Ya Gibson quedó marcado por su enfoque a lo grotesco desde Mad Max. Se ha hecho millonario satisfaciendo la gula sádica de un público que está dispuesto a pagar por sentarse a disfrutar una cacería humana donde ruedan cabezas del tope de una pirámide hasta abajo. No se porque me recordó las guilloninas que tambien decapitaron muchas cabezas en èpocas no muy lejanas en civilizaciones disque evolucionadas, incluída la cabeza de María Antonieta Reina de Escocia.
Lamentablemente se ha expuesto el lado obscuro de los mayas sin explicarnos el porque de dicho castigo. El ser humano ha enviado a hermanos al patíbulo, a la silla eléctrica, actualmente las muertes por penitencia se han ido sofisticando con dosis letales, supuestamente, menos bárbaras.
Es una pena que la trama en la película y la investigación hayan sido tan pobres. Me he quedado con un mal sabor en la boca aun y cuando el bien triunfe para ser luego nuevamente torturado por un nuevo mal, el de la conquista española por piratas y ladrones y religiosos que destruyeron con paranoias la historia de una civilización que dejó vestigios de grandeza.
Lo siento Gibson, pero después de Apocalypto voy a meditar mucho antes de entrar a una sala de cine a malgastar mi dinero y tiempo con un refresco y unas palomitas de maiz a ver otra de sus morbosas películas.