Qué bueno es saber reírse de uno mismo y el cine español demuestra ser lo suficientemente maduro al realizar este tipo de películas.

En la línea de "South Park" o "La fiesta de las salchichas" nos encontramos con una loca comedia de animación para adultos en la que, partiendo de una premisa tan básica como "ganar un Goya", se hace un divertido recorrido por la cara B de los premios, muy alejados de las alfombras rojas; de los profesionales del sector, muy alejados de ese mundo idílico que muchos les atribuyen pero, ante todo, es una llamada de atención que denuncia la dificultad de hacer animación en España, un formato tan costoso de producir en el que se puede dar el caso, como sucedió en la anterior edición de los Premios del cine español, que solo hubiese una candidata a mejor largometraje de animación.

En definitiva, nos encontramos ante una comedia ácida, diferente, divertida, arriesgada... que contará con "lovers" pero también "haters" porque, precisamente, no esconde que "provocar" es uno de sus objetivos y uno de los pilares en los que se sustenta.

Pedro Almodóvar, como todos los grandes de la historia del cine, es de esos directores que levanta odios y pasiones a partes iguales. Autor de un cine muy reconocible que crea su propio universo, su propio lenguaje audiovisual es, en sí mismo, una denominación de origen.

En "Madres paralelas" el director continúa con su reconocible forma de hacer cine (cualidad que espero que no pierda nunca) pero va un paso más allá y nos muestra una historia valiente, subversiva, que no se esconde, narrada de forma sublime y en el que Penélope Cruz nos regala una actuación para el recuerdo.

Cuando afrontas una película con temáticas tan sociales sabes que siempre se corre el riesgo de encontrarte con una película paternalista, lacrimógena, escrita y enfocada desde el punto de vista del que se cree superior... y con "Campeones" tenía miedo de encontrarme con este tipo de cine... pero nada más lejos de la realidad.

Se trata de una película con muy mala leche, divertidísima, en la que los protagonistas se comen la pantalla. Nos hacen reír, llorar, emocionarnos, se juega con los límites del humor... una película de superación deportiva, arriesgada y divertida. Puro Fesser en vena.

De la productora que nos trajo la aclamada y premiada "Tarde para la ira" nos llega la ópera prima de Manu Gómez. Una película que nos traslada, desde los ojos de la infancia, a otra época, a otro momento, a otro realidad.

Injustamente olvidada en la temporada de premios a nivel nacional, se trata de una de las propuestas técnicamente más perfectas del año, dato esencial para conseguir una fidedigna recreación que dota de verosimilitud al relato sumergiéndonos en él.

Recomiendo totalmente su visionado, igual que hace el director en la película, desde una mirada inocente y sin prejuicios, como si de un regreso a nuestra infancia se tratase.

Cuando hablamos de Jonás Trueba, hablamos de un director diferente, libre, arriesgado... que en cada una de sus producciones nos descoloca y nos obliga a resituarlo en nuestro ideario cinematográfico.

En este caso nos sorprende con un documental de una duración extrema para lo que se estila habitualmente, pero en el que no sobra ni un solo minuto, dando voz a una generación tan expuesta en redes sociales que es todo un misterio para los que no estamos dentro de ese rango de edad.

Una ventana abierta a esta generación que difumina el límite entre documental y ficción (prueba de ello es su nominación a mejor Documental en los Goya y el premio a mejor Reparto en San Sebastián) lo que demuestra el gran dominio que el director tiene del lenguaje cinematográfico en toda su amplitud, lo que le permite jugar con los géneros hasta prácticamente eliminarlos.