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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
25 de noviembre de 2016
55 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fallida. Esa es la mejor palabra para describir esta película de la cual creo no equivocarme al decir que es la peor que recuerde del universo de Harry Potter (aunque la quinta de la entrega original es una buena competencia, eso sí).

Vamos al grano ¿Qué es lo que nos encontramos en esta cinta y qué me hace decir que es mala? Lo primero es lo que se puede intuir en mi título. En este filme vemos un amplio catálogo de efectos especiales aquí y allá pero que en ningún momento aportan nada. En la primera película de Harry Potter había un número de efectos mucho más reducido pero a los que sin embargo se les daba un mucho mejor uso: creaban un ambiente mágico y cálido que con sus más y sus menos era resultón. En esta, sin embargo, se satura al espectador con artificios por puro lucimiento ya que estos nunca están al servicio del guión y estorban más que otra cosa a pesar de lo vistosos que puedan llegar a ser. De hecho, es curioso porque hasta da la impresión de que primero pensaron las cosas "guays" que podían meter en la cinta y luego hicieron la historia y no al revés, bastante desastre.

Y no, no es lo único malo que hay, lo siguiente que nos encontramos son los personajes. Primero está el protagonista. Parece un intento de hacer a un tío excéntrico con atractivo pero no llega a definirse bien y se queda simplemente en el tío extraño con gestos raros, muy olvidable, la actuación de Redmayne no ayuda porque en ningún momento parece saber a qué clase de persona ha de interpretar exactamente. Del resto poco que decir. La chica que le acompaña es más sosa que una piedra, el gordito es un personaje metido para amenizar haciendo bromas cutres vistas ya miles de veces y que se supone han de hacer más gracia porque está rellenito, la rubia es más de lo mismo, se introduce por igual motivo que el anterior aparte de por otro muy risible que comentaré en spoiler. Tiene algo más de chispa pero no dice demasiado. El chaval que parece Mario Casas con autismo se supone que ha de despertar empatía en el espectador aunque a mí tan solo consigue dejarme frío. Por último está Colin Farrell que no lo hace del todo mal e interpreta al personaje que más me convence.

La trama es una chorrada muy atropellada y que ciertamente no despierta ningún interés. La película en resumidas cuentas parece una excusa para lucirse enseñando bichitos y demás cosas del mundo mágico además de para servir de introducción, muy mala por cierto, a lo que está por venir. No le he puesto menos de un cuatro porque podría haber sido más desastre, aun con lo que tiene me entretuvo en algunas ocasiones. Comento un par de aspectos en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo que más me llama la atención de la cinta y lo que más se queda en mi recuerdo probablemente sean los escenarios de la maleta del protagonista. Realmente son muy imaginativos y resultan llamativos, aunque como he dicho antes, esta clase de cosas tan solo las utilizan para exhibirse. Si bien por si solos son muy interesantes no sirven de nada si colaboran en entorpecer y alargar la historia.

Lo otro que me apetecía comentar eran las subtramas románticas. Tanto la relación de Redmayne con la sosa y la del gordito con la rubia son bastante risibles. La primera porque es la típica de chico raro conoce a chica rara, por fin ambos conocen a alguien que les entiende y ya está, no hay ningún matiz loable que le aporte algo más de chispa, se queda en eso. La otra es una que surge por los loles para hacer la gracieta y que los espectadores se lo pasen bien si les cuela. Al final le intentan agregar algo más de seriedad y hacerlo más profundo y lo que queda es un mejunje tópico y con excesos de azúcar bastante ridículo.
20 de febrero de 2022
32 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de media hora de introducción acerca de la vida y tragedia que sucede al protagonista, Yusuke, se nos muestran los créditos iniciales, lo anteriormente narrado sirve para contextualizar el punto de partida de esta historia. Yusuke vive por inercia y sin abrirse a los demás para evitar recibir más daño, a pesar de que así su vida y estado de ánimo tristes permanecen inalterables.
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Más adelante, Yusuke se ve obligado por su trabajo a ceder a una chofer, Misaki, la conducción de su coche. En un principio esto supone un golpe para él puesto que es mientras conduce cuando se despeja y puede escuchar a su mujer una vez más mientras practica las líneas de una obra de teatro, pero, a través de esta salida de su zona de confort en el uso del coche y de la aparición de un antiguo amante de su esposa en la obra que dirige, las cosas comienzan a cambiar para él.

Una de mis escenas favoritas de la película es cuando visitan la casa del coreano. Ahí se puede ver un punto de inflexión en la historia ya que Yusuke sintiéndose acogido y feliz por la hospitalidad y dulzura de sus anfitriones se abre ante una de sus preguntas y habla acerca de lo maravillosa que es Misaki como conductora. No sabiendo esta cómo reaccionar, y con algo de vergüenza, se levanta y va a acariciar al perro de los dueños de la casa mientras la cámara baja poco a poco y la aisla del resto de los personajes, marcando así la importancia de ese cambio en su expresión seria habitual a una visible emoción y felicidad. A partir de este momento, ambos, que tienen en común el vivir con inercia y tener un pasado traumático, van intimando en su amistad y dan un primer paso sin saberlo para cambiar sus vidas.

Después de esto se van sucediendo más conversaciones profundas entre Misaki y Yusuke pero también entre este último y Takatsuki, el amante de su esposa. Conversando con él se da cuenta de la forma en la que vivía con su mujer y de los errores que cometió, sincerándose ante él sobre su vida logrando así entenderse a sí mismo a la vez que pasa de odiar a empatizar con Takatsuki, un joven impulsivo totalmente distinto a él al fin y al cabo. En otra de las mejores escenas de la película, ocurrida en un paisaje nevado, Yusuke y Misaki se abren el uno al otro del todo y deciden perdonarse su pasado y tratar de dar un paso adelante en sus vidas y ser felices. Misaki pasa a tomar el papel de la hija que no pudo tener Yusuke y se dan una segunda oportunidad rellenando así cada uno el vacío del otro, con la esperanza de que esta vez todo vaya bien.

Como en todas las películas de Hamaguchi esta brilla sobre todo en esos momentos de conversación en los que los personajes abren sus corazones. Son escenas intensas rodadas con un tono de cierta distancia y respeto, deshaciéndose de toda clase de música de fondo o artificio llamativo detrás, dando como resultado una transparencia y sinceridad muy emocionantes que podrían llegar a confundirse erróneamente con frialdad. También es muy loable como no parece faltar o sobrar nada en el transcurso del filme, todas las escenas y personajes que aparecen tienen su motivo de estar ahí y colaboran en el avance y resolución de la trama. Todo detalle tiene su porqué, incluido el personaje de la obra de Chejov que practica Yusuke que viene a reflejar en parte su propia vida.
1 de noviembre de 2023
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Hayao Miyazaki, esta vez, al contrario de lo que ocurría con su predecesora, no se siente una de despedida, sino que más bien una vuelta a sus cintas fantásticas más imaginativas como El viaje de Chihiro. Es a esta a la que se más se parece, dado que ambas comparten una parte central de la trama, aun con ciertas diferencias. Mientras que en Chihiro una niña entra en un mundo de fantasía siendo algo malcriada y dependiente de sus padres y sale madura y valiente, en esta, un niño entra sin haber logrado superar la muerte de su madre y sale habiendo conseguido sobreponerse a ese trauma con la vista puesta en el futuro y aprendiendo a amar y ser amado. Al igual que en El viaje de Chihiro, también hay un desborde de imaginación y fantasía, pero en esta ocasión, en vez de ser de creación propia y con influencia en el folclore japonés, se basa en una novela para dar rienda suelta a su creatividad y mostrar un mundo totalmente distinto pero que se siente orgánico y real, como algo que podría ocurrir simultáneamente a nuestra realidad en otro lugar. También hay reminiscencias de La princesa Mononoke (los warawara recuerdan a los kodamas) y a El castillo ambulante (las puertas que separan los mundos y sus distintos tiempos).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Es curioso porque ese mundo paralelo que se recrea es algo que antecede a la vida humana y que existe al margen del universo que conocemos. Sin embargo, uno de los personajes entra en el mundo y decide manipularlo a su antojo incluso metiendo algunas especies animales dentro. En este sentido la película da un mensaje de que no se puede jugar a ser Dios, ya que a pesar de las buenas intenciones de este hombre las cosas que cambia ahí dentro dan problemas y se ve que no están donde deberían: los pelícanos ante la falta de alimento se ven obligados a comerse a los warawara para poder sobrevivir y los periquitos han ido ganando terreno y arrasando con todo a su paso. Lo que sucede al final parece ser la conclusión inevitable y lógica de algo así. La influencia humana en ese universo termina y todo lo que no formaba parte de ese lugar vuelve a donde debería, al mundo real. El desenlace, como ocurre en buena parte de las películas de Miyazaki, es algo abrupto, no obstante, aunque se pueda sentir aleatorio y repentino, creo que es el final lógico en la historia. El niño está determinado a seguir con su vida, no quiere recluirse en un mundo ajeno al suyo, como hizo su tío abuelo para quizás huir de sus problemas y obligaciones cotidianas.

Es interesante como avanza todo, ya que podría ser simplemente la historia real de un niño que no puede superar la muerte de su madre. Sin embargo, los elementos fantásticos van ganando fuerza a través de la aparición de una garza que actúa como catalizador y empuja al chico a visitar el otro mundo. En un principio, esta especie de guía o ángel simplemente llama la atención del protagonista, pero según la trama va enrareciéndose este trata de conducir cada vez más directamente al niño al mundo paralelo hasta que finalmente lo consigue. Desde su primera aparición el ave se presenta como algo fuera de lugar en el ambiente y transmite unas sensaciones de misterio e incógnita que despiertan mucha curiosidad.

En el transcurso del viaje del niño pueden verse desde escenas de cierta cotidianidad, dentro del ambiente fantástico, hasta escenas ciertamente extrañas a las que es difícil buscar explicación, como la de la sala de partos. A medida que va avanzando en su camino va conociendo a distintos personajes y profundizando su relación con ellos. Con estas experiencias consigue aclarar su cabeza y superar el dolor por la muerte de su madre. Visualmente está al nivel al que Miyazaki nos tiene habituados, con gran detalle en el dibujo, y además tiene algunas escenas especialmente expresivas como la del incendio. La banda sonora tiene un papel algo más sobrio y disimulado comparado con la mayoría de sus filmes, en los que suele haber una tendencia más espectacular y grandilocuente en ciertos temas clave. Esto no es algo malo ya que la música se integra perfectamente y resulta muy bonita, simplemente se siente diferente. A pesar de la vertiente dramática y misteriosa general también hay una buena cantidad de momentos cómicos, presentes sobre todo en las escenas que rodean a los periquitos y a la garza.
Metrópolis
Japón2001
6.9
6,202
Animación
5
10 de julio de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta noche sacando algo de tiempo me he propuesto a ver esta película, había visto varias críticas que hablaban bien de ella por lo que quería ver si era digna de elogio. La cinta desde mi punto de vista tiene varios aspectos que son dignos de admirarse pero también tiene otros que flojean bastante en relación al desarrollo de esta.

Empezando por lo bueno lo primero es el nivel técnico, el largometraje crea una ambientación futurista de una calidad indudable que ayuda mucho a meterse en situación; el diseño de personajes es bueno, la animación también y el uso del CGI por lo general está bien integrado y no desentona demasiado salvo en alguna ocasión puntual. Otro punto a favor de la película y quizás el más plausible es la claridad con la que transmite el mensaje que gira en torno a la película, el concepto y lo que quiere hacernos llegar se entiende sin problema alguno.

Sin embargo pese a todo lo bueno dicho anteriormente existen otros aspectos en los que flaquea y hacen que pese a que la idea del anime se vea no me llene demasiado y no se quede conmigo. Para comenzar un problema está en los personajes. En la película el personaje de Tima es el que tiene más importancia y es sobre el que gira todo pero no llego a sentir prácticamente nada por él, la idea es que poco a poco se nos vaya mostrando que pese a ser un robot es capaz de sentir emociones y meternos en el dilema de hasta que punto carece de humanidad de manera que sintamos compasión por él y por el resto de robots, como idea está bien el problema es que el desarrollo flojea bastante. Desde el minuto uno en el que conoce a Kenichi ya siente una atracción desmesurada por él y se me hace muy artificial, en vez de hacer una evolución que avance con naturalidad para que veamos que pese a su condición de máquina es capaz de tener sentimientos parece que no se esfuerzan en hacerlo bien porque va dando bastantes tumbos.

Respecto al resto en líneas generales también tengo palos que soltar. Kenichi está ahí como recurso para que veamos la humanidad de Tima pero más allá de eso hay poco más y lo veo más bien un personaje insulso, el personaje de Rock tiene una obsesión enfermiza con su padre y un odio implacable hacia los robots pero como en ningún momento se nos explica el porqué no hay lugar para empatizar con él por lo que te importa más bien poco; el robot que se les asigna a Kenichi y a su tío para colaborar de detective está correcto, se mete en la historia para reforzar la idea antes comentada de las máquinas y al fin y al cabo se hace bien; el barón rojo está para demostrar que el jugar con cosas por encima de nosotros y la arrogancia tienen sus consecuencias y la verdad es que este lo veo acertado, no interviene demasiado porque no hace falta y las veces que lo hace lo hace bien además de quedar claro cuales son sus objetivos e ideales; del tío de Kenichi poco tengo que decir, es un personaje que cae muy majo y se utiliza como recurso cómico en la película de manera resultona.

A parte de los personajes y lo que colaboran en la trama esta misma en un principio puede hacerse algo confusa y va algo a trompicones por lo que podría estar mejor. En resumen, la película me ha gustado pero creo que flaquea en bastantes cosas e importantes, de hecho al final no llegué a sentir apenas lástima ni por Tima ni por kenichi y no me emocionó prácticamente nada. Pese a eso me ha gustado y la veo una película entretenida con la que pasar un buen rato o para transmitir de manera algo más amena el mensaje que esta nos da pero nada más. Ah y como dato la he visto doblada al español, no sé si eso ha podido influir negativamente en mi valoración de la película tendría que vérmela en VOSE para saberlo.
28 de marzo de 2017 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguimos los pasos de una joven estudiante que mira y sonríe a un chico de su mismo colegio, ella parece enamorada. Él, Yosuke, siempre toca la misma parte de una canción con su guitarra y en el mismo lugar, como si no fuese capaz de salir de su situación. A priori no parece sentir lo mismo por ella.

Buenas y creíbles interpretaciones que consiguen llegar al espectador. Un buen y efectivo manejo de cámara destacando, por ejemplo, el uso del plano subjetivo. Buena inclusión y utilización de la banda sonora ¿Solo consta de estas virtudes o hay más? Las hay, y tanto que sí.

Narrada con el característico estilo de su director se fija y para en los detalles, aquellos que pueden pasar desapercibidos pero que están cargados de significado, tales como miradas y tales como gestos. Además, también pretende que sea tomada con calma, que demos un respiro y prestemos atención, que tengamos tiempo para pensar en lo que estamos viendo; no tiene prisa en absoluto por cumplir su cometido. Busca abstraernos en su cinta al mismo tiempo que nos pide escuchar su historia, que no tiene desperdicio.

Una de las posibles vías en las que se desarrolla y surge un amor y como este no siempre es correspondido, al menos, por un tiempo. El peso que pueden tener las acciones que tomamos y las consecuencias que pueden derivar de estas. Lo que conlleva convertirse en adulto, y más concretamente lo que implica serlo sin estar contento con tu condición. A todo esto se le da respuesta en la película con sus formas más de sugerir que de mostrar y más de ser sutiles que directas, logrando penetrar en el espectador.

¿Qué haces cuando las cosas van mal, cierras los ojos y tratas de recordar la época en la que te agradabas a ti mismo? ¿O acaso ha pasado tanto tiempo desde aquel entonces que para ti esos recuerdos ya no existen? ¿Fue Yosuke capaz de encaminar su vida, o siendo más exactos, pudo mostrarle su canción?
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spoiler:
Parece ser que sí lo consiguió. Y con ello no solo se hizo feliz a sí mismo y a ella, también a nosotros.
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