Que la locura puede provenir de la obsesión es un hecho. Que dicha locura tiene muchas caras también es conocido y si le sumamos a estos factores una ambivalencia emotiva, tenemos una bomba. Cómo interpretar tal cosa? Cómo llevarla a escena?, sin duda un reto, y en ese reto, F. Murray Abraham se mueve como lo hicieran tantas y tantas bestias actorales, con una soltura increíble, con un estudio psicológico del personaje que apabulla y una solvencia que hace que la historia se te vaya metiendo en el pecho de forma que esa sugestión sigue perdurando más allá de los créditos

La historia como tal es soberbia, el guion, los personajes, la ambientación; y funciona como objeto individual y acabado perfectamente. No obstante, según los musicólogos e historiadores, la historia de Antonio Salieri y Amadeus Mozart pudo ser otra, porque hay pocas o ninguna evidencia histórica de un posible desequilibrio mental del italiano y mucho menos de sus supuestos malvados actos. En realidad Mozart tuvo varios Hijos y se casó más veces, y de hecho, Salieri fue profesor de musica de uno de los hijos del fallecido, un dato contrastado que deja a la historia o guion de esta película no en evidencia, porque ya he dicho que la película es redonda y muy buena, pero si para ser tomada más relativamente y no como un tótem basado en hechos reales. Gran película.

Esta es una minireseña para la gente (escasa, supongo), que no se haya decidido a día de hoy a ver las películas de Peter Jackson por temor a la ruptura de esquemas mentales y otros miedos considerablemente lógicos. He de decir que tal era mi caso, no me decidí a ver La Comunidad del Anillo hasta que prácticamente estuvo estrenada y más por el impulso animoso de mis amigos que por propia convicción.

Pero en cuanto vi los primeros compases o planos, me alegré infinitamente, pues no se pudo ser más respetuoso con el original. Desde luego que los miedos y pesadillas recurrentes de Christofer Tolkien, que a todos nos logró inculcar en mayor o menor medida, no eran fundados y desde luego no tenían lugar con semejante despliegue de, primero cariño al original, segundo tremendo respeto al mismo y tercero la impecable factura en la que englobamos la fotografía, la ambientación, los aspectos más técnicos etcétera.

Una prueba evidentísima, de que el cine "de palomitas", también puede ser considerado como bueno. Gran trabajo y ya sabéis, vedla, no os arrepentiréis.