Lo único bueno que puedo decir es que tiene secuencias bonitas y hasta poéticas. El resto solo expone que Tarkovsky estaba más preocupado por el artificio visual que por la historia: la narrativa es lenta y poco interesante, los diálogos son blandos y olvidables.

Por eso mismo, no logro conectar con ninguno de sus personajes; por lo tanto, la infancia de Iván me deja indiferente.

Resulta poco convincente que Walter haga 'clic' con una mujer tan freak, apática y aburrida como Erika. Las actuaciones están muy laureadas, pero a mi parecer son totalmente insípidas, al igual que toda la película. Simplona, de ritmo lento, con una fachada aristocrática culta que no falla para meterle gol a todos los jurados snobs de los festivales de cine, quienes son el primer escalón para elevar obras vacuas a culto.

De perturbadora nada, de patética todo.

Tantos planos hermosos, una actriz bonita con potencial, interpretaciones que están pasables, escenas y detalles interesantes... Todo para nada. Se habla mucho de la profundidad emocional y poética en Tarkovsky, pero lo que realmente hace es totalmente estéril.

Hay que ser muy soberbio y ensimismado para tener tantos buenos elementos a tu favor (actriz, fotografía, cinematografía/puesta en escena) y aún así hacerlo todo innecesariamente "tartamudeado" y fragmentado, solo por salirse de lo común.

Tarkovsky evita hacer una película tradicional, pero no porque quiera, sino porque simplemente no puede. Hollywood, que es su antítesis, irónicamente tiene películas mucho más honestas, directas y con emociones que realmente se sienten, a pesar de su contexto comercial.

Le doy dos estrellas porque la actriz me parece bien elegida y tiene más rango emocional que los protagonistas de Solaris. También algunos planos, como el inicial y el del incendio, son realmente bellos.

Nunca me apresuré en entrar al cine de este señor por la evidente pesadez que transmitía a simple vista, y en este ciclo de ver su filmografía me he convertido no solo en un espectador paciente, sino en uno que, a pesar de todo, sigue esperando ser sorprendido por algo más grande al comenzar cada película, algo que forma parte de la magia y mística del séptimo arte.

Sin embargo, esa sorpresa nunca llega. Creo que este señor simplemente no sabía comunicar ni evocar emociones en absoluto. No se trata de un sinsentido, porque incluso hay películas sin trama que poseen una mística inexplicable, donde elementos que no suelen ser agradables, como un ritmo lento, tienen sentido. Pero en Tarkovsky, todos esos "defectos" no parecen estar allí para lograr un propósito mayor. Están ahí por pura soberbia de su parte, pues no compensan nada ni llevan a ningún lado.

Como último punto, no puedo dejar de mencionar el aspecto de este señor. Aunque no sea un argumento válido, sería una mentira decir que no parece una persona extremadamente seria, cerrada y antipática, de la que jamás esperarías que las emociones broten con soltura y suavidad. Lo que sí podría entender es que toda su obra nazca del narcisismo intelectual, la aversión al cine yankee, etc.

El empeño de Fitzcarraldo para llevar la ópera a la selva es equivalente al puesto por Herzog para regalarnos semejante obra.

Aunque la odisea es el tema central de la película, no puedo dejar de destacar lo encantadora que está Claudia Cardinale, especialmente con esa lealtad y confianza increíble hacia Kinski. Y precisamente de Kinski, qué decir sino que es el más cojonudo de todos.