Hace unos días tuve la oportunidad de ver “La Sustancia”, una película que prometía mantenerme al borde del asiento, y en gran medida, cumplió con esa promesa. La trama psicológica es intrigante y te atrapa desde el primer momento, manteniendo un suspenso constante durante el 85% del metraje. Demi Moore ofrece una actuación sólida, llevando al espectador a través de un laberinto de emociones y giros inesperados.

Sin embargo, a pesar de su fuerte comienzo y desarrollo, el final de la película me dejó un sabor agridulce. La conclusión, grotescamente cómica, se sintió fuera de lugar en un thriller psicológico que había construido una atmósfera tan tensa y seria. Este cambio abrupto en el tono no solo me desconcertó, sino que también restó impacto a lo que podría haber sido una obra maestra del género.

En resumen, “La Sustancia” es una película que casi alcanza la grandeza. Si no fuera por su final discordante, fácilmente la habría colocado entre las tres mejores películas del año. Aun así, es una experiencia cinematográfica que vale la pena, especialmente para aquellos que disfrutan de un buen thriller psicológico, aunque con una advertencia sobre su inesperado desenlace.