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Críticas ordenadas por utilidad
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8.2
39,934
10
13 de enero de 2014
13 de enero de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la época en la que salió a la luz Metrópolis, en toda Europa soplaban tiempos de cambio. La Primera Guerra Mundial desvirgo al viejo continente, la Revolución Rusa abrió los ojos a las clases bajas y Alemania, después de salir derrotada de la Gran Guerra y firmar el tratado de Versalles, se sumió en una profunda crisis. En este periodo en Alemania, denominada República de Weimar, prolifero un profundo sentimiento de pesimismo en la población. El reciente mundo del cine se contagio de este sentimiento, e hizo posible el nacimiento del cine de vanguardia de corriente expresionista.
Metrópolis, es una fabula futurista que nos plantea un futuro en el que la sociedad, segregada en estratos sociales y perfectamente ordenada, cohabita sin tener contacto físico entre sí en una megalópolis carente de humanidad y sentimientos. Los obreros son esclavos y las élites, que tienen el poder y los medios de producción, despreocupadas solo piensan en como ocupar su tiempo. Solo un joven idealista, Freder, tras una aventura a los suburbios obreros, se da cuenta de la gran injusticia en la que esta fundamentada su realidad. El joven Freder, que encarna dentro de la simbología de la película la función de corazón, se enamora de una obrera, Maria. Esta pareja de enamorados, de diferentes estratos sociales, trataran de unir al amo y señor de la ciudad Joh Fredersen, el cerebro pensante de Metrópolis, representante de las clases privilegiadas y padre de Freder, con los obreros, las manos de la ciudad. Debido a los egoístas deseos de Joh Fredersen y al malvado Rotwang, un científico que se cree un Dios, de resucitar a Hel la difunta esposa de éste y madre de Freder, desencadenaran una ruptura catártica que provocará una revuelta obrera.
Metrópolis, es una fabula futurista que nos plantea un futuro en el que la sociedad, segregada en estratos sociales y perfectamente ordenada, cohabita sin tener contacto físico entre sí en una megalópolis carente de humanidad y sentimientos. Los obreros son esclavos y las élites, que tienen el poder y los medios de producción, despreocupadas solo piensan en como ocupar su tiempo. Solo un joven idealista, Freder, tras una aventura a los suburbios obreros, se da cuenta de la gran injusticia en la que esta fundamentada su realidad. El joven Freder, que encarna dentro de la simbología de la película la función de corazón, se enamora de una obrera, Maria. Esta pareja de enamorados, de diferentes estratos sociales, trataran de unir al amo y señor de la ciudad Joh Fredersen, el cerebro pensante de Metrópolis, representante de las clases privilegiadas y padre de Freder, con los obreros, las manos de la ciudad. Debido a los egoístas deseos de Joh Fredersen y al malvado Rotwang, un científico que se cree un Dios, de resucitar a Hel la difunta esposa de éste y madre de Freder, desencadenaran una ruptura catártica que provocará una revuelta obrera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Podemos considerar a Metrópolis como una película expresionista, aunque en realidad tenga influencias de otras corrientes. Si bien su fotografía recuerda en gran medida a películas expresionistas anteriores, sus decorados se antojan futuristas, algunos modernistas y en sus alegorías rezuma el simbolismo. Metrópolis debe tanto a las vanguardias como al enigmático guión de la futura nazi Thea von Harbou que adapta su propia novela y, como no, a la visión aventurera e ingenua de Fritz Lang. La historia que nos cuenta el genio alemán no es más que una fabula, un cuento de hadas infantil de trasnochado romanticismo. De todas formas, en esta historia, Fritz Lang se alza como un gran generador de pesadillas, de un mundo de sombras que según su visión solo un mesías o iluminado encarnado por Freder y también por la joven Maria, seres sufridores y redentores, pueden revertir la situación. Y es que Lang muestra con las arcaicas interpretaciones de sus personajes el autentico patetismo que merece sobre todo los personajes de Freder y Maria. Ellos parecen sufrir más incluso que los auténticos desafortunados, los obreros de Metrópolis, que parecen más maquinas que seres vivos. Otro aspecto de la película es la de “el hombre que se cree un Dios”. En esta faceta encontramos a Rotwang, un científico enamorado de la difunta Hel esposa de Joh Fredersen y madre de Freder, que planea devolver a la vida a la difunta. En este proceso también se verá envuelta la joven Maria, la cual es sorprendente mente idéntica en apariencia a Hel.Es pues, ésta Metrópolis de Lang, una de las obras maestras de la modernidad cinematográfica y predecesora de películas como Blade Runner (Ridley Scott) o la saga Star Wars (George Lucas). Aunque en la actualidad su argumento nos parezca manido y su estética desfasada nos tenemos que rendir a los pies del señor Fritz Lang y a su Metrópolis pues no son más que hijos de su tiempo, del convulso periodo de entre guerras que sirvió como prólogo a la barbarie.

8.1
138,956
10
31 de marzo de 2012
31 de marzo de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de treinta años y varias versiones de la misma, Blade Runner se alza ante nosotros como una película integra y sobre todo actual. Y es que da igual la versión que veamos, Blade Runner nos plantea un mundo superpoblado, contaminado y multicultural. Sus habitantes, los que se lo han podido permitir, han emigrado a otros planetas y se han creado androides para realizar los trabajos que los propios humanos no quieren o para saciar los más bajos instintos de estos.
Si pudiera elegir entre las dos versiones no sabría con cual quedarme. De hecho me permitiría el lujo de quedarme con la voz en off de la versión estrenada en los cines en 1982, esta voz en off es sin duda perfecta para una narración al estilo de cine negro, y eliminar el final feliz de esta misma versión, una escena que parece estar incrustada a martillazos para contentar al público a su salida de los cines. Respecto a la escena introducida en el Director’s Cut de la visión de un unicornio, parece un dato demasiado explícito sobre la naturaleza de Deckard, que en este aspecto, la versión de 1982 quedaba más abierto y en definitiva dotaba a Deckard de una ambigüedad más inteligente. Por tanto merecería la pena eliminarla.
Con respecto a la estética, Blade Runner no podría ser más perfecta. Parece salida de los lápices de Jean Giraud y es que es de sobras conocida la admiración de Ridley Scott por el recientemente fallecido dibujante de cómics e ilustrador francés. Pero fue Syd Mead quién bajo la supervisión de Scott realizó el diseño de la película. Y es que Blade Runner es un cómic cyber punk en movimiento sacado de la revista Métal Hurlant. Otro aspecto esencial a tratar es la iluminación de la fotografía de Jordan Cronenweth. Con una revolucionaria iluminación contrastada entre oscuras sombras y luces de neón Blade Runner influyo de forma muy clara en el cine de otros directores de la época como Alan Parker (El corazón del ángel), Adrian Lyne (Nueve semanas y media), o el propio hermano de Ridley, Tony Scott (Revenge), e incluso al director hongkonés Wong Kar-Wai (Chungking Express).
Los Ángeles de Blade Runner es una ciudad masificada con enormes rascacielos que se pierden en el horizonte como en la Metrópolis de Fritz Lang. Eldon Tyrell desde sus rascacielos piramidales, al igual que Joh Fredersen en Metrópolis, tiene una visión privilegiada de la ciudad desde lo alto, pero mientras que en Metrópolis los diferentes estratos sociales estaban segregados y perfectamente ordenados por niveles, en las calles de Blade Runner se puede observar el desorden y la mezcolanza de seres que van desde punkies, monjes hare-krishnas y delincuentes varios. Y es que mientras que Metrópolis ofrecía una visión moderna, Blade Runner ofrece una visión postmoderna en lo que se esta convirtiendo este mundo.
Si pudiera elegir entre las dos versiones no sabría con cual quedarme. De hecho me permitiría el lujo de quedarme con la voz en off de la versión estrenada en los cines en 1982, esta voz en off es sin duda perfecta para una narración al estilo de cine negro, y eliminar el final feliz de esta misma versión, una escena que parece estar incrustada a martillazos para contentar al público a su salida de los cines. Respecto a la escena introducida en el Director’s Cut de la visión de un unicornio, parece un dato demasiado explícito sobre la naturaleza de Deckard, que en este aspecto, la versión de 1982 quedaba más abierto y en definitiva dotaba a Deckard de una ambigüedad más inteligente. Por tanto merecería la pena eliminarla.
Con respecto a la estética, Blade Runner no podría ser más perfecta. Parece salida de los lápices de Jean Giraud y es que es de sobras conocida la admiración de Ridley Scott por el recientemente fallecido dibujante de cómics e ilustrador francés. Pero fue Syd Mead quién bajo la supervisión de Scott realizó el diseño de la película. Y es que Blade Runner es un cómic cyber punk en movimiento sacado de la revista Métal Hurlant. Otro aspecto esencial a tratar es la iluminación de la fotografía de Jordan Cronenweth. Con una revolucionaria iluminación contrastada entre oscuras sombras y luces de neón Blade Runner influyo de forma muy clara en el cine de otros directores de la época como Alan Parker (El corazón del ángel), Adrian Lyne (Nueve semanas y media), o el propio hermano de Ridley, Tony Scott (Revenge), e incluso al director hongkonés Wong Kar-Wai (Chungking Express).
Los Ángeles de Blade Runner es una ciudad masificada con enormes rascacielos que se pierden en el horizonte como en la Metrópolis de Fritz Lang. Eldon Tyrell desde sus rascacielos piramidales, al igual que Joh Fredersen en Metrópolis, tiene una visión privilegiada de la ciudad desde lo alto, pero mientras que en Metrópolis los diferentes estratos sociales estaban segregados y perfectamente ordenados por niveles, en las calles de Blade Runner se puede observar el desorden y la mezcolanza de seres que van desde punkies, monjes hare-krishnas y delincuentes varios. Y es que mientras que Metrópolis ofrecía una visión moderna, Blade Runner ofrece una visión postmoderna en lo que se esta convirtiendo este mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Con un guión perfectamente hilvanado que alterna la investigación de Rick Deckard para dar con los replicantes y la búsqueda por Roy Batty, interpretado por un inconmensurable Rutger Hauer, de su creador Eldon Tyrell en busca de respuestas y afecto paternal, Blade Runner es una película pausada y muy bien contada. Posiblemente su estilismo y efectos visuales podrían haber castrado su profundidad filosófica pero no lo es así y visualizarla se convierte en vislumbrar la epifanía futurista de un chaman postmoderno como Ridley Scott. Mención especial se debe llevar la escena final entre Rick Deckard y Roy Batty cuando este último le demuestra el amor por la vida al primero salvándole de caer al vacío y posteriormente muriendo tras recitar un hermoso lamento en verso. Solo entonces Deckard se da cuenta de la autentica belleza de la vida y que aquel androide tenía las mismas dudas con respecto a la vida que cualquiera de nosotros.
Blade Runner es por tanto una obra maestra del séptimo arte que perdurara por los siglos de los siglos…
Blade Runner es por tanto una obra maestra del séptimo arte que perdurara por los siglos de los siglos…
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