Un arranque prometedor que deriva en un drama familiar tantas veces abordado: la difícil conciliación familiar de los periodistas o fotógrafos que trabajan en zonas calientes, con todos los tópicos al uso: la foto que hace reaccionar al mundo, la noticia por encima de todo, y aquello de "yo estoy en esto porque quiero remover conciencias". Y como en tantas otra películas del estilo, una fotógrafa que parece tomar fotos espasmódicamente, por impulso, desde que pone el pie en el escenario de la noticia, sin ninguna planificación, ni medición de luz ni otras menudencias. Como un turista japonés, vaya.
Lo único salvable: la fotografía del filme, precisamente, y Juliette Binoche, decididamente reconciliada con el rol de mujer sin atractivo físico.

Mi pestiño del mes. Absolutamente confusa, con ese desdoblamiento del "biopic-eado" en distintos personajes. ¿Quién carallo es Richard Gere? ¿Pat Garret? Lo único salvable -aparte del encanto de Charlotte Gainsborough y el oficio de Cate Blanchett- es la posibilidad de conocer las letras de las canciones de Dylan gracias a los subtítulos.... Lo que me sirve para confirmar que este tipo me interesa muy poco.

El concepto de que tu comportamiento esté dominado por una serie de simpáticos componentes -la alegría, la ira, el miedo, la tristeza... - es sencillamente genial, incluida la noción de que la tristeza cumple también una función imprescindible. También lo del almacén de recuerdos y las "islas" que nos fijan al mundo. Todo ello denota la maestría de la pléyade de guionistas de Piwar / Disney.
Pero dicho esto, ni el dibujo me pareció tan excelente, ni tampoco me divertí como otras veces con el desarrollo. Para mí queda a distancia de obras maestras del estudio como los Toy's Stories y "Up".
Y desde luego es una película sobre todo para mayores.