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4.0
1,338
2
9 de abril de 2023
9 de abril de 2023
42 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la protagonista y guionista de esta peli fue a la Resistencia, (acompañando a Berto Romero, que fue a quien le tocó subirse a aguantar a Broncano para promocionar la película), la pobre sufrió y nos dejó a todos un momento de mucho bochorno. Y aquel momento, en el que por cierto se metió ella sola, fue algo elocuente, porque puso de manifiesto la actitud con la que algunos y algunas siguen empeñados en tratar a su público: como si fuese tonto.
Esta película, la historia en sí misma, tiene el mismo carácter: está dirigida a un público a quien ya se ha tomado de antemano por imbécil, y da un poquito de pena que Berto esté ahí dentro.
Aunque en este país existe una larga tradición a la hora de confundir la comedia blanca con hacer películas bochornosas concebidas por personas que ya han prejuzgado a los espectadores como una gran masa de idiotas, parece ser que la cosa tiene sus días contados, como quedó bastante claro en aquel episodio de la Resistencia, donde los jóvenes espectadores pudieron pagar por primera vez a su creadora con la misma moneda que ella se empeñan en seguir usando contra nosotros sin darse cuenta: la de obligarla a pasar vergüenza.
Esta película, la historia en sí misma, tiene el mismo carácter: está dirigida a un público a quien ya se ha tomado de antemano por imbécil, y da un poquito de pena que Berto esté ahí dentro.
Aunque en este país existe una larga tradición a la hora de confundir la comedia blanca con hacer películas bochornosas concebidas por personas que ya han prejuzgado a los espectadores como una gran masa de idiotas, parece ser que la cosa tiene sus días contados, como quedó bastante claro en aquel episodio de la Resistencia, donde los jóvenes espectadores pudieron pagar por primera vez a su creadora con la misma moneda que ella se empeñan en seguir usando contra nosotros sin darse cuenta: la de obligarla a pasar vergüenza.

7.1
29,386
3
20 de febrero de 2022
20 de febrero de 2022
42 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película sorprendentemente floja.
El tándem Aranoa-Bardem ya venía desafinando desde la anterior "Loving Pablo". Muy lejos queda ya la época de "Los lunes al sol", en la que ambos parecían preocuparse por hacer películas con cariño, películas de verdad.
En "El buen patrón" da la sensación de que Bardem se ha esforzado muchísimo intentando llenar de matices y otorgar ciertas complejidades a un personaje que de guion ya venía ridículo, simplón y caricaturizado. Por momentos, una suerte de Torrente pero firmado por Aranoa. En su intento, Bardem no logra mejorar el personaje planísimo y prejuzgado que ya había sobre el papel, sino convertirlo en un Frankenstein excesivo y sobreactuado.
Llama la atención algunos problemas que tiene la película de sonido y de iluminación, pero eso es lo de menos. Lo de más es que se trata de una historia en la que las becarias jóvenes y bonitas todavía se enamoran perdidamente de los señores puteros dueños de las empresas que las contratan. Y cuando se enfadan, en pleno siglo veintiuno, los personajes femeninos de esta historia abofetean a esos señores malvados, poderosos y puteros. Situada la historia en España y en la época actual, un pobre trabajador se dirige a su jefe llamándole "patrón", y uno se imagina que será algo que a Aranoa le pudo hacer su gracia cuando se encontraba en Colombia grabando su innecesaria película anterior sobre Pablo Escobar, ya que en Colombia sí que pasan aún ese tipo de cosas.
El tono de esta película es tal vez lo más ambicioso y arriesgado de todo, y debía cumplir con la dificilísima misión de armonizar lo social con el humor, y, aunque no está mal logrado del todo (podría haber salido mucho peor), la verdad es que el resultado no consigue ni conmover ni denunciar ni que te rías, por la sencilla razón de que el guion es escandalosamente malo.
Una película para el olvido.
El tándem Aranoa-Bardem ya venía desafinando desde la anterior "Loving Pablo". Muy lejos queda ya la época de "Los lunes al sol", en la que ambos parecían preocuparse por hacer películas con cariño, películas de verdad.
En "El buen patrón" da la sensación de que Bardem se ha esforzado muchísimo intentando llenar de matices y otorgar ciertas complejidades a un personaje que de guion ya venía ridículo, simplón y caricaturizado. Por momentos, una suerte de Torrente pero firmado por Aranoa. En su intento, Bardem no logra mejorar el personaje planísimo y prejuzgado que ya había sobre el papel, sino convertirlo en un Frankenstein excesivo y sobreactuado.
Llama la atención algunos problemas que tiene la película de sonido y de iluminación, pero eso es lo de menos. Lo de más es que se trata de una historia en la que las becarias jóvenes y bonitas todavía se enamoran perdidamente de los señores puteros dueños de las empresas que las contratan. Y cuando se enfadan, en pleno siglo veintiuno, los personajes femeninos de esta historia abofetean a esos señores malvados, poderosos y puteros. Situada la historia en España y en la época actual, un pobre trabajador se dirige a su jefe llamándole "patrón", y uno se imagina que será algo que a Aranoa le pudo hacer su gracia cuando se encontraba en Colombia grabando su innecesaria película anterior sobre Pablo Escobar, ya que en Colombia sí que pasan aún ese tipo de cosas.
El tono de esta película es tal vez lo más ambicioso y arriesgado de todo, y debía cumplir con la dificilísima misión de armonizar lo social con el humor, y, aunque no está mal logrado del todo (podría haber salido mucho peor), la verdad es que el resultado no consigue ni conmover ni denunciar ni que te rías, por la sencilla razón de que el guion es escandalosamente malo.
Una película para el olvido.
1
25 de diciembre de 2021
25 de diciembre de 2021
21 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este truño solo podría servir para pararnos un poco a pensar en qué carajo estamos haciendo. A lo mejor hasta invitaría a una reflexión. Reflexionar, por cierto, para los lectores del futuro, era una cosa que hacían algunos de nuestros antepasados, y que requería detenerse un momento y concentrarse para intentar comprender algo, sin pensar en nada más ni hacer otras cosas al mismo tiempo, incluso dejando el móvil a un lado, así, a lo loco.
Invertir millones en construir historias dirigidas por el decálogo de lo que es políticamente correcto en la panoli época que nos ha tocado vivir, es de una tristeza de nivel payaso suicidado. Que ese autoritarismo se haya filtrado hasta llegar a envenenar el corazón de una obra como esta, con lo que fue y significó esta película en su origen, es de una elocuencia que te congela: la ya omnipresente imposibilidad en la que vamos cayendo todos a la hora de volver a plantear dilemas inteligentes.
Invertir millones en construir historias dirigidas por el decálogo de lo que es políticamente correcto en la panoli época que nos ha tocado vivir, es de una tristeza de nivel payaso suicidado. Que ese autoritarismo se haya filtrado hasta llegar a envenenar el corazón de una obra como esta, con lo que fue y significó esta película en su origen, es de una elocuencia que te congela: la ya omnipresente imposibilidad en la que vamos cayendo todos a la hora de volver a plantear dilemas inteligentes.

4.9
968
2
9 de abril de 2023
9 de abril de 2023
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está bien que apoyemos lo nuestro y todo eso, y veo las buenas intenciones en las críticas y... en fin, pero es que la película es muy mala.
El guion no se sostiene, y termina siendo un mero pretexto para que la dirección "demuestre" lo que quiere demostrar que sabe hacer, como pasa en muchos cortos de iniciación.
Y esa es la sensación que transmite y que deja la película después de verla, que es un ejercicio de iniciación, donde todo está muy verde y parte de un guion llenito de huecos y de parches, que alguien debería haber revisado mejor antes de llevarlo a producción.
El guion no se sostiene, y termina siendo un mero pretexto para que la dirección "demuestre" lo que quiere demostrar que sabe hacer, como pasa en muchos cortos de iniciación.
Y esa es la sensación que transmite y que deja la película después de verla, que es un ejercicio de iniciación, donde todo está muy verde y parte de un guion llenito de huecos y de parches, que alguien debería haber revisado mejor antes de llevarlo a producción.

5.8
17,538
4
23 de febrero de 2022
23 de febrero de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le pongo un 4 (regular), después de haber valorado tristemente El buen patrón y Mediterráneo con un 3 (flojas), porque por lo menos Almodóvar sigue intentando hacer algo diferente.
Yo solo he podido relajarme y ver la película hasta el final haciéndome a la idea de que se trata de un ejercicio irónico. El tratamiento de la imagen, que no sé cómo calificarlo, la excéntrica musicalización traída a primer plano para remarcar los momentos melodramáticos de un modo tan sobre intencionado -supongo yo que jugando al desconcierto del espectador-, el tono extraño de las interpretaciones... Todo esto provoca que no puedas dejarte llevar por la película y empatizar con los personajes, sino que te aleja y te obliga a observar la obra con mucho distanciamiento, con las emociones desconectadas, y con la mente en modo analítico. Con asombro, es cierto. Un asombro muy parecido a ese que sentimos cuando nos cruzamos haciendo zapping con una de esas telenovelas que no han sido producidas para conectar con uno.
Pero aquí se trata de Pedro Almodóvar, y, si Pedro ha usado esos códigos tan desconcertantes, será por algo. Habrá un discurso teórico detrás, sujeto a valores artísticos, ¿no? Eso es lo que uno quiere pensar. Ahora bien, si no hubiera existido Jean-Luc Godard, todo esto habría podido tener su punto de originalidad. Lástima que Godard lleve ya unas cuantas décadas experimentando por esos caminos. Godard se preocupa, y mucho, por cómo pasará a la posteridad, por cómo será recordado. Y temo que nuestro Pedro ya esté entrando también en esa fase. No lo juzgo. Cada cual con sus temores. Pero ojalá no se equivoque. Sería una lástima que, después de todo lo que nos ha dado, se le terminara recordando como un gran cineasta que, en sus últimas obras, no pudo evitar dejarse llevar por el síndrome de Godard, pero no experimentando de verdad, sino imitando al genio francés. Imitando desde España. La misma España en la que él fue capaz de encontrar, en épocas pasadas, tanta originalidad para su arte.
Yo solo he podido relajarme y ver la película hasta el final haciéndome a la idea de que se trata de un ejercicio irónico. El tratamiento de la imagen, que no sé cómo calificarlo, la excéntrica musicalización traída a primer plano para remarcar los momentos melodramáticos de un modo tan sobre intencionado -supongo yo que jugando al desconcierto del espectador-, el tono extraño de las interpretaciones... Todo esto provoca que no puedas dejarte llevar por la película y empatizar con los personajes, sino que te aleja y te obliga a observar la obra con mucho distanciamiento, con las emociones desconectadas, y con la mente en modo analítico. Con asombro, es cierto. Un asombro muy parecido a ese que sentimos cuando nos cruzamos haciendo zapping con una de esas telenovelas que no han sido producidas para conectar con uno.
Pero aquí se trata de Pedro Almodóvar, y, si Pedro ha usado esos códigos tan desconcertantes, será por algo. Habrá un discurso teórico detrás, sujeto a valores artísticos, ¿no? Eso es lo que uno quiere pensar. Ahora bien, si no hubiera existido Jean-Luc Godard, todo esto habría podido tener su punto de originalidad. Lástima que Godard lleve ya unas cuantas décadas experimentando por esos caminos. Godard se preocupa, y mucho, por cómo pasará a la posteridad, por cómo será recordado. Y temo que nuestro Pedro ya esté entrando también en esa fase. No lo juzgo. Cada cual con sus temores. Pero ojalá no se equivoque. Sería una lástima que, después de todo lo que nos ha dado, se le terminara recordando como un gran cineasta que, en sus últimas obras, no pudo evitar dejarse llevar por el síndrome de Godard, pero no experimentando de verdad, sino imitando al genio francés. Imitando desde España. La misma España en la que él fue capaz de encontrar, en épocas pasadas, tanta originalidad para su arte.
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