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6.8
17,474
4
8 de enero de 2025
8 de enero de 2025
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nosferatu ha vuelto y para muchos es la película de 2024. La mejor dicen, La crítica está entusiasmada. Pero yo también tengo algo que decir, mi opinión, que si a alguno le interesa, te la cuento.
Antes de que existiera el terror tal y como lo conocemos hoy, Nosferatu ya había dejado su huella en la historia del cine. En 1922, F.W. Murnau presentó esta reinterpretación no oficial de la novela Drácula de Bram Stoker, y lo hizo con tal impacto visual y narrativo que sigue siendo una de las grandes joyas del expresionismo alemán. La película original es una lección de cómo, con limitaciones técnicas, se puede generar un miedo brutal: ese aspecto grotesco del Conde Orlok, las sombras alargadas que se movían como extensiones de su propia maldad y, sobre todo, el silencio que multiplicaba la tensión.
Nosferatu o Drácula ha tenido cientos de adaptaciones. claro y seguramente te preguntarás ¿Qué diferencia hay entre Nosferatu y Drácula? ¿Son lo mismo? ¿Por qué cada uno se llama de una manera? La respuesta está en un pequeño conflicto legal. En 1922, el director F.W. Murnau quiso adaptar la novela Drácula, pero no consiguió los derechos, así que cambió los nombres de los personajes y algunos detalles. Así nació Nosferatu y su Conde Orlok.
Mientras que Drácula es un aristócrata seductor, Orlok es grotesco y primitivo como una rata, más cercano a una plaga que a un mito romántico.
Lo curioso es que la viuda de Bram Stoker demandó a los responsables de Nosferatu, y un tribunal ordenó destruir todas las copias de la película. Por suerte, sobrevivieron algunas, permitiéndonos disfrutar de esta joya del cine que, de la cuál bebe muchísimo del cine posterior.
Es una película que hay que ver, la original. Mi primera experiencia con Nosferatu, fue en la universidad, y todavía recuerdo la impresión que me causó. Una película sin diálogos, en blanco y negro, con una atmósfera que te atrapaba por completo. Fue impactante porque no se trataba solo de un monstruo físico, sino de una sensación constante de que algo no estaba bien. Por eso, cuando vi que Robert Eggers sacaba su nueva versión, sabía que tenía que verla. Aunque, siendo honesto, también tenía cierto escepticismo: ¿cómo iba a superar o al menos igualar esa experiencia? Recordemos que ya hay otra adaptación. Aunque esa yo no la he visto.
Pero bueno, hemos venido a hablar de la de Eggers.
La ambientación de esta versión es impecable. Eggers recrea un mundo de finales del siglo XIX con un nivel de detalle que impresiona, desde los decorados hasta el vestuario, logrando que todo respire decadencia y misterio. La fotografía, es prácticamente en blanco y negro, hay un nivel de desaturación a veces, brutal. Claro, rinde homenaje a la estética de la original, incluso añade un toque tonalidades cálidas, casi amarillas, en ciertos momentos haciendo alusión a el amarillo-negro de la clásica. Esto no es solo un recurso visual; es parte de cómo Eggers construye su atmósfera. Cada plano está calculado al milímetro, con un eje central que dirige la atención del espectador, pero también introduce elementos que rompen esa simetría: sombras, formas colocadas de forma aparentemente aleatoria. Estos detalles no son casuales. La simetría perfecta tiende a transmitir orden y tranquilidad, pero al romperla, aunque sea sutilmente, el cerebro percibe que algo está fuera de lugar, generando una incomodidad que encaja perfectamente con el tono de la película.
Es un recurso que ya hemos visto mucho, por ejemplo George Miller en Mad Max: Fury Road, donde la acción siempre se mantiene en el centro del plano, o Wes Anderson, conocido por su obsesión con la simetría. Sin embargo, a diferencia de Anderson, que busca una estética pulcra y casi teatral, Eggers utiliza estos elementos discordantes para romper esa perfección y sumergirte en una atmósfera opresiva. Es un detalle que no percibes conscientemente, pero que condiciona tu experiencia como espectador.
El problema, como ocurre en otras películas de Eggers, es que parece más preocupado por el estilo que por el entretenimiento. El faro es la única de sus películas que realmente conectó conmigo, y fue gracias a las increíbles actuaciones de Willem Dafoe y Robert Pattinson, y a esa sensación de paranoia que iba creciendo a cada minuto. La bruja me pareció muy aburrida, la vi con mi pareja de aquella época y creo que de lo mala que nos pareció, lo dejamos…
Ya digo, que esto es algo muy personal.
Pero bueno que, a pesar de que el Faro me encantó, en esta en cambio, la fórmula no funciona igual. La historia de Nosferatu es la misma que ya conocemos, sin ninguna novedad que la haga destacar. He visto esta trama tantas veces, y en versiones mucho más efectivas, que no puedo evitar preguntarme si realmente era necesario revisitarla.
Sigo en la parte de spoilers por falta de espacio.
Antes de que existiera el terror tal y como lo conocemos hoy, Nosferatu ya había dejado su huella en la historia del cine. En 1922, F.W. Murnau presentó esta reinterpretación no oficial de la novela Drácula de Bram Stoker, y lo hizo con tal impacto visual y narrativo que sigue siendo una de las grandes joyas del expresionismo alemán. La película original es una lección de cómo, con limitaciones técnicas, se puede generar un miedo brutal: ese aspecto grotesco del Conde Orlok, las sombras alargadas que se movían como extensiones de su propia maldad y, sobre todo, el silencio que multiplicaba la tensión.
Nosferatu o Drácula ha tenido cientos de adaptaciones. claro y seguramente te preguntarás ¿Qué diferencia hay entre Nosferatu y Drácula? ¿Son lo mismo? ¿Por qué cada uno se llama de una manera? La respuesta está en un pequeño conflicto legal. En 1922, el director F.W. Murnau quiso adaptar la novela Drácula, pero no consiguió los derechos, así que cambió los nombres de los personajes y algunos detalles. Así nació Nosferatu y su Conde Orlok.
Mientras que Drácula es un aristócrata seductor, Orlok es grotesco y primitivo como una rata, más cercano a una plaga que a un mito romántico.
Lo curioso es que la viuda de Bram Stoker demandó a los responsables de Nosferatu, y un tribunal ordenó destruir todas las copias de la película. Por suerte, sobrevivieron algunas, permitiéndonos disfrutar de esta joya del cine que, de la cuál bebe muchísimo del cine posterior.
Es una película que hay que ver, la original. Mi primera experiencia con Nosferatu, fue en la universidad, y todavía recuerdo la impresión que me causó. Una película sin diálogos, en blanco y negro, con una atmósfera que te atrapaba por completo. Fue impactante porque no se trataba solo de un monstruo físico, sino de una sensación constante de que algo no estaba bien. Por eso, cuando vi que Robert Eggers sacaba su nueva versión, sabía que tenía que verla. Aunque, siendo honesto, también tenía cierto escepticismo: ¿cómo iba a superar o al menos igualar esa experiencia? Recordemos que ya hay otra adaptación. Aunque esa yo no la he visto.
Pero bueno, hemos venido a hablar de la de Eggers.
La ambientación de esta versión es impecable. Eggers recrea un mundo de finales del siglo XIX con un nivel de detalle que impresiona, desde los decorados hasta el vestuario, logrando que todo respire decadencia y misterio. La fotografía, es prácticamente en blanco y negro, hay un nivel de desaturación a veces, brutal. Claro, rinde homenaje a la estética de la original, incluso añade un toque tonalidades cálidas, casi amarillas, en ciertos momentos haciendo alusión a el amarillo-negro de la clásica. Esto no es solo un recurso visual; es parte de cómo Eggers construye su atmósfera. Cada plano está calculado al milímetro, con un eje central que dirige la atención del espectador, pero también introduce elementos que rompen esa simetría: sombras, formas colocadas de forma aparentemente aleatoria. Estos detalles no son casuales. La simetría perfecta tiende a transmitir orden y tranquilidad, pero al romperla, aunque sea sutilmente, el cerebro percibe que algo está fuera de lugar, generando una incomodidad que encaja perfectamente con el tono de la película.
Es un recurso que ya hemos visto mucho, por ejemplo George Miller en Mad Max: Fury Road, donde la acción siempre se mantiene en el centro del plano, o Wes Anderson, conocido por su obsesión con la simetría. Sin embargo, a diferencia de Anderson, que busca una estética pulcra y casi teatral, Eggers utiliza estos elementos discordantes para romper esa perfección y sumergirte en una atmósfera opresiva. Es un detalle que no percibes conscientemente, pero que condiciona tu experiencia como espectador.
El problema, como ocurre en otras películas de Eggers, es que parece más preocupado por el estilo que por el entretenimiento. El faro es la única de sus películas que realmente conectó conmigo, y fue gracias a las increíbles actuaciones de Willem Dafoe y Robert Pattinson, y a esa sensación de paranoia que iba creciendo a cada minuto. La bruja me pareció muy aburrida, la vi con mi pareja de aquella época y creo que de lo mala que nos pareció, lo dejamos…
Ya digo, que esto es algo muy personal.
Pero bueno que, a pesar de que el Faro me encantó, en esta en cambio, la fórmula no funciona igual. La historia de Nosferatu es la misma que ya conocemos, sin ninguna novedad que la haga destacar. He visto esta trama tantas veces, y en versiones mucho más efectivas, que no puedo evitar preguntarme si realmente era necesario revisitarla.
Sigo en la parte de spoilers por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por ejemplo, siempre he preferido el Drácula de Coppola, que me parece insuperable por su mezcla de romance y horror gótico. Incluso el propio Nosferatu original, con su crudeza y su capacidad para generar terror sin necesidad de palabras, sigue siendo mucho más impactante que esta versión. Esta película parece más un homenaje que una reinterpretación, y aunque como homenaje cumple, la noto innecesaria.
El reparto, por otro lado, es interesante. Llegué a la película sin saber nada, no había visto ni el trailer así que no sabía quién estaba en ella, solo con la curiosidad de verla por su buena nota aquí en FilmAffinity. Lo que me encontré fue un elenco lleno de actores en pleno auge. Aaron Taylor-Johnson, que acaba de protagonizar Kraven y creo que está confirmado ya como el próximo James Bond, y Nicholas Hoult, conocido por muchísimos papeles secundarios y que hace nada le vimos en Jurado Nº2 y está genial. Los dos están muy de moda ahora. Aquí aportan interpretaciones sólidas, aunque sus papeles no tienen el peso suficiente para destacar, están correctos. Bill Skarsgård, por su parte, es el Conde Orlok, y aunque su transformación física e interpretativa es una pasada, nunca llega a transmitir el nivel de terror que esperaba. Sus movimientos y su voz están bien trabajados, pero esa figura grotesca que tanto impactaba en el original aquí se queda corta. Durante gran parte de la película, Eggers evita mostrar su rostro, jugando con las reacciones de los demás personajes, y eso me parecía muy brillante. Porque estabas viendo la reacción de los otros y pensando, madre mía, estos están viendo lo más feo del mundo, más que el Fari comiendo un pomelo. Pero cuando finalmente aparece, y a partir de ahí ya no para de salir la cara, la imagen que había construido en mi cabeza era mucho más aterradora que la realidad. Una pena eso.
Lily-Rose Depp, la hija de Johnny Depp, como Ellen, es quien realmente tenía toda mi atención. Su interpretación va más allá de todo lo que podría esperar de esta chica la cual no sé ni si he visto algo suyo previamente; cada gesto y movimiento transmite una mezcla de fragilidad y amenaza que la convierten en el verdadero monstruo de la película. Hay algo profundamente perturbador en cómo utiliza su cuerpo y sus expresiones para generar incomodidad. A mí era lo que más miedo me daba. Willem Dafoe también está presente en un papel secundario, y no puedo evitar pensar que esta vez aceptó porque, al menos, no le tocaba ser "el feo" del reparto. Bien por Willem.
"Nosferatu" proviene de la palabra rumana "nesuferit", que significa "insufrible" o "repulsivo". Y aquí, Eggers ha hecho justicia al nombre, porque literalmente la película me ha parecido insufrible.
Y lo digo sin rodeos. No tengo problema en admitirlo, porque muchas veces parece que, si no te gusta lo que a la crítica o a la mayoría les encanta, estás cometiendo algún tipo de sacrilegio. Pero yo lo tengo claro: hay directores que me gustan y otros que no. Eggers es un director que respeto por su estilo, pero rara vez conecta conmigo. He visto que esta película ha sido aclamada por muchos como lo mejor del año, y me alegro por ellos. Pero mi manera de ver el cine no tiene por qué ser igual que la suya.
Hay quien cree que los que hablamos de cine en redes vamos todos de la mano, como si nuestras opiniones estuvieran sincronizadas. Nada más lejos de la realidad. Yo tengo mis gustos, y no tengo problema en ir a contracorriente. A veces disfruto películas que la mayoría detesta, y otras veces encuentro insufrible lo que otros consideran una obra maestra. Es el caso de esta nueva versión de Nosferatu: visualmente impresionante, sí, pero narrativamente agotadora para mí.
El reparto, por otro lado, es interesante. Llegué a la película sin saber nada, no había visto ni el trailer así que no sabía quién estaba en ella, solo con la curiosidad de verla por su buena nota aquí en FilmAffinity. Lo que me encontré fue un elenco lleno de actores en pleno auge. Aaron Taylor-Johnson, que acaba de protagonizar Kraven y creo que está confirmado ya como el próximo James Bond, y Nicholas Hoult, conocido por muchísimos papeles secundarios y que hace nada le vimos en Jurado Nº2 y está genial. Los dos están muy de moda ahora. Aquí aportan interpretaciones sólidas, aunque sus papeles no tienen el peso suficiente para destacar, están correctos. Bill Skarsgård, por su parte, es el Conde Orlok, y aunque su transformación física e interpretativa es una pasada, nunca llega a transmitir el nivel de terror que esperaba. Sus movimientos y su voz están bien trabajados, pero esa figura grotesca que tanto impactaba en el original aquí se queda corta. Durante gran parte de la película, Eggers evita mostrar su rostro, jugando con las reacciones de los demás personajes, y eso me parecía muy brillante. Porque estabas viendo la reacción de los otros y pensando, madre mía, estos están viendo lo más feo del mundo, más que el Fari comiendo un pomelo. Pero cuando finalmente aparece, y a partir de ahí ya no para de salir la cara, la imagen que había construido en mi cabeza era mucho más aterradora que la realidad. Una pena eso.
Lily-Rose Depp, la hija de Johnny Depp, como Ellen, es quien realmente tenía toda mi atención. Su interpretación va más allá de todo lo que podría esperar de esta chica la cual no sé ni si he visto algo suyo previamente; cada gesto y movimiento transmite una mezcla de fragilidad y amenaza que la convierten en el verdadero monstruo de la película. Hay algo profundamente perturbador en cómo utiliza su cuerpo y sus expresiones para generar incomodidad. A mí era lo que más miedo me daba. Willem Dafoe también está presente en un papel secundario, y no puedo evitar pensar que esta vez aceptó porque, al menos, no le tocaba ser "el feo" del reparto. Bien por Willem.
"Nosferatu" proviene de la palabra rumana "nesuferit", que significa "insufrible" o "repulsivo". Y aquí, Eggers ha hecho justicia al nombre, porque literalmente la película me ha parecido insufrible.
Y lo digo sin rodeos. No tengo problema en admitirlo, porque muchas veces parece que, si no te gusta lo que a la crítica o a la mayoría les encanta, estás cometiendo algún tipo de sacrilegio. Pero yo lo tengo claro: hay directores que me gustan y otros que no. Eggers es un director que respeto por su estilo, pero rara vez conecta conmigo. He visto que esta película ha sido aclamada por muchos como lo mejor del año, y me alegro por ellos. Pero mi manera de ver el cine no tiene por qué ser igual que la suya.
Hay quien cree que los que hablamos de cine en redes vamos todos de la mano, como si nuestras opiniones estuvieran sincronizadas. Nada más lejos de la realidad. Yo tengo mis gustos, y no tengo problema en ir a contracorriente. A veces disfruto películas que la mayoría detesta, y otras veces encuentro insufrible lo que otros consideran una obra maestra. Es el caso de esta nueva versión de Nosferatu: visualmente impresionante, sí, pero narrativamente agotadora para mí.

5.1
2,515
6
2 de enero de 2025
2 de enero de 2025
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imagina que es el fin del mundo y el único lugar que te protege del mal es una casa. Puedes salir, sí, pero solo si estás atado a una cuerda que conecta con la casa. Eso sí, hay una regla: nunca, nunca te sueltes.
Durante el Festival de Cine de Sitges 2024, pude ver la última película dirigida por Alexandre Aja, director de Horns o Crawl (Infierno bajo el agua), y protagonizada por una increíble Halle Berry.
Estamos ante una película de terror con una premisa más que curiosa: una familia vive en una casa en el bosque, en un mundo postapocalíptico. Solo quedan ellos, y esta casa es su única protección. Para salir, deben estar atados a unas cuerdas que conectan con la casa; si se sueltan, el mal que está fuera se apoderará de ellos. La madre, interpretada por Halle Berry, es la única que puede ver ese mal, y si los toca cuando están sin cuerda, intentará poseerlos y convertirlos en una amenaza para los demás.
El personaje de Halle Berry es una madre que vive con sus dos hijos gemelos, luchando por protegerlos y garantizar su supervivencia en un mundo devastado. Lo interesante es que no pueden alejarse demasiado del perímetro de la casa, lo que refuerza la sensación de claustrofobia.
La premisa es fascinante, casi como una mezcla de zombis con fantasmas. Aunque es una película de terror, no se basa en sustos fáciles, sino en construir una atmósfera cargada de intriga y un terror profundamente psicológico.
Un aspecto muy interesante es que la historia se narra desde el punto de vista de los niños. En un momento dado, uno de ellos empieza a cuestionarse todo: ¿Está el mal realmente ahí fuera y mi madre es la única que puede verlo? ¿O mi madre está loca y nos tiene encerrados en esta casa por culpa de su locura? Aquí es donde reside el verdadero núcleo de la película: la tensión psicológica, la paranoia y la complejidad de la relación familiar.
Cuando leí sobre esta película, pensé que me encontraría algo parecido a Evil Dead o A Quiet Place (Un lugar tranquilo). Sin embargo, lo que descubrí fue una película centrada en las relaciones entre personajes, la paranoia y la confianza, un thriller psicológico en toda regla. Precisamente este giro hacia lo psicológico fue lo que más me interesó preguntar al director durante la rueda de prensa a la que asistí. Él comentó que efectivamente si quisiera hace un Evil Dead, haría una secuela o remake de Evil Dead, y que aunque le guste ese tipo de terror, aquí buscó hacer otro tipo de película. Lo que le interesó era el personaje de esa madre, la cuál no sabes exactamente si dice la verdad o todo es fruto de su locura.
La fotografía es increíble. El tándem entre Alexandre Aja y Maxime Alexandre logra una estética y una paleta de colores que dota de identidad a cada uno de sus trabajos. En esta película, la oscuridad del bosque, las luces del interior de la casa y las sombras generan una atmósfera absorbente.
Algo curioso es cómo han reinventado ligeramente el género postapocalíptico introduciendo lo que podríamos llamar "zombis fantasmas". Si el mal es una especie de fantasma que solo la madre puede ver, tiene la apariencia de un muerto viviente y, además, debe tocarte para convertirte en uno de ellos… creo que sí, estamos ante zombis fantasmas.
Quizás lo más controvertido de la película sea su final. No te preocupes, no voy a hacer spoilers. Lo interesante es que el final responde a muchas preguntas que te haces durante la película, pero también abre nuevas incógnitas. Estoy deseando leer opiniones sobre ello. En mi caso, creo que es una película que funciona muy bien en el terreno del terror psicológico.
Le doy un 6 sobre 10. No es una obra maestra, pero tampoco es el bodrio que algunos comentarios me hicieron temer. De hecho, al acabar, el chico que estaba sentado a mi lado comentó: "Efectivamente, es una mierda, la gente no mentía". Pero oye, a mí no me ha disgustado. Las interpretaciones son excelentes; esos niños prometen mucho para el futuro del cine. Y Halle Berry brilla en un papel que demuestra, una vez más, que es una actriz excepcional. Aunque la industria la ha tratado mal en ocasiones, el público siempre ha tenido un enorme cariño y respeto por ella.
En fin, lo que hay que hacer es verla y sacar tu propio criterio, porque eso es lo bonito del cine.
Durante el Festival de Cine de Sitges 2024, pude ver la última película dirigida por Alexandre Aja, director de Horns o Crawl (Infierno bajo el agua), y protagonizada por una increíble Halle Berry.
Estamos ante una película de terror con una premisa más que curiosa: una familia vive en una casa en el bosque, en un mundo postapocalíptico. Solo quedan ellos, y esta casa es su única protección. Para salir, deben estar atados a unas cuerdas que conectan con la casa; si se sueltan, el mal que está fuera se apoderará de ellos. La madre, interpretada por Halle Berry, es la única que puede ver ese mal, y si los toca cuando están sin cuerda, intentará poseerlos y convertirlos en una amenaza para los demás.
El personaje de Halle Berry es una madre que vive con sus dos hijos gemelos, luchando por protegerlos y garantizar su supervivencia en un mundo devastado. Lo interesante es que no pueden alejarse demasiado del perímetro de la casa, lo que refuerza la sensación de claustrofobia.
La premisa es fascinante, casi como una mezcla de zombis con fantasmas. Aunque es una película de terror, no se basa en sustos fáciles, sino en construir una atmósfera cargada de intriga y un terror profundamente psicológico.
Un aspecto muy interesante es que la historia se narra desde el punto de vista de los niños. En un momento dado, uno de ellos empieza a cuestionarse todo: ¿Está el mal realmente ahí fuera y mi madre es la única que puede verlo? ¿O mi madre está loca y nos tiene encerrados en esta casa por culpa de su locura? Aquí es donde reside el verdadero núcleo de la película: la tensión psicológica, la paranoia y la complejidad de la relación familiar.
Cuando leí sobre esta película, pensé que me encontraría algo parecido a Evil Dead o A Quiet Place (Un lugar tranquilo). Sin embargo, lo que descubrí fue una película centrada en las relaciones entre personajes, la paranoia y la confianza, un thriller psicológico en toda regla. Precisamente este giro hacia lo psicológico fue lo que más me interesó preguntar al director durante la rueda de prensa a la que asistí. Él comentó que efectivamente si quisiera hace un Evil Dead, haría una secuela o remake de Evil Dead, y que aunque le guste ese tipo de terror, aquí buscó hacer otro tipo de película. Lo que le interesó era el personaje de esa madre, la cuál no sabes exactamente si dice la verdad o todo es fruto de su locura.
La fotografía es increíble. El tándem entre Alexandre Aja y Maxime Alexandre logra una estética y una paleta de colores que dota de identidad a cada uno de sus trabajos. En esta película, la oscuridad del bosque, las luces del interior de la casa y las sombras generan una atmósfera absorbente.
Algo curioso es cómo han reinventado ligeramente el género postapocalíptico introduciendo lo que podríamos llamar "zombis fantasmas". Si el mal es una especie de fantasma que solo la madre puede ver, tiene la apariencia de un muerto viviente y, además, debe tocarte para convertirte en uno de ellos… creo que sí, estamos ante zombis fantasmas.
Quizás lo más controvertido de la película sea su final. No te preocupes, no voy a hacer spoilers. Lo interesante es que el final responde a muchas preguntas que te haces durante la película, pero también abre nuevas incógnitas. Estoy deseando leer opiniones sobre ello. En mi caso, creo que es una película que funciona muy bien en el terreno del terror psicológico.
Le doy un 6 sobre 10. No es una obra maestra, pero tampoco es el bodrio que algunos comentarios me hicieron temer. De hecho, al acabar, el chico que estaba sentado a mi lado comentó: "Efectivamente, es una mierda, la gente no mentía". Pero oye, a mí no me ha disgustado. Las interpretaciones son excelentes; esos niños prometen mucho para el futuro del cine. Y Halle Berry brilla en un papel que demuestra, una vez más, que es una actriz excepcional. Aunque la industria la ha tratado mal en ocasiones, el público siempre ha tenido un enorme cariño y respeto por ella.
En fin, lo que hay que hacer es verla y sacar tu propio criterio, porque eso es lo bonito del cine.
2 de enero de 2025
2 de enero de 2025
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Die Alone se presenta con una ambientación que recuerda mucho a The Last of Us y con un protagonista que tiene una amnesia similar a la de la película Memento.
Además, hablando de Memento, entre sus protagonistas está la gran Carrie-Anne Moss. También aparece Frank Grillo aunque en un papel muy breve.
Ethan, un chico con amnesia, se despierta en un mundo postapocalíptico y se encuentra con Mae, interpretada por Carrie-Anne Moss, quien le acoge en su casa y le ofrece ayuda para encontrar a su novia desaparecida, Emma.
Es una película bien escrita, que sabe dosificar la información para generar suspense. La trama presenta muchas incógnitas que se desvelan poco a poco, ofreciendo una historia que huye de los convencionalismos típicos de las películas de zombis. Tendrás supervivientes, humanos que son más peligrosos que los propios monstruos, pero la trama sabe utilizar este contexto solo como un escenario para desarrollar una historia que te atrapa por el misterio de qué está sucediendo realmente.
Un detalle curioso es que los zombis en esta película son una especie de zombis-planta: la naturaleza está eliminando a la humanidad y ha creado un virus que convierte a las personas en plantas. Aunque puede sonar absurdo, está muy bien llevado en la película. Todo tiene un aire a serie B, pero gracias a un guion bien desarrollado, te sumerges de lleno en la historia. Además, los maquillajes de los zombis están muy logrados, y se nota el mimo que han puesto en esta parte.
Además, hablando de Memento, entre sus protagonistas está la gran Carrie-Anne Moss. También aparece Frank Grillo aunque en un papel muy breve.
Ethan, un chico con amnesia, se despierta en un mundo postapocalíptico y se encuentra con Mae, interpretada por Carrie-Anne Moss, quien le acoge en su casa y le ofrece ayuda para encontrar a su novia desaparecida, Emma.
Es una película bien escrita, que sabe dosificar la información para generar suspense. La trama presenta muchas incógnitas que se desvelan poco a poco, ofreciendo una historia que huye de los convencionalismos típicos de las películas de zombis. Tendrás supervivientes, humanos que son más peligrosos que los propios monstruos, pero la trama sabe utilizar este contexto solo como un escenario para desarrollar una historia que te atrapa por el misterio de qué está sucediendo realmente.
Un detalle curioso es que los zombis en esta película son una especie de zombis-planta: la naturaleza está eliminando a la humanidad y ha creado un virus que convierte a las personas en plantas. Aunque puede sonar absurdo, está muy bien llevado en la película. Todo tiene un aire a serie B, pero gracias a un guion bien desarrollado, te sumerges de lleno en la historia. Además, los maquillajes de los zombis están muy logrados, y se nota el mimo que han puesto en esta parte.
6
13 de febrero de 2025
13 de febrero de 2025
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, siendo sincero, no es la peli de tu vida, pero es posiblemente la mejor de la saga después de la primera. En esta nueva secuela hay comedia, claro, pero también da un paso más allá y nos muestra una Bridget en una etapa más madura. Y lo hace con una carga emocional que te va a hacer soltar alguna que otra lagrimita, te aviso.
Lo mejor es cómo la trama equilibra perfectamente esos momentos de carcajadas con el humor habitual del personaje y su mala pata de siempre, con otros de pura emotividad y mensajes muy profundos sobre la soledad, la muerte, el volver a empezar… y sobre todo, el saber dejar ir pero aprendiendo a convivir con el dolor. Sí, seguimos hablando de Bridget Jones, y sí, te garantizo que es una película muy disfrutable.
Eso sí, la cara de Renée Zellweger es puro plástico. Pero, oye, ver que sigue siendo capaz de actuar teniendo la mínima movilidad facial… también es un logro digno de admirar.
Si te apetece una comedia romántica bien hecha, como hacía tiempo que no había, échale un ojo.
Lo mejor es cómo la trama equilibra perfectamente esos momentos de carcajadas con el humor habitual del personaje y su mala pata de siempre, con otros de pura emotividad y mensajes muy profundos sobre la soledad, la muerte, el volver a empezar… y sobre todo, el saber dejar ir pero aprendiendo a convivir con el dolor. Sí, seguimos hablando de Bridget Jones, y sí, te garantizo que es una película muy disfrutable.
Eso sí, la cara de Renée Zellweger es puro plástico. Pero, oye, ver que sigue siendo capaz de actuar teniendo la mínima movilidad facial… también es un logro digno de admirar.
Si te apetece una comedia romántica bien hecha, como hacía tiempo que no había, échale un ojo.

6.7
1,597
6
2 de mayo de 2025
2 de mayo de 2025
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo venía con el cuchillo en la mano. Thunderbolts pintaba a experimento barato, a los Vengadores del Temu, con personajes reciclados y cero expectativas. Pero sorpresa: no solo no da vergüenza ajena… es que me ha gustado. Bastante.
No es épica. No va de salvar el universo. No tiene cameos locos ni frases de póster. Es más pequeña, más contenida y, justo por eso, más honesta. Yelena sostiene la película con una mezcla de cinismo, dolor y necesidad de redención que funciona muy bien. Florence Pugh está enorme.
El resto, con sus más y sus menos. Bucky entra en modo Terminator en moto y de pronto dices: vale, esto me está encantando. Red Guardian se pasa de frenada con los chistes, pero encaja. Y hasta el villano genera interés.
No es perfecta. Hay personajes que están porque tocaba, y escenas que parece que... meh. Pero tiene algo que no esperaba: un final que se resuelve con humanidad y no con puñetazos.
No va a salvar Marvel. Pero quizá es la primera vez en años que no lo intenta. Y eso, se agradece.
No es épica. No va de salvar el universo. No tiene cameos locos ni frases de póster. Es más pequeña, más contenida y, justo por eso, más honesta. Yelena sostiene la película con una mezcla de cinismo, dolor y necesidad de redención que funciona muy bien. Florence Pugh está enorme.
El resto, con sus más y sus menos. Bucky entra en modo Terminator en moto y de pronto dices: vale, esto me está encantando. Red Guardian se pasa de frenada con los chistes, pero encaja. Y hasta el villano genera interés.
No es perfecta. Hay personajes que están porque tocaba, y escenas que parece que... meh. Pero tiene algo que no esperaba: un final que se resuelve con humanidad y no con puñetazos.
No va a salvar Marvel. Pero quizá es la primera vez en años que no lo intenta. Y eso, se agradece.
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