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Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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31 de marzo de 2016
59 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos tiempos impetuosos en los que pueriles propuestas, como la presente, son capaces de ascender rápidamente de liturgia.

La película que nos ocupa ha sido masiva y precipitadamente proclamada "de culto". Realmente uno a veces se absorta por lo fácilmente que drenan unos arrumbamientos y otros en esto de la crítica cinematográfica.

Eso sí: no conviene olvidar que muchos han aplaudido esta lamentable obra fílmica, a veces con argumentaciones contundentes. La mistificación del enemigo, la introducción de elementos de terror, el minimalismo visual (debido a su exiguo presupuesto), la casi total ausencia de música, la sobriedad estética, los personajes arquetípicos (algunos a esto lo llaman bien construidos), el ritmo parsimonioso... Pero, para quien esto suscribe, el filme no es sino una demasiado simple historia de búsqueda y rescate, sin mayor profundidad ni tampoco hondura cinematográfica. ¿O sí? Posiblemente sí, dada la pretenciosidad de su desarrollo. Pero muy fallida.

¿Por qué?
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spoiler:
Porque el conjunto entero parece haber sido engendrado desde la siguiente premisa:

- Vamos a mostrar en pantalla la truculencia que supone cortarle la cabellera a un rostro pálido.
- Y aprovechando la premisa, ¿por qué no hacemos un western en el que los indios, además, sean antropófagos y filmamos cómo se abre en canal un cuerpo humano, haciendo que caigan al suelo las chichas sanguinolientas?
- Qué estupenda idea. Planteemos esta violencia explícita en una película que, siendo del oeste, pero lenta y morosa, crepuscular que diría el otro, sin apenas disparos, con violencia contenida, con diálogos beckettianos, sin desarrollo argumental, con personajes apenas construidos, de modo que el conjunto parezca antes una propuesta filosófica que una película de entretenimiento.
- Genial. Así, de paso, como no tenemos medios, nada parecerá una chapuza, del guion a la edición, y nos concederán premios y se nos clasificará junto a Blade Runner.

Pero, ¡ay!, el guion...

- En el pueblo donde viven los héroes hay muchos personajes, pero, salvo un nativo civilizado, ninguno ha oído hablar jamás de unos indios trogloditas imbatibles capaces de internarse en sus calles y casas sin que nadie lo advierta. Y por supuesto, es la primera vez en décadas que lo hacen (pueril)
- Parece una road movie. Casi todo el tiempo los personajes se dedican a cabalgar o caminar. Incluso los atacan los forajidos (unos mejicanos que corretean por el desierto sin tampoco prestar atención a los trogloditas), pero ellos siguen caminando (porque les han robado los caballos) como si fuera su karma hacerlo (pueril)
- Además, los cuatro héroes hablan mucho y, pese a ello, no dicen nada sustancioso. A veces incluso hablan frívolamente (¿circos de pulgas?) cuando la tensión por la muerte en ciernes debería procurar otro tipo de perfil psicológico (los personajes no siguen la trama, están por encima de ella aunque la sufran: pueril).
- A uno le operan de una pierna, allá en medio de la nada, y le abandonan (prima el salvamento incierto). En realidad, mera excusa para dejar a un héroe atrás, el que luego resolverá todo con su inesperada y tullida aparición, merendándose a toda una tribu de fornidos caníbales (pueril).
- Los caníbales atacan exitosamente a tres hombres sanos, pero son incapaces de acabar con el tullido (pueril).
Los caníbales ni siquiera han intentado violar a la mujer (esposa del cojo). En realidad, este personaje se presentó como el más interesante (el único poblador capaz de curar a un enfermo), aunque finalmente sirve solo de vehículo para la única pizca de erotismo del filme (innecesario) y como macguffin narrativo (pueril)

En fin. Que si usted quiere ver cómo abren en canal a un individuo colgado boca abajo, vea esta película. Sáltese hora y media y vaya derechito al final. Porque no hay nada más. Y no solo por la falta de presupuesto...
2 de junio de 2023 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues eso. Los viajes en el tiempo no existen, de modo que cualquier autor (literario, cinematográfico, de lo que sea) tiene potestad, permiso, derecho y hasta la obligación de plantearlos y justificarlos como le dé la real gana. A algunos la explicación (que no es tal) de este filme les parece muy científica, pero no lo es. Que unos ingenieros encuentren, de repente, un bucle temporal que se repite indefinidamente y que por ello descubran la posibilidad de viajar en el tiempo (hacia atrás) si construyen una máquina basada en el mismo principio, no es una ley científica. Es un recurso de la imaginación.

Personalmente no he encontrado tanta sesudez en el argot científico de los protagonistas. La he visto en su versión original y me pareció una manera rápida de hacer avanzar el discurso en apariencia científico del guion, pero nada más. El asunto de los hongos, por ejemplo, es algo que perfectamente puede omitirse y no pasa nada. De hecho, toda la primera mitad de la película puede omitirse y no pasa nada. El filme pudo haber iniciado su discurso en la máquina, ya construida, y con la escena en que Abe se ve a sí mismo a través de unos prismáticos, y luego dar otro salto para enlazar con la trama e intriga que, al parecer, era lo que realmente el director quería contar. Pudo haber sido una historia contundente de cómo la ambición o la diferente perspectiva de los hechos es capaz de acabar con la amistad de dos buenos amigos (¿recuerda "Chronicle"?). Pero no. El director y guionista opta por una narración atropellada, esquilmada y desorientadora por eso mismo, y yo tengo mis dudas de las intenciones reales de recurrir a ese tipo de despiste: el propio director escogió qué aspectos se iban a mostrar en pantalla y cuáles no, por lo que mucho me temo que el resultado se ve aquejado de una cierta incapacidad de estructurar correctamente toda la intriga. Diametralmente opuesta, y mucho más brillante, era "Memento", en la misma línea que este largometraje.

No son pocos los que en esta web han declarado que la obra les parece fascinante, de una complejidad soberbia. Otros muchos, por el mismo motivo, la han tachado de soberano tostón (frustrante). Mi opinión es que el director, en esta obra, ha querido demostrar que él goza de una mente superior a la de los espectadores, debido a su formidable talento creativo. Pero, si realmente piensa así, olvida que no ha creado un puzzle: ha creado un galimatías.

El montaje de la película se resiente mucho del bajo presupuesto y de la cantidad de paja metida a presión en el desarrollo del filme. Todo es mucho más sencillo de lo que parece una vez que se comprende cómo funciona la endiablada máquina (porque también el guion racanea en este aspecto): de ahí que algunos espectadores hayan declarado aquí que al segundo o tercer visionado comenzaron a entender lo que ocurría. Lo repetiré una vez más: esta película no es una lección de mecánica cuántica, no hay realmente nada hermético en su contenido. Solo lo es en su aspecto formal, en las omisiones elegidas, en los despistes de alguna escena. Tal vez lo que suceda es que el director, de tantas vueltas como le dio al storyboard hasta dejarlo en su forma final, acabó en una incapacidad total para narrar y estructurar adecuadamente su (por otra parte, interesante) filme, creyendo que, en realidad, estaba exhibiendo su inteligencia. Es lo que pasa cuando al espectador se le esquilma información para buscar un resultado complicado.

La película, cinematográficamente, no me disgustó. Las escenas están bien planteadas, el poco dinero muy bien dispuesto, la estética es fascinante y el actor principal me pareció excelente, al igual que alguno de los restantes personajes (la mujer, el amigo...) no así el director, cuya inexpresividad resulta simplemente ridícula. Muchos la han catalogado de "pieza de culto", que es otra manera de hacer marketing en estos tiempos que corren. Yo, eso de culto, no sé muy bien lo que es, porque uno rinde culto a los dioses, a los ángeles o a una liturgia: el resto es vanidad, sobreestimación y alguna que otra cosa más. Supongo que, calificándola así, el director ha logrado su objetivo. Yo hubiera preferido menos atropellos en el guion, menos despistes, un poco más de estructuración, un discurso visual más cinematográfico, y al menos 40 minutos dedicados a contar los múltiples aspectos reseñables de un guion que, al final, no sabe profundizar en ninguno.

A nadie puede extrañar que el director, con solo otra obra más concluida, e igualmente críptica y desconocida, haya decidido retirarse del cine. Es lo que tiene hacer arte con el solo objeto de ser ensalzado.
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En la versión sin doblar, la voz en off (que tampoco aporta nada) sí es la de uno de los personajes. Tras leer algunos comentarios más del filme en esta sección, me he dado cuenta de que pocos espectadores sabrían contar el número de veces que los protagonistas van al pasado. Unas veces ocurre ante los ojos, y es visto en la pantalla, otras veces no. Además, están entrecruzadas las diferentes historias. Si se piensa bien, todo el lío de idas y venidas, de personajes dobles, de líneas temporales, es lo que uno realmente espera de este tipo de películas: perderse, que llegue un momento en que resulte imposible seguir el hilo. Tal vez el director rizase el rizo más de la cuenta. Ya digo que el filme parece un ejercicio no de estilo sino de capacidades para atender múltiples historias a la vez. Y como el cerebro humano no dispone de esa versatilidad, perderse es lo más lógico.

Este truco fue explotado, con bastante acierto, en algunos capítulos de Futurama, reproduciendo un mecanismo de viaje que, en lo básico, es similar a la idea del director. Como son posteriores a esta película, me hace sospechar que la sombra de Primer es más alargada de lo que parece. Solo por ese motivo, he modificado mi voto, de 4 (Regular) a 6 (Interesante), pero sigo pensando que la narrativa no está bien estructurada (aunque sí meditada; como ya he dicho, el propio director afirmó haber trabajado el storyboard hasta dejarlo en lo que vemos en la pantalla).

Supongo que el aficionado a la ciencia ficción desea entretenerse en desenredar la madeja de acontecimientos (bastante escasos, por otra parte) que ocurren en el ovillo de viajes temporales. Es posible. Seguramente les encantará el pinganillo de uno de los protagonistas y las razones por las que otro personaje no responde al teléfono cuando lo llaman. Pero el aficionado al cine debería estar más preocupado de otras cuestiones, como si los personajes actúan con coherencia (que lo hacen) y si las escenas están planteadas de un modo claro, dentro del lío en general (que no lo están).

Debido al bajo presupuesto, las acciones que se plantean son escasas y pese al hecho de que estén todas ellas concentradas en unos pocos escenarios, durante unos pocos días, y unos pocos personajes, la combinatoria matemática es justificación más que suficiente de por qué no es posible seguir sin distracción todas las líneas de tiempo en los setenta minutos que dura el filme, pese a que el asunto de la maquinita es sencillo.

Para quienes se sientan frustrados no de no poder entender todo a la primera, pregúntense cuánto tiempo tardó el directo (y guionista) en urdir la trama y en decidir qué mostrar y qué no. Sin olvidar que todos los personajes de un mismo nombre son, en esencia, un único personaje, por mucho que esté desdoblado.

Por cierto. La elección de que una parte de la trama se desarrolle en una fiesta donde alguien porta una escopeta me pareció una elección demasiado tópica. Pero, eso es América...
3 de junio de 2017 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace cinco años escribí que "Prometheus" era una película fallida que encerraba dentro otra mucho mejor a la que los guionistas no dejaron nacer. En parte porque deseaban apuntalar el universo de Alien cuando realmente estaban elaborando un argumento distinto. En aquel filme, las tramas secundarias y las incorporaciones de elementos terroríficos sofocaron el guion y dejaron que una historia a priori interesante (el contacto de la humanidad con una civilización superior de la que desciende) se diluyese en una mala historia resuelta a golpe de serie B o incluso Z. Algo similar sucede en esta más meritoria "Alien: Covenant", de donde se deduce que, en efecto, hemos asistido a una secuela o continuación de "Prometheus", no solo en lo argumental, también en lo conceptual.

En Prometheus la historia hacía aguas a causa de un horrible e inmaduro guion que mostraba, sobre todo, personas haciendo no se sabe bien qué cosas en una nave aterrizada en un planeta del que parecen ignorar incongruentemente que es hostil y, por tanto, entraña peligros. Dicho de otro modo, dejaban de ser personajes para convertirse en atrezzo de un terror asechante bastante gótico. O como tantos han escrito, estos personajes no se desarrollaban. Sin embargo, el filme apuntaba algunas ideas que, en otras manos, hubieran producido una película muy interesante (aunque seguramente alejada de las ideas de los miles de fanáticos que solo esperan bichos extraterrestres y costillas explotantes). Otras no tanto, por ejemplo, la súbita reconvención de los ingenieros en seres malvados que quieren acabar con la raza humana haciendo uso de armas biológicas de destrucción masiva. Para resumir, Prometheus se difuminaba en sí misma.

El error de querernos contar el origen del monstruo que llamamos Alien sigue patente en "Covenant". Lo de que es un error es una percepción subjetiva, aunque compartida, fundamentada en la innecesariedad de semejante decisión. Una película ha de motivarnos por sus elementos cinematográficos, encomiables en la producción fílmica de Ridley Scott, y por la coherencia de sus desarrollos argumentales, pero no por su detallismo, especialmente si no son relevantes. En el Alien original, lo que se nos planteaba era que el espacio no es un paraíso, sino que está repleto de seres violentos desconocidos y riesgos superiores a la voluntad humana. Por eso nos desconcertaba. Alumbraba el ingenioso argumento algunos detalles sin esclarecer, que contribuían a ensanchar nuestra admiración y curiosidad: esos seres demoníacos ya habían logrado acabar con la nave de otros seres extraterrestres, más ancestrales que nosotros mismos, y nada ni nadie parecía poder acabar con ellos. Para colmo, la empresa propietaria de la expedición espacial conocía de la existencia de tales seres... ¿No suena intrigante? Todo esto contribuyó a hacer de Alien una película atemporalmente inquietante. Han pasado 40 años y nos sigue causando el mismo estupor y el mismo terror. La secuela filmada por James Cameron, Aliens, retomaba sin muchas explicaciones estos detalles para confeccionar un filme de aventuras espaciales en el que fuerzas militares humanas se miden, con poco éxito, con una horda descontrolada de tales monstruosidades. A partir de ese momento, las ideas quedaron suficientemente exhaustadas y las posteriores aportaciones se perdían en divagaciones sin ningún interés. La vuelta atrás de Scott para querer contarnos la cosmogonía de la génesis de dichos monstruos se ha topado, tanto en Prometheus como en Covenant, con una inteligencia deficiente de los guionistas y una demencial exposición narrativa. Un error, sí, pero un error embrutecido por la descripción de circunstancias totalmente desposeídas de interés o misterio.

En realidad, hemos visto una propuesta que trata de superar las dificultades de continuidad con el resto de la saga hasta imbricarla en ella misma como epígono sobresaliente, corrigiendo (por eliminación, que no por superación) los despropósitos de Prometheus hasta orientarla hacia el lugar correcto: la memorable Alien. Muchas críticas de los fanáticos, con calificaciones absurdamente bajas, son transponibles a muchas otras películas actuales que, lejos de aportar originalidad alguna, tratan de continuar los benéficos efectos del éxito y magistralidad de sus inspiradoras. Y muchas otras críticas inmerecidamente altas parecen provenir de fanáticios a quienes basta un poco de acción y sangre y efectos especiales para resarcir sus ansias de alien. Y creo que Covenant, a trancas y barrancas, consigue enderezar el rumbo por más que se trate de un rumbo zozobrante y huero. Pero eso, por sí solo, no basta. Algo que a Hollywood le parece ya importar muy poco.
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No obstante, Covenant parece querer rescatar elementos atractivos de su antecesora y reconvertirlos en material propio, aunque con escaso acierto. Por ejemplo, el androide enloquecido de Prometheus (debido al conflicto existente entre las órdenes de su creador y su desempeño favorecedor a los humanos), material original de la Alien de 1978, es en esta entrega reconvertido en una suerte de doctor Moreau, dotándole de una capacidad de pensamiento que, si bien pasmosa, parece insuficiente para poder soportar el grueso de la trama. una trama, por lo demás, exigua y reiterada de las fuentes en las que bebe. Hay cuestiones (muchas) criticables. Por ejemplo, la contraposición y duelo con el androide-hermano, más evolucionado y perfecto, es innecesaria y una de las que menos aportan al filme, cosa que no sucede con el destino de los extraterrestres-ingenieros de Prometheus a los que aquí se erradica en una solución bastante artificiosa e infantil, seguramente para librarse de problemas y tomar un atajo argumental que pretende hacer prevalecer la maldad del androide sobre la congruencia intelectual (los "ingenieros" pudieron haber sido barridos por los aliens, por ejemplo, miles de años antes de aterrizar el androide y la superviviente de la Prometheus). Otras son simplemente cansinas por repetir las ideas o elecciones con que se confeccionaron las películas anteriores (si la señal de socorro, aquí convertida en una melodía de John Denver, parece aceptable, no lo es la falta de respeto a la coherencia interna de la saga en cuanto a las bases biológicas de los aliens, sus periodos de gestación, el sistema de jerarquización de las criaturas alrededor de una reina que pone los huevos, la batalla final para expulsar al alien, etc.). Pero desde un punto de vista fílmico, todos estos defectos son menores.

Tenemos lo que queremos. Todo eso de ir sin casco por planetas inexplorados, de no desconfiar de extraños, de torcer las órdenes colonizadoras, de creer que una civilización está contenida en el zoco de una ciudad, de... son disculpables (el cine ahora es así). Lo que no es disculpable es que hayan convertido una criatura fascinante como un alien en un invitado forzoso del festín que quiere darse.
18 de enero de 2017
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra historia de "La guerra de las galaxias". Otra más... elevada a los altares por los seguidores.

Lo peor que uno puede ser en estos controvertidos tiempos modernos, tiempos oscuros y teñidos de un desinterés hercúleo por todo lo intelectual, lo peor (repito) que uno puede ser es fan (fanático) de algo. Por ejemplo de "La guerra de las galaxias" (o "Star Wars", que dicen ahora), pero sirve cualquier otra propuesta cinematográfica en forma de saga. Estas legiones ensoberbecidas por el asombro que les produce el ingenio de un tercero, creen estar no en el privilegio, sino en el derecho de apropiarse (adueñarse, tal vez) de la esencia y conceptos de aquello por lo que profesan una animosidad morbosa y excesiva, lo inundan todo con su ruido y griterío.

El meollo Star Wars tiene su aquél. Cuando niño, a todos nos hechizó aquella película que llevábamos soñando desde siempre, con aventuras entre las estrellas, con malos malísimos y buenos heroicos y arrojados, aliados socarrones, heroínas principescas (¿para qué si no la dulcísima Leia necesitaba ser una princesa?)... Aquella película estaba repleta de imaginación, de láseres, de naves espaciales, de humor y de un guion que era una genialidad constante. Todo lo que no es Rogue One, y todo lo que no fue la ultrajante versión del Sr. Abrams. Porque, nunca me cansaré de repetirlo, el genio es George Lucas, no los fans, ni los seguidores, ni tampoco ninguno de los que colocan en Wikipedia algo tan aberrante como "Luke Skywalker procede de la colonia de asteroides de Polis Massa". George Lucas concibió aquella película de batallas en las estrellas y lo hizo entregando al séptimo arte una joya, una obra maestra, y una continuación tan adulta y firme que desde entonces el cine ya no es lo mismo (tampoco las precuelas fueron lo mismo, pero no estaban tan mal como los fans, esa masa amorfa dictadora, han querido y quieren proclamar).

Fui a ver Rogue One porque en mi fuero interno parece sacrílego no acudir al cine a ver cualquier cosa que provenga de "La guerra de las galaxias". Pero eso no significa que deba comulgar con las ruedas del molino embustero en que Disney ha querido convertir aquella genialidad de Lucas. Porque ni la propuesta de Adams, ni esta otra de los espías rebeldes que roban los planos de la Estrella de la Muerte, son otra cosa que enormes y muy decepcionantes errores. Errores de guion, claro, de intenciones, de concepto, aunque luego, cinematográficamente, haya que rendirse a la evidencia de lo bien rodadas que están.

Podían haber hecho algo distinto, algo más profundo, más sólido, más coherente, más original... y de momento ambas películas no son sino copias y remedos (cuando no mastuerzos) de las ideas que Lucas generó hace ya más de treinta años. La de Adams, una inverosímil historia copiada de la original y trufada de tantos engaños y puerilidades que uno se sorprende de que este señor haya alcanzado tanta prosapia en la Meca del cine. La que nos ocupa, una copia prácticamente literal de "El retorno del jedi".

Mal el planteamiento.

Y pésimo el guion. Una película aburrida, plomiza, incoherente, de personajes sin oportunidad para mostrarse, de innecesarios saltos continuos entre planetas (luego se quejaban de Lucas en las precuelas), de inconexiones con La guerra de las galaxias (luego se quejaban de que Lucas no unió bien las precuelas con el origen de su saga), de... ¡Tantas cosas!

Hay más cine fuera del cine, con estas películas de la Disney, que dentro. Las noticias filtradas a cuentagotas, los spoilers que juegan a serlo o no serlo, los trending topics en las redes... todo es tan excesivo, mareante, absurdo, que a ratos parece que uno no vaya a ver una película de aventuras en el espacio sino el lanzamiento de algún nuevo producto de los de Cupertino. Porque aquí el cine deja de ser un producto artístico con opciones de ser devorado por las masas, sino un negocio planificado que igualmente será devorado por las masas. Y por ello recurren al mismo guion una y otra vez (¿no se han dado cuenta de que Disney no está haciendo otra cosa que contar estas supuestamente nuevas historias tal y como las contó Lucas cuando creó las originales?).

En fin. Para qué seguir. Los fans ya tienen su alimento. Supongo que con eso basta.
24 de agosto de 2023 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aburridísima y, como es habitual en el cine español, los actores hacen lo que pueden con un guion basado en ir soltando frases de continuidad según avanza la trama. El escenario de confinamiento durante la pandemia sobra, de hecho los protagonistas no se acogen a esa situación en ningún momento. La dirección es mala, malísima, exhibiendo innumerables pobrezas, desde la dirección de actores al orden y planos de las secuencias. El montaje alarga el tedio hasta un límite difícilmente soportable.

Horrible. Evítese.
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