La normalización de la violencia contra las mujeres en esta película es realmente preocupante. Esta totalmente enfocada en provocar y subvertir expectativas sin ningún interés en explorar el impacto psicológico y social de estos actos.
El personaje principal esta construido para reforzar estereotipos dañinos sobre las víctimas de violencia sexual.
La narrativa también presenta problemas manejando las dinámicas de poder entre los personajes masculinos y femeninos con una clara tendencia a sexualizar la violencia y presentar relaciones de poder de una manera que puede ser interpretada con una justificación de ese comportamiento abusivo.
Cada personaje femenino está encasillado en una tipología irreal de las que adora el patriarcado: sumisa, desequilibrada o ninfómana.
Bajo su fachada de sofisticación cinematográfica y su aparente intento de trastocar el género de thriller psicológico, la película termina siendo un monumento al machismo institucionalizado en el cine contemporáneo.
El verdadero horror de "Elle" no reside en sus escenas explícitas de violencia, si no en cómo estas han sido normalizadas bajo el manto del "cine de autor", convirtiendo el trauma femenino en un espectáculo para el consumo del público.
"Elle" es un recordatorio perturbador de cuánto camino queda por recorrer en la lucha contra la misoginia en el séptimo arte.