Habiendo cerrado la serie en el año 2007 es imposible no volver a revisitarla. Son 86 capítulos de emociones, desengaños, asesinatos y relaciones entre personajes irrepetibles y que forman parte de la historia de la TV. Probablemente "Los Soprano" marcaron un punto de inflexión en la producción de series televisivas y desde entonces los productos de la HBO tienen un merecido prestigio. El hipnótico personaje de James Gandolfini, los secundarios y las estrellas invitadas conforman una trama mafiosa que es tan real que duele y no deja indiferente a nadie con una visión grisácea del mundo y un humor negro que arranca una sonrisa al espectador.
Serie de culto para muchos, sin duda es un visionado obligatorio para todo amante del cine que se precie.

Siendo un devoto del realizador neoyorquino Martin Scorsese, espero con ansia cada trabajo suyo ya que atesora la sabiduría y la elegancia necesarias para crear un ambiente casi documental de una época que domina de cabo a rabo como es las décadas que van de los años 50 a los 70 y explorar a personajes plagados de claroscuros con muchas tribulaciones internas.

En El Irlandés no nos deja indiferentes, tenemos un personaje sobre el que gravitan los acontecimientos, un Frank Sheeran (Robert de Niro) que comienza siendo un camionero que transporta carne y que avatares del destino conoce a un mafioso influyente llamado Russell Buffalino (Inmenso Joe Pesci), lo que le hace acabar conectado como sicario y amigo del presidente del Sindicato de Camionero James R. Hoffa (Al Pacino).

Con estos mimbres de por medio un director mediocre podría recrearse en hacer una película de mafiosos absolutamente manida, con sus asesinatos coreográficos de por medio y un glamour impostado con el que se tiende a mitificar a personajes con conductas tan reprobables como son las que tienen los participantes en el crimen organizado pero no, Scorsese nos da un padre de familia con unas hijas que le temen porque saben que es un asesino, un jefe sindicalista al que sus curritos adoran pero que tiene muchos esqueletos en el armario y un Padrino muy peligroso ya que no empuña un arma y habla bien bajito pero cuyas decisiones arrastran a los personajes a su voluntad.

Este fresco de tres horas y veintinueve minutos hace un repaso por momentos clave de la historia de EEUU, desde como la mafia mueve los hilos en una América que no sospecha de tal corrupción en su sociedad, a amaños electorales como las elecciones de Kennedy, hasta la revolución cubana que tanto perjudicó al sindicato del crimen viéndose privados de sus casinos y demás propiedades que tenían en la isla de Cuba. Nuestro hombre, el Irlandés se debate durante los años entre el respeto hacia el hombre que le puso en el mapa y al que le debe una posición como es Buffalino y su otro gran amigo Hoffa el cual tras un periplo de varios años en la cárcel quiere recuperar su poder en el Sindicato de camioneros y volver a gestionar todos esos millones que aparte de ser para pensiones de sus trabajadores sirve para prestar dinero a la mafia y poner en marcha lucrativos negocios en distintos puntos del país.

El abanico de secundarios marca de la casa es un disfrute, con actores nuevos en la troupe de Scorsese como Bobby Cannavale, Jesse Plemons, Ray Romano o Stephen Graham (el Joe Pesci británico) y mención especial para un viejo conocido como Harvey Keitel el cual en los pocos planos de los que dispone siempre destaca.

El guión es de Steven Zailian que adapta el libro de Charles Brandt de una manera muy dinámica y por momentos algo aturullada ya que se encadenan momentos que si el espectador desconoce por completo la historia puede serles un inconveniente a la hora de seguir el film con tanto salto temporal. La factura y ambientación de la película es maravillosa y puede que el realizador italoamericano haya parido la Erase una vez en América de nuestra época, con el tiempo este film huele a clásico a revisitar cada pocos años.

Durante meses antes del estreno se habló mucho del rejuvenecimiento digital que experimentaría el trío de protagonistas para sus escenas más jóvenes y es cierto que no es punto fuerte de la historia. Robert de Niro a veces queda raro en pantalla pero la verdad sea dicha, ver interpretar a titanes de la talla de Pesci, Pacino y de Niro hace que el aspecto de los efectos especiales quede relegado a un segundo plano.

Hay asesinatos, filmados con la crudeza habitual y mostrando ese lado oscuro de estos hombres que son capaces de llorar porque no tienen prosciutto para merendar y ni pestañear tras descerrajar tres tiros en la cabeza de un desgraciado. El intenso sentido de culpa de Frank Sheeran y Russell Buffalino se hace notar y es encomiable ver cómo a pesar de todos los tinglados en los que están metidos aún hay humanidad dentro de la carcasa de estos hombres. La selección musical es excelente y un lujo que hace que las playlist del film en spotify estén sonando continuamente en los altavoces.

Al Pacino hace el que probablemente sea su mejor papel en años, el del volcánico e incansable hombre de los trabajadores del transporte Jimmy Hoffa, está absolutamente desatado en su interpretación y su carisma hace el resto en un duelo interpretativo con de Niro que hace las delicias de los fans.

En definitiva, una película incunable que hará las delicias de los fans de Scorsese y de aquellos que no lo conozcan y quieran salir del monotema actual de Hollywood con películas de acción y superhéroes que pueblan las taquillas y las plataformas actualmente.