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7.8
4,861
8
17 de septiembre de 2008
17 de septiembre de 2008
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cinta imprescindible para los amantes del cine clásico italiano, aunque no sea clasificable de manera pura dentro del Neorrealismo.
Describe de un modo frío y sin juicios morales aparentes (alguna frase se le escapa a Antonioni en boca de Giovanni Pontano al final del film que hace pensar lo contrario) la incompatibilidad entre el amor y la amoralidad de los personajes, al estilo de El año pasado en Marienbad, o La Aventura, del mismo autor ésta última.
Mastroianni, tal vez uno de los mejores actores europeos de todos los tiempos, borda de nuevo su papel de seductor, mascullando las palabras, con su hablar dulce, grave y sordo. ¿Por qué a las mujeres les gusta tanto este prototipo de hombre egoísta y enamorado de sí mismo, que conduce a la perdición? ¿Por qué los hombres encuentran irresistible a la mujer elegante, culta, pero fría y distante como Lidia (Moreau) o Valentina (Monica Vitti) y despechan el amor encendido y apasionado, pero real, como el de por ejemplo, Yvonne Furneaux en La dolce Vita?
En fin, película bella, inquietante y lenta, con encuadres bellísimos (las manos de Moreau, al final de la película) y silencios estremecedores.
Describe de un modo frío y sin juicios morales aparentes (alguna frase se le escapa a Antonioni en boca de Giovanni Pontano al final del film que hace pensar lo contrario) la incompatibilidad entre el amor y la amoralidad de los personajes, al estilo de El año pasado en Marienbad, o La Aventura, del mismo autor ésta última.
Mastroianni, tal vez uno de los mejores actores europeos de todos los tiempos, borda de nuevo su papel de seductor, mascullando las palabras, con su hablar dulce, grave y sordo. ¿Por qué a las mujeres les gusta tanto este prototipo de hombre egoísta y enamorado de sí mismo, que conduce a la perdición? ¿Por qué los hombres encuentran irresistible a la mujer elegante, culta, pero fría y distante como Lidia (Moreau) o Valentina (Monica Vitti) y despechan el amor encendido y apasionado, pero real, como el de por ejemplo, Yvonne Furneaux en La dolce Vita?
En fin, película bella, inquietante y lenta, con encuadres bellísimos (las manos de Moreau, al final de la película) y silencios estremecedores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me recordó mucho a La Dolce Vita, estrenada si no recuerdo mal un año antes, y con la que guarda incluso algunas sonrojantes casualidades de guión: un escritor intelectual con inquietudes de transformación iniciales, que sucumbe ante la fascinación de la vida disoluta y vacía de la alta burguesía; las fiestas vanales, con conversaciones triviales; una mujer guapa, inquietante y sofisticada (Anouk Aimée allí, Jeanne Moreau aquí), una esposa engañada, la música de jazz en lus guateques, el empleo de la tecnología (magnetofones, helícópteros, etc.) como metáfora de un progreso económico pero desalmado, etc.
Más inquietante y descorazonadora si cabe es esta película, pues la crítica de Antonioni recae en una clase social a la que se supone algunos valores propios, como es la alta burguesía milanesa, enriquecida por la industria, pero sin abolengos, mientras que en Fellini la decadencia moral que se critica es la de la alta nobleza romana, cuya futilidad se presupone de antemano.
Todo esto conduce, en opinión de ambos autores, hacia la disolución dela pareja, hacia el abismo del placer hedonista y a la tristeza., sin capacidad de redención ni de reacción final.
Más inquietante y descorazonadora si cabe es esta película, pues la crítica de Antonioni recae en una clase social a la que se supone algunos valores propios, como es la alta burguesía milanesa, enriquecida por la industria, pero sin abolengos, mientras que en Fellini la decadencia moral que se critica es la de la alta nobleza romana, cuya futilidad se presupone de antemano.
Todo esto conduce, en opinión de ambos autores, hacia la disolución dela pareja, hacia el abismo del placer hedonista y a la tristeza., sin capacidad de redención ni de reacción final.

7.4
2,921
7
19 de septiembre de 2008
19 de septiembre de 2008
28 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de la película es Mastroianni, un excelso actor que, a pesar de su apostura, aquí interpreta de manera magnífica y creíble a su antítesis, es decir, un hombre solitario, tímido, pueril a veces, que busca desesperadamente compañía para salir de su rutinaria vida.
No me gustó tanto Maria Schell, cuyos gestos histriónicos y risas nerviosas crispan un tanto al espectador. El guión se aproxima más al realismo mágico que al neorealismo, en esto recuerda un poco a Milagro en Milán o a Giulietta de los Espíritus (la niebla, siempre la niebla), rodada como fue la película en Cinecittá, con decorados de cartón piedra y una atmósfera ónírica que entronca a la perfección con "Niebla", la Novela de Unamuno: un no-sitio, una u-topía narrada desde dentro, que nos cuenta la intrahistoria hermética de dos personajes aislados del mundo.
No me gustó tanto Maria Schell, cuyos gestos histriónicos y risas nerviosas crispan un tanto al espectador. El guión se aproxima más al realismo mágico que al neorealismo, en esto recuerda un poco a Milagro en Milán o a Giulietta de los Espíritus (la niebla, siempre la niebla), rodada como fue la película en Cinecittá, con decorados de cartón piedra y una atmósfera ónírica que entronca a la perfección con "Niebla", la Novela de Unamuno: un no-sitio, una u-topía narrada desde dentro, que nos cuenta la intrahistoria hermética de dos personajes aislados del mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final es excelso, magnífico, con un Mastroianni que cae en el mismo pecado de la esperanza que tanto le echa en cara Schell, en una locura de amor que duele al espectador y con las lágrimas masculinas más creíbles que se hayan visto en la historia del cine, incluso más que las de Gérard Philipe en "Los amantes de Montparnasse", otro culmen de Hombre-descarnado.
Los hombres también lloran, y en ese momento final de la película sabemos perfectamente que Maria será una desgraciada con el extraño huésped de la pensión. Curiosamente, ella hace aquí el papel que realizó Mastroianni en tantas de sus películas como seductor, en las que abandona a la mujer que le quiere por una aventura, si bien el amor de Maria Schell aquí por el hombre idealizado es inocente y no intencionado. Al final nos invade una tristeza infinita, que acentúa el grandísimo Nino Rota con una partitura melancólica muy parecida a la de I Vitelloni.
Los hombres también lloran, y en ese momento final de la película sabemos perfectamente que Maria será una desgraciada con el extraño huésped de la pensión. Curiosamente, ella hace aquí el papel que realizó Mastroianni en tantas de sus películas como seductor, en las que abandona a la mujer que le quiere por una aventura, si bien el amor de Maria Schell aquí por el hombre idealizado es inocente y no intencionado. Al final nos invade una tristeza infinita, que acentúa el grandísimo Nino Rota con una partitura melancólica muy parecida a la de I Vitelloni.
8
1 de octubre de 2008
1 de octubre de 2008
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se aplica en esta desconocida película de humor negro (que yo no calificaría de comedia) la famosa máxima de "El Príncipe" de Maquiavelo, en la que se apoya toda la estructura de la Mafia, de que el poder consiste en hacer favores, porque quien los recibe estará ya obligado a devolverlos.
La película tiene una atmósfera casi irreal, de lo "verista" que resulta la descripción de Calamo, y pasa de repente a la tragedia en 5 minutos. Magnífico Alberto Sordi, que borda el acento siciliano (recomiendo encarecidamente ver la película en versión original) y que parece demudado, de repente, en un Don con boina y luppara. Imprescindible para reconocer cómo Coppola copió algunos tics y el "modus operandi" en este inframundo ("No corras, anda tranquilo"). Pequeña y extraña joya, en la que Azcona deja su sello inconfundible con su humor seco y sin florituras.
La película tiene una atmósfera casi irreal, de lo "verista" que resulta la descripción de Calamo, y pasa de repente a la tragedia en 5 minutos. Magnífico Alberto Sordi, que borda el acento siciliano (recomiendo encarecidamente ver la película en versión original) y que parece demudado, de repente, en un Don con boina y luppara. Imprescindible para reconocer cómo Coppola copió algunos tics y el "modus operandi" en este inframundo ("No corras, anda tranquilo"). Pequeña y extraña joya, en la que Azcona deja su sello inconfundible con su humor seco y sin florituras.

8.1
10,671
8
24 de septiembre de 2008
24 de septiembre de 2008
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi la película anoche, azuzado por mi padre, que siempre la tuvo como una de las mejores historias rodadas en blanco y negro del cine europeo. La verdad es que comienza de manera lenta, pero lo curioso es que este primer tramo de la vida en La Piedras no aburre, más bien choca, viendo las andanzas y bravuconerías infantiles de varios europeos aislados en Honduras, no sé sabe si exiliados de la guerra o buscavidas. Aparte de algunas frases racistas que se caen de la boca de los personajes en relacion a las negras del pueblo, el espectador comienza una a ser cómplice de sus destinos, tristes y fatales la mayoría de las veces. La parte central de la película es una gozada: la soledad y el peligro hacen que nos subamos con ellos a los camiones, y el cuerpo se nos quede agarrotado. Magnífico el enfoque psicológico de la pareja de franceses, y el cambio de roles entre ambos a la vista de su edad y arrestos. Impresionante el escenario real de la explosión, con los árboles devastados, abiertos en canal.
Al final, un poco de moralina enturbia una película excelente, que recuerda a veces, por el silencio ominoso de las montañas, a El tesoro de Sierra Madre
Al final, un poco de moralina enturbia una película excelente, que recuerda a veces, por el silencio ominoso de las montañas, a El tesoro de Sierra Madre

5.4
38,833
2
30 de agosto de 2006
30 de agosto de 2006
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shyamalan se copia a sí mismo (todos los personajes tienen ese destino final, como ya lo tenían en Señales), y cada vez está más pagado de sí mismo, hasta el punto de reservarse unos insulsos primeros planos insoportables... La música llega a ser la misma que en el final de Señales y vergonzoso el papelito de la hijita de papá Howard ,que se limita a poner carita de niña mojada y a decir monosílabos.
Esperaba más del director que me enganchó con el Sexto sentido, pero se ha convertido en algo vacuo, de un supuesto sentido del humor para niños que ni a los niños gusta por su evidencia y sosería, plano, lento, fatal...
No vayáis a verla, es un ejemplo de cómo una publicidad potente y una buena crítica (no entiendo que le ha pasado a Rodríguez Marchante) hacen que vayamos a verla a gente con buen gusto.
Esperaba más del director que me enganchó con el Sexto sentido, pero se ha convertido en algo vacuo, de un supuesto sentido del humor para niños que ni a los niños gusta por su evidencia y sosería, plano, lento, fatal...
No vayáis a verla, es un ejemplo de cómo una publicidad potente y una buena crítica (no entiendo que le ha pasado a Rodríguez Marchante) hacen que vayamos a verla a gente con buen gusto.
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