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9
27 de abril de 2017
27 de abril de 2017
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Esta crítica no enfatiza en los detalles técnicos de la película, ni en algún que otro personaje plano, ni de los elementos perdidos que a mi parecer se plantean como conectores y cumplen su función sin trascender en algo que no se les ha pedido (como el autómata), sino es algo sentimental, esta crítica no cree en que la historia de Hugo sea una excusa para llegar a Méliès, sino que en el trascurso del tiempo, entre nuestras propias búsquedas (la búsqueda de Hugo, su toque de ansiedad existencial) a veces nos encontramos con cosas más grandes, la película como historia narrativa se encuentra a sí misma. Tanto Hugo como Méliès se encuentran en el mismo punto, un chico que perdió su estabilidad, que aunque hasta ahora haya iniciado la vida (12 años) busca su razón y no sabe a dónde ir y un hombre obligado a dejar lo que más amaba que tampoco sabe qué hacer, su estado estático como juguetero no significa quietud, y se comprueba durante la cinta, (porque siendo sinceros, lo que hizo Méliès no creo que solo sea por el deseo del dinero, aunque también puedo ser la actuación del actor británico Ben Kingsley), por estas razones y por cuestiones de fidelidad “Hugo” es una historia que entre referencias y homenajes muestra su nobleza en la belleza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(Se aclara desde el inicio, que esta crítica es completamente subjetiva, sentimental, emocional y se queda corta, porque hace un lado la tecnología que implementa Scorsese para no caer en la intriga de escoger que es más relevante).
La cinta inicia en términos narrativos con la vida de un niño que se ve obligado a enfrentarse a la vida adulta, un niño instruido en la mecánica por su padre fallecido, que se ve viviendo solo en una estación de tren huyendo del Inspector que quiere entregarlo a los asistentes infantiles para ser llevado a un orfanato, entre los días, llega a entablar un relación laboral y paternal con un Juguetero que tiene su puesto en la estación, Hugo a través de un autómata heredado del museo donde trabaja su padre inicia un pequeña aventura para encontrar el significado de este mecanismo y en su anhelo, un mensaje de su padre; pero este resulta ser todo lo contrario, lo lleva a descubrir que el juguetero es Méliès, un increíble y talentoso hombre, director, productor, creador de varias películas, pionero en la construcción del cine como show, capacitado en negocios, mecánica, teatro y magia. Georges Méliès era un artista, artista entendido como un hombre que busca y crea.
Dentro de la cinta algunas actuaciones se dan de forma teatral, puede que estas se desarrollen en la búsqueda de belleza y en homenajear al cine de Méliès, ya que él era consiente que sus películas carecían de sonido en 1896 y necesitaba un tipo de actuación que enfatizara en la mímica y la gestualidad para trasmitir la historia, también la carga estética de Hugo se pueda llegar a relacionar con todo el arte utilizado por Méliès, la escenográfica especial, los vestuarios, los efectos especiales.
Esta crítica no enfatiza en los detalles técnicos de la película, ni en algún que otro personaje plano, ni de los elementos perdidos que a mi parecer se plantean como conectores y cumplen su función sin trascender en algo que no se les ha pedido (como el autómata), sino es algo sentimental, esta crítica no cree en que la historia de Hugo sea una excusa para llegar a Méliès, sino que en el trascurso del tiempo, entre nuestras propias búsquedas (la búsqueda de Hugo, su toque de ansiedad existencial) a veces nos encontramos con cosas más grandes, la película como historia narrativa se encuentra a sí misma. Tanto Hugo como Méliès se encuentran en el mismo punto, un chico que perdió su estabilidad, que aunque hasta ahora haya iniciado la vida (12 años) busca su razón y no sabe a dónde ir y un hombre obligado a dejar lo que más amaba que tampoco sabe qué hacer, su estado estático como juguetero no significa quietud, y se comprueba cuando ve su obra, su arte, el dolor que puede ser dejar lo que más se ama y lo que te construye como ser, (porque siendo sinceros, lo que hizo Méliès no creo que solo sea por el deseo del dinero, aunque también puedo ser la actuación del actor británico Ben Kingsley), por estas razones y por cuestiones de fidelidad “Hugo” es una historia que entre referencias y homenajes muestra su nobleza en la belleza.
La cinta inicia en términos narrativos con la vida de un niño que se ve obligado a enfrentarse a la vida adulta, un niño instruido en la mecánica por su padre fallecido, que se ve viviendo solo en una estación de tren huyendo del Inspector que quiere entregarlo a los asistentes infantiles para ser llevado a un orfanato, entre los días, llega a entablar un relación laboral y paternal con un Juguetero que tiene su puesto en la estación, Hugo a través de un autómata heredado del museo donde trabaja su padre inicia un pequeña aventura para encontrar el significado de este mecanismo y en su anhelo, un mensaje de su padre; pero este resulta ser todo lo contrario, lo lleva a descubrir que el juguetero es Méliès, un increíble y talentoso hombre, director, productor, creador de varias películas, pionero en la construcción del cine como show, capacitado en negocios, mecánica, teatro y magia. Georges Méliès era un artista, artista entendido como un hombre que busca y crea.
Dentro de la cinta algunas actuaciones se dan de forma teatral, puede que estas se desarrollen en la búsqueda de belleza y en homenajear al cine de Méliès, ya que él era consiente que sus películas carecían de sonido en 1896 y necesitaba un tipo de actuación que enfatizara en la mímica y la gestualidad para trasmitir la historia, también la carga estética de Hugo se pueda llegar a relacionar con todo el arte utilizado por Méliès, la escenográfica especial, los vestuarios, los efectos especiales.
Esta crítica no enfatiza en los detalles técnicos de la película, ni en algún que otro personaje plano, ni de los elementos perdidos que a mi parecer se plantean como conectores y cumplen su función sin trascender en algo que no se les ha pedido (como el autómata), sino es algo sentimental, esta crítica no cree en que la historia de Hugo sea una excusa para llegar a Méliès, sino que en el trascurso del tiempo, entre nuestras propias búsquedas (la búsqueda de Hugo, su toque de ansiedad existencial) a veces nos encontramos con cosas más grandes, la película como historia narrativa se encuentra a sí misma. Tanto Hugo como Méliès se encuentran en el mismo punto, un chico que perdió su estabilidad, que aunque hasta ahora haya iniciado la vida (12 años) busca su razón y no sabe a dónde ir y un hombre obligado a dejar lo que más amaba que tampoco sabe qué hacer, su estado estático como juguetero no significa quietud, y se comprueba cuando ve su obra, su arte, el dolor que puede ser dejar lo que más se ama y lo que te construye como ser, (porque siendo sinceros, lo que hizo Méliès no creo que solo sea por el deseo del dinero, aunque también puedo ser la actuación del actor británico Ben Kingsley), por estas razones y por cuestiones de fidelidad “Hugo” es una historia que entre referencias y homenajes muestra su nobleza en la belleza.
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