este The Return puede continuar las tramas e historias que a Lynch le interesaron y dejar otras colgando con respecto a la serie original, pero el tono y el estilo es completamente distinto a lo que recordamos: escenas lentas, perturbadoras, mucho mas surrealistas e incomprensibles para el espectador de lo que fueron aquellas con el enano en la habitación roja. Es por este motivo que muchos fans incondicionales de las primeras temporadas dejaron de seguirla, ¿dónde está el café y los donuts?, ¿dónde está Cooper resolviendo casos con sus extrañas técnicas tibetanas? Admitámoslo, hemos cambiado. El espectador ha madurado y la televisión también, ya no nos sorprendemos con los mismos trucos ni con la misma narrativa. The Return retoma el sentimiento de estar viendo algo nuevo, diferente, alejado de cualquier cosa que se haya emitido en televisión, el mismo que tuvieron los espectadores de los 90.
Esta nueva serie es una patada a la nostalgia, que a veces es usada como un caramelo envenenado para el "peakie", y no cae en el fácil recurso de entregarnos un refrito de referencias (ejem, Stranger Things), el cual hubiera sido muy probable si Lynch no hubiera estado involucrado en el proyecto.
Son los fans con la mente abierta los que más disfrutarán de esta experiencia sensorial, con imágenes e ideas que serán difíciles de olvidar. Probablemente haya vuelto a cambiar la concepción de la televisión actual para quien la haya visto y disfrutado, pero es tan poco accesible por la necesidad de volver a ver y, sobretodo, comprender dos temporadas y una película de hace 28 años que ha pasado de largo para el gran público.
Twin Peaks fue maravillosa, pero ya está, debemos admitir que las cosas se acaban, aunque sigan viviendo en nuestra cabeza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como si de un tulpa se tratara, The Return se ha materializado gracias a la fe y el culto casi religioso de los fans durante 25 años a esta serie y el deseo de una tercera temporada. Hemos asistido al sueño colectivo de un pueblo reimaginado, con habitantes que vienen y van, historias inconclusas y fragmentos de escenas que no nos llevan a ninguna parte, con el único propósito de reforzar la sensación de estar asistiendo a algo mayor, que tiene vida propia y que existe fuera de la propia narrativa. Por este onírico lugar viajan tres tipos de fans representados por los tres Coopers: Mr C, el espectador que busca respuestas y soluciones a enigmas imposibles, el Agente Cooper, aquel que no puede dejar atrás el pasado y le invade la nostalgia; y por último, Dougie, el que vive el momento y disfruta al máximo de él como si fuera el último (o el primero). El destino de Mr. C y Cooper es trágico, mientras que Dougie tiene un final feliz reunido con su familia. La moraleja es clara: sé un Dougie.
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