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4
30 de junio de 2023
30 de junio de 2023
107 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
Indiana Jones y el Dial del Destino.
¿CUÁL ES SU GRAN PROBLEMA?
Para evidenciar el gran problema de este Dial del destino, nada mejor que visionar La última Cruzada.
Cuando se trata de una canción, ¿Qué se compone antes, la música o la letra?
Ocurre que se compone una melodía y posteriormente se le añade una letra que cuadre con aquella, o bien que a una letra pre existente se le agregue una melodía.
Con la saga Indiana Jones tenemos una TRILOGÍA ORIGINAL, CANÓNICA, una HEREJÍA, y finalmente una HISTORIA APÓCRIFA.
En la trilogía canónica original (El arca perdida, el Templo Maldito y La última Cruzada) pienso firmemente que sus creadores o showrunners diseñaban primero las grandes (por excelentes y por extensas) escenas de acción. 4, 5 apabullantes escenas. Las planificaban, las escenificaban, las estructuraban plano a plano como si de una minipelícula se tratara con su inicio, desarrollo y final, y una vez diseñadas las escenas de acción, se creaba una historia, un argumento para encajarlas.
Así funcionaban. La historia era una excusa para acomodar una serie de escenas potentemente coreografiadas. Y esas escenas de acción, muy extensas como hemos dicho, tenían que cumplir DOS REQUISITOS: El protagonista Indiana Jones estataba sujeto a las leyes de la física y de la gravedad. Ese era su gran dificultad y su gran reto...y su gran virtud Y acontecían una serie de situaciones SIMULTÁNEAS que convergían finalmente en un punto, y ese punto era...Indiana Jones.
2 retos. Leyes de la física y de la gravedad y simultaneidad de acciones. El mérito de mantenerte clavado a la butaca estribaba en ver a un señor al límite de sus posibilidades siempre al borde del precipicio, en donde sus limitaciones, y las limitaciones del propio entorno se convertían precisamente en el gran aliciente de la escena.
En tal sentido han quedado grabadas en la cultura colectiva grandes escenas que se construyeron, idearon, planificaron, rodaron a partir de estos dos principios, reglas casi: el inicio del arca perdida, la escena con la mafia china en el restaurante en el templo maldito o la de los vagones en las minas y no digamos la escena de los tanques y el rescate del padre de Indiana en la Última Cruzada o la de las pruebas en el templo para acceder al Santo Grial (en donde se establece incluso esa 'excepción' a las reglas de la física...pero por eso se trata de 'milagros')
Desgraciadamente, esas reglas se incumplen en esta película y arruinan el resultado global. Han convertido a Indiana Jones, un viejo de 80 años, en un super héroe de Marvel, destruyendo así precisamente la esencia de las películas del arqueólogo más famoso del Mundo.
Un 'live action' en donde todo es virtual, las reglas de la física no operan, los protagonistas saltan 20 metros, corretean por vagones a toda velocidad, se sujetan sobre ruedas de aviones en despegue, hasta el icónico sombrero de Indy no se despega de su cabeza así sople un huracán...estás viendo una peli y mala de super héroes, no una de Indiana. Por una lado hay una voluntad clásica de aproximación al personaje, con mucha (demasiada) nostalgia e incidiendo en su edad, y por otro le otorgas super poderes. Las escenas se suceden sin solución de continuidad y sin el menor interés porque estás visionando una saga Marvel. No hay tensión porque no hay lógica, sólo alharacas visuales que resultan agotadoras y absurdas.
El Dial del destino es muy inferior a la trilogía canónica y algo superior a la herejía de la calavera de cristal, lo cual no supone mucho mérito.
¿CUÁL ES SU GRAN PROBLEMA?
Para evidenciar el gran problema de este Dial del destino, nada mejor que visionar La última Cruzada.
Cuando se trata de una canción, ¿Qué se compone antes, la música o la letra?
Ocurre que se compone una melodía y posteriormente se le añade una letra que cuadre con aquella, o bien que a una letra pre existente se le agregue una melodía.
Con la saga Indiana Jones tenemos una TRILOGÍA ORIGINAL, CANÓNICA, una HEREJÍA, y finalmente una HISTORIA APÓCRIFA.
En la trilogía canónica original (El arca perdida, el Templo Maldito y La última Cruzada) pienso firmemente que sus creadores o showrunners diseñaban primero las grandes (por excelentes y por extensas) escenas de acción. 4, 5 apabullantes escenas. Las planificaban, las escenificaban, las estructuraban plano a plano como si de una minipelícula se tratara con su inicio, desarrollo y final, y una vez diseñadas las escenas de acción, se creaba una historia, un argumento para encajarlas.
Así funcionaban. La historia era una excusa para acomodar una serie de escenas potentemente coreografiadas. Y esas escenas de acción, muy extensas como hemos dicho, tenían que cumplir DOS REQUISITOS: El protagonista Indiana Jones estataba sujeto a las leyes de la física y de la gravedad. Ese era su gran dificultad y su gran reto...y su gran virtud Y acontecían una serie de situaciones SIMULTÁNEAS que convergían finalmente en un punto, y ese punto era...Indiana Jones.
2 retos. Leyes de la física y de la gravedad y simultaneidad de acciones. El mérito de mantenerte clavado a la butaca estribaba en ver a un señor al límite de sus posibilidades siempre al borde del precipicio, en donde sus limitaciones, y las limitaciones del propio entorno se convertían precisamente en el gran aliciente de la escena.
En tal sentido han quedado grabadas en la cultura colectiva grandes escenas que se construyeron, idearon, planificaron, rodaron a partir de estos dos principios, reglas casi: el inicio del arca perdida, la escena con la mafia china en el restaurante en el templo maldito o la de los vagones en las minas y no digamos la escena de los tanques y el rescate del padre de Indiana en la Última Cruzada o la de las pruebas en el templo para acceder al Santo Grial (en donde se establece incluso esa 'excepción' a las reglas de la física...pero por eso se trata de 'milagros')
Desgraciadamente, esas reglas se incumplen en esta película y arruinan el resultado global. Han convertido a Indiana Jones, un viejo de 80 años, en un super héroe de Marvel, destruyendo así precisamente la esencia de las películas del arqueólogo más famoso del Mundo.
Un 'live action' en donde todo es virtual, las reglas de la física no operan, los protagonistas saltan 20 metros, corretean por vagones a toda velocidad, se sujetan sobre ruedas de aviones en despegue, hasta el icónico sombrero de Indy no se despega de su cabeza así sople un huracán...estás viendo una peli y mala de super héroes, no una de Indiana. Por una lado hay una voluntad clásica de aproximación al personaje, con mucha (demasiada) nostalgia e incidiendo en su edad, y por otro le otorgas super poderes. Las escenas se suceden sin solución de continuidad y sin el menor interés porque estás visionando una saga Marvel. No hay tensión porque no hay lógica, sólo alharacas visuales que resultan agotadoras y absurdas.
El Dial del destino es muy inferior a la trilogía canónica y algo superior a la herejía de la calavera de cristal, lo cual no supone mucho mérito.

6.4
3,953
7
18 de septiembre de 2024
18 de septiembre de 2024
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Speak No Evil (Gæsterne) Año: 2022
Director: Christian Tafdrup
Género: Terror, danesada.
Al ser una realización actual, la crítica contiene SPOILERS que serán convenientemente advertidos.
Reconozco que esta Speak No Evil es una película fallida, entonces, ¿por qué aparecería en una lista de las 30 mejores películas danesas de los últimos 30 años? Por lo que se intuye, no por lo que finalmente se nos muestra y sobre todo, cómo se nos muestra.
La película contiene una potentísima carga simbólica sirviéndose de un formalismo propio del drama costumbrista. Un verano en la toscana italiana, un matrimonio danés padres de una niña coinciden con otro holandés, padres a su vez de un peculiar niño. Entablan las relaciones sociales marcadas por las más estrictas reglas de la educación, pero dan un paso más durante las vacaciones en sus interrelaciones, hasta tal punto que los holandeses sin mediar mucha más confianza, invitan a los daneses a pasar un fin de semana en su casa. Los daneses no son capaces de decir que ‘no’ pese a que apenas conocen al matrimonio holandés, que ya ha dado muestras de ser una pareja algo excéntrica.
Este tipo de películas de personas malvadas, incluso auténticos monstruos psicópatas que sólo actúan ‘porque tú les dejas’ y se van tomando ciertas confianzas que se alimentan porque la víctima es incapaz de pararle los pies desde el principio, ya las habíamos visto antes. El más claro y recurrente ejemplo de films sobre ‘hasta dónde se puede llegar’ sería Funny Games del austriaco Michael Haneke, pero en esta Speak No Evil subyace una mordaz crítica social en clave europea, que linda directamente con los valores e identidad en este caso, de pueblos nórdicos.
El simbolismo que subyace en la película queda bien definido: la corrección política, las reglas establecidas por la educación, las normas sociales que establecen cómo relacionarse, asfixian y encorsetan tanto a las personas que se ven incapaces de reaccionar ante postulados, actitudes y comportamientos incívicos, amenazantes, reaccionarios e incluso, delictivos.
La manera en la que ese simbolismo se traslada a situaciones cotidianas es lo que falla en un guion que se construye mediante retazos costumbristas, con resoluciones o desenlaces absolutamente inverosímiles.
Speak No Evil no da puntada sin hilo. Los guionistas han escogido patrones, modelos bien estereotipados para desarrollar sus muchas ideas acerca de una corrección política peligrosísima que justifica y ampara la destrucción de los valores europeos y de convivencia.
No es casualidad que sea el matrimonio danés quien se muestre mojigato y acobardado ante comportamientos groseros e irreverentes de los holandeses, incapaces de decir ‘hasta aquí hemos llegado’, hecho del que rápidamente se percatan estos, que acaban por descubrir su verdadera y monstruosa naturaleza…cuando ya es demasiado tarde.
Director: Christian Tafdrup
Género: Terror, danesada.
Al ser una realización actual, la crítica contiene SPOILERS que serán convenientemente advertidos.
Reconozco que esta Speak No Evil es una película fallida, entonces, ¿por qué aparecería en una lista de las 30 mejores películas danesas de los últimos 30 años? Por lo que se intuye, no por lo que finalmente se nos muestra y sobre todo, cómo se nos muestra.
La película contiene una potentísima carga simbólica sirviéndose de un formalismo propio del drama costumbrista. Un verano en la toscana italiana, un matrimonio danés padres de una niña coinciden con otro holandés, padres a su vez de un peculiar niño. Entablan las relaciones sociales marcadas por las más estrictas reglas de la educación, pero dan un paso más durante las vacaciones en sus interrelaciones, hasta tal punto que los holandeses sin mediar mucha más confianza, invitan a los daneses a pasar un fin de semana en su casa. Los daneses no son capaces de decir que ‘no’ pese a que apenas conocen al matrimonio holandés, que ya ha dado muestras de ser una pareja algo excéntrica.
Este tipo de películas de personas malvadas, incluso auténticos monstruos psicópatas que sólo actúan ‘porque tú les dejas’ y se van tomando ciertas confianzas que se alimentan porque la víctima es incapaz de pararle los pies desde el principio, ya las habíamos visto antes. El más claro y recurrente ejemplo de films sobre ‘hasta dónde se puede llegar’ sería Funny Games del austriaco Michael Haneke, pero en esta Speak No Evil subyace una mordaz crítica social en clave europea, que linda directamente con los valores e identidad en este caso, de pueblos nórdicos.
El simbolismo que subyace en la película queda bien definido: la corrección política, las reglas establecidas por la educación, las normas sociales que establecen cómo relacionarse, asfixian y encorsetan tanto a las personas que se ven incapaces de reaccionar ante postulados, actitudes y comportamientos incívicos, amenazantes, reaccionarios e incluso, delictivos.
La manera en la que ese simbolismo se traslada a situaciones cotidianas es lo que falla en un guion que se construye mediante retazos costumbristas, con resoluciones o desenlaces absolutamente inverosímiles.
Speak No Evil no da puntada sin hilo. Los guionistas han escogido patrones, modelos bien estereotipados para desarrollar sus muchas ideas acerca de una corrección política peligrosísima que justifica y ampara la destrucción de los valores europeos y de convivencia.
No es casualidad que sea el matrimonio danés quien se muestre mojigato y acobardado ante comportamientos groseros e irreverentes de los holandeses, incapaces de decir ‘hasta aquí hemos llegado’, hecho del que rápidamente se percatan estos, que acaban por descubrir su verdadera y monstruosa naturaleza…cuando ya es demasiado tarde.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No es casualidad que el matrimonio ‘destructor’ sea holandés (o neerlandés). Holanda es un estado fallido carcomido, destruido por el islamismo, que ha perdido toda su esencia histórico-cultural cristiana (protestante, católica)
No es casualidad que ‘el canguro’ que va a cuidar de los niños de ambos matrimonios cuando estos se van de fiesta sea un magrebí, varón.
No es casualidad que el modo de amputación que se ejerce sobre los niños sea cortarles la lengua, trasunto psicológico e intelectual de la ablación sexual practicada en la cultura y religión musulmana.
No es casualidad que el matrimonio danés muera mediante lapidación, una de las formas en las que se ejecuta la pena de muerte en los países musulmanes en lo relativo a los crímenes de honor.
La carga simbólica es loable, valiente y será tachada de ‘reaccionaria’ precisamente por ese progrerío sometido a la corrección política. La manera en la que esas alegorías de una Europa, que se destruye víctima de la corrección política, se reflejan en situaciones ‘live action’, cotidianas, costumbristas, reales, es lo que falla, desbarra totalmente en ocasiones.
Formalmente la película adopta todos los códigos clásicos de las películas de terror, sobre todo en lo concerniente a mostrarnos escenas o situaciones ‘neutras’, inocuas, ‘de transición’ siempre marcadas por una inquietante musiquita en la que se realza la sensación de peligro.
Simbolismo: Ok
Realismo: K.O
No es casualidad que ‘el canguro’ que va a cuidar de los niños de ambos matrimonios cuando estos se van de fiesta sea un magrebí, varón.
No es casualidad que el modo de amputación que se ejerce sobre los niños sea cortarles la lengua, trasunto psicológico e intelectual de la ablación sexual practicada en la cultura y religión musulmana.
No es casualidad que el matrimonio danés muera mediante lapidación, una de las formas en las que se ejecuta la pena de muerte en los países musulmanes en lo relativo a los crímenes de honor.
La carga simbólica es loable, valiente y será tachada de ‘reaccionaria’ precisamente por ese progrerío sometido a la corrección política. La manera en la que esas alegorías de una Europa, que se destruye víctima de la corrección política, se reflejan en situaciones ‘live action’, cotidianas, costumbristas, reales, es lo que falla, desbarra totalmente en ocasiones.
Formalmente la película adopta todos los códigos clásicos de las películas de terror, sobre todo en lo concerniente a mostrarnos escenas o situaciones ‘neutras’, inocuas, ‘de transición’ siempre marcadas por una inquietante musiquita en la que se realza la sensación de peligro.
Simbolismo: Ok
Realismo: K.O

6.4
16,556
9
18 de enero de 2017
18 de enero de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando me enteré de que finalmente Martin Scorsese, tras más de 30 años de demoras, retrasos, retardos sobrevenidos, abandonos y suspensiones varias, había finalizado el rodaje de la adaptación de la novela de Shusaku Endō, Silencio, me acerqué al libro para despejar la incógnita del por qué esta obra en cuestión se había convertido en casi una obsesión para el genial director neoyorkino.
-- El libro, que cuenta la odisea vital de dos jóvenes jesuitas que se adentran en el Japón del S XVII en busca de su mentor,el padre Cristóvão Ferreira (interpretado por un contenido y atribulado Liam Neeson) el cual ha apostatado de la fé católica en el contexto de la cruel persecución por parte de las autoridades niponas de todo rastro de cristianismo en la isla del sol naciente, ejecutando y decapitando a más de 300.000 sacerdotes y fieles en el periodo comprendido entre 1630 a 1680.
-- Los dos jóvenes sacerdotes están preparados para el martirio, la tortura y la muerte...no lo están sin embargo para ser los responsables últimos del sufrimiento y asesinato de inocentes nativos que por mantenerse firmes en la fé católica sufrirán las peores formas de muerte y martirio en tanto que los dos sacerdotes no se avengan a apostatar. Y ante esa despiadada contradicción, sólo sienten el 'silencio' de Dios por lo que optarán por soluciones nuy diferentes. Sus convicciones y la solidez de su propia fé se pondrán a prueba en un ambiente opresivo y despiadado.Las figuras del inquisidor japonés Ichizo y el 'intérprete' llegan a resultar terroríficas.
Si el libro de Shusaku Endō 'es una de esas poco frecuentes obras que, además de atrapar al lector y mantener su interés desde la primera página, siguen ocupando su mente mucho después de cerrar el libro', la película que ha creado este genio del cine, ha superado TODAS LAS EXPECTATIVAS. He visto en imágenes absolutamente todo lo que mi mente imaginaba cuando leí el libro. Scorsese ha hecho la película EXACTAMENTE que yo vi cuando leí el libro.
Ha tenido 30 años para planificar una a una todas las imágenes de esta obra maestra y ha conseguido, sin más, LA PERFECCIÓN ABSOLUTA. El ritmo, el tono, la cadencia, la sucesión de acontecimientos, las interpretaciones de los actores (ha sido el año de Adam Driver, protagonista en esa pequeña maravilla llamada Paterson, y aquí magistral en su papel secundario del jesuita intrépido, valiente, firme hasta el final Francisco Garpe) el diseño de producción, la fotografía, la edición, la planificación perfecta. Scorsese ha hecho la película que quería sin el menor resquicio. Devastadora y árida...ni siquiera hay música al uso . Hay que olvidarse completamente del ritmo trepidante de películas como Uno de los nuestros o El Lobo de Wall Street. En Silencio, el tiempo se para y Scorsese logra que el espectador se encuentre en medio de una pesadilla en la que cada acontecimiento es más cruel que el anterior La película, al contrario que el libro, sí deja un rayo de esperanza al final...
La Santa Madre Iglesia, como organización con más de 2000 años de vigencia, ostenta el 'monopolio' del concepto de Dios y por lo tanto gestiona el modo en el que sus fieles han de relacionarse con él, sin embargo, Dios no puede ser limitado a unas reglas, a unas órdenes, a unos conceptos o a un 'filtro' establecido por hombres, imperfectos y limitados en su ser. El joven jesuita Sebastiao Rodrigo, magníficamente interpretado por Andrew Garfield, alcanza y llega a conocer LA VERDAD en el momento de máxima desesperación y aparente 'silencio' de Dios pero en realidad, es cuando más alto y fuerte le está hablando. Somos los seres humanos, los que nos negamos una y otra y otra y otra y otra vez a escuchar. Y Scorsese con esta obra maestra nos ha mostrado LA VERDAD. Por todo ello, GRACIAS MAESTRO ..No en vano, Scorsese que no deja de ser un 'cristiano oculto', es el ELEGIDO, y el Mesías del septiimo arte, o sea el más grande director de cine vivo de la actualidad.
-- El libro, que cuenta la odisea vital de dos jóvenes jesuitas que se adentran en el Japón del S XVII en busca de su mentor,el padre Cristóvão Ferreira (interpretado por un contenido y atribulado Liam Neeson) el cual ha apostatado de la fé católica en el contexto de la cruel persecución por parte de las autoridades niponas de todo rastro de cristianismo en la isla del sol naciente, ejecutando y decapitando a más de 300.000 sacerdotes y fieles en el periodo comprendido entre 1630 a 1680.
-- Los dos jóvenes sacerdotes están preparados para el martirio, la tortura y la muerte...no lo están sin embargo para ser los responsables últimos del sufrimiento y asesinato de inocentes nativos que por mantenerse firmes en la fé católica sufrirán las peores formas de muerte y martirio en tanto que los dos sacerdotes no se avengan a apostatar. Y ante esa despiadada contradicción, sólo sienten el 'silencio' de Dios por lo que optarán por soluciones nuy diferentes. Sus convicciones y la solidez de su propia fé se pondrán a prueba en un ambiente opresivo y despiadado.Las figuras del inquisidor japonés Ichizo y el 'intérprete' llegan a resultar terroríficas.
Si el libro de Shusaku Endō 'es una de esas poco frecuentes obras que, además de atrapar al lector y mantener su interés desde la primera página, siguen ocupando su mente mucho después de cerrar el libro', la película que ha creado este genio del cine, ha superado TODAS LAS EXPECTATIVAS. He visto en imágenes absolutamente todo lo que mi mente imaginaba cuando leí el libro. Scorsese ha hecho la película EXACTAMENTE que yo vi cuando leí el libro.
Ha tenido 30 años para planificar una a una todas las imágenes de esta obra maestra y ha conseguido, sin más, LA PERFECCIÓN ABSOLUTA. El ritmo, el tono, la cadencia, la sucesión de acontecimientos, las interpretaciones de los actores (ha sido el año de Adam Driver, protagonista en esa pequeña maravilla llamada Paterson, y aquí magistral en su papel secundario del jesuita intrépido, valiente, firme hasta el final Francisco Garpe) el diseño de producción, la fotografía, la edición, la planificación perfecta. Scorsese ha hecho la película que quería sin el menor resquicio. Devastadora y árida...ni siquiera hay música al uso . Hay que olvidarse completamente del ritmo trepidante de películas como Uno de los nuestros o El Lobo de Wall Street. En Silencio, el tiempo se para y Scorsese logra que el espectador se encuentre en medio de una pesadilla en la que cada acontecimiento es más cruel que el anterior La película, al contrario que el libro, sí deja un rayo de esperanza al final...
La Santa Madre Iglesia, como organización con más de 2000 años de vigencia, ostenta el 'monopolio' del concepto de Dios y por lo tanto gestiona el modo en el que sus fieles han de relacionarse con él, sin embargo, Dios no puede ser limitado a unas reglas, a unas órdenes, a unos conceptos o a un 'filtro' establecido por hombres, imperfectos y limitados en su ser. El joven jesuita Sebastiao Rodrigo, magníficamente interpretado por Andrew Garfield, alcanza y llega a conocer LA VERDAD en el momento de máxima desesperación y aparente 'silencio' de Dios pero en realidad, es cuando más alto y fuerte le está hablando. Somos los seres humanos, los que nos negamos una y otra y otra y otra y otra vez a escuchar. Y Scorsese con esta obra maestra nos ha mostrado LA VERDAD. Por todo ello, GRACIAS MAESTRO ..No en vano, Scorsese que no deja de ser un 'cristiano oculto', es el ELEGIDO, y el Mesías del septiimo arte, o sea el más grande director de cine vivo de la actualidad.
8
4 de marzo de 2025
4 de marzo de 2025
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por su temática, y por el tratamiento de la misma, teniendo en cuenta la actual época woke y la consideración de la mujer, por el mero hecho de serlo, como un ‘ser de luz’, resultaba absolutamente imposible que fuera premiada.
El argumento del filme se centra en la etapa final de la mayor asesina en serie de la historia de Dinamarca, Dagmar Overbye, a la que se le atribuyeron en torno a 40 asesinatos de bebés. Estamos ante una historia basada en hechos reales. Cuál debe ser la aproximación ante tan perturbadora figura, por tanto.
La película escoge el formato académico 4:3 y el blanco y negro para representar una época lúgubre, de pesadilla: Dinamarca justo en el periodo en que la I Guerra Mundial finalizaba. Aunque el país se mantuvo neutral, muchos varones acudieron al conflicto bélico, por lo que el número de viudas o solteras se incrementó exponencialmente. Además Dinamarca quedó sumida en una profundísima crisis económica y de escasez de víveres de primera necesidad. En ese contexto, el que una mujer quedara embarazada sin marido o fuera madre soltera resultaba especialmente devastador.
Y tal coyuntura fue aprovechada, precisamente, para que este ángel exterminador pudiera dar rienda suelta a su vis asesina sobre los únicos seres inocentes en ese mundo infernal. Al regentar una botica o especie de herbolario, muchas mujeres acudían a ella al saberse embarazadas, repitiéndose el mismo modus operandi. La boticaria les indicaba que en el momento en el que dieran a luz, esas mujeres desesperadas debían entregarle el nonato con la promesa de que ella buscaría una familia acomodada que lo criara. Futuro y esperanza. Pero el desenlace iba a ser otro bien distinto.
En la película encontramos diversas variaciones del concepto de ‘DEFORMACIÓN’, física, moral, psicológica. Los planos con rostros desfigurados o distorsionados se suceden a lo largo del metraje. La cara es el espejo del alma, y el espectador va a ser testigo, horrorizado, de almas muy oscuras en una época cruel que se va a cebar en los más débiles e inocentes.
Hombres, veteranos de la gran guerra, mutilados, destruidos completamente como seres humanos, que quedan reducidos a grotescos espectáculos de circo macabro.
Mujeres crueles, victimarias que se cebarán precisamente en otras mujeres, perpetuando una cultura de darwinismo social de extrema deshumanización. Seres humanos convertidos en depredadores que sólo buscan saciar necesidades primarias.
Resulta también relevante el protagonismo de las drogas en el relato. Morfina y éter para soportar el dolor físico, psíquico y también para apaciguar los remordimientos. Ello otorga una sensación generalizada de alteración de la percepción de la realidad por parte de los distintos personajes que se suceden en la historia. Y también se traduce en un conjunto alucinado. Es como si el espectador pasara ‘al otro lado del espejo’ y el mundo en el que se encuentra estuviera sumido en una dimensión en donde todo es más denso, el tiempo se mueve a otra velocidad, los personajes actúan como macabras marionetas, seres vacíos, sin alma ni voluntad propia.
El hilo conductor de la historia seguirá la extraña relación que se entabla entre la asesina en serie y una de las madres víctimas, con un tercer e inquietante elemento, una niña de unos 6 años, seguramente una bebé entregado en el pasado por otra madre infeliz, y a la que por motivos indeterminados la asesina dejó vivir y educó, haciéndola testigo silenciosa de sus monstruosas actividades.
Estamos pues ante la película que hace que el feminismo misándrico aparte la mirada ante el reflejo de su propia imagen, y es por ello que todas las reseñas negativas de esta película se han centrado, precisamente, en aspectos extra cinematográficos.
Porque esta historia DENOTA Y CONNOTA una serie de realidades que no pueden ser admitidas bajo ningún concepto por la misandria, por el feminismo radical.
Otra enorme película, no apta para todos los públicos, y sólo entendible dentro de la libertad creativa que encontramos, especialmente, en el cine danés.
El argumento del filme se centra en la etapa final de la mayor asesina en serie de la historia de Dinamarca, Dagmar Overbye, a la que se le atribuyeron en torno a 40 asesinatos de bebés. Estamos ante una historia basada en hechos reales. Cuál debe ser la aproximación ante tan perturbadora figura, por tanto.
La película escoge el formato académico 4:3 y el blanco y negro para representar una época lúgubre, de pesadilla: Dinamarca justo en el periodo en que la I Guerra Mundial finalizaba. Aunque el país se mantuvo neutral, muchos varones acudieron al conflicto bélico, por lo que el número de viudas o solteras se incrementó exponencialmente. Además Dinamarca quedó sumida en una profundísima crisis económica y de escasez de víveres de primera necesidad. En ese contexto, el que una mujer quedara embarazada sin marido o fuera madre soltera resultaba especialmente devastador.
Y tal coyuntura fue aprovechada, precisamente, para que este ángel exterminador pudiera dar rienda suelta a su vis asesina sobre los únicos seres inocentes en ese mundo infernal. Al regentar una botica o especie de herbolario, muchas mujeres acudían a ella al saberse embarazadas, repitiéndose el mismo modus operandi. La boticaria les indicaba que en el momento en el que dieran a luz, esas mujeres desesperadas debían entregarle el nonato con la promesa de que ella buscaría una familia acomodada que lo criara. Futuro y esperanza. Pero el desenlace iba a ser otro bien distinto.
En la película encontramos diversas variaciones del concepto de ‘DEFORMACIÓN’, física, moral, psicológica. Los planos con rostros desfigurados o distorsionados se suceden a lo largo del metraje. La cara es el espejo del alma, y el espectador va a ser testigo, horrorizado, de almas muy oscuras en una época cruel que se va a cebar en los más débiles e inocentes.
Hombres, veteranos de la gran guerra, mutilados, destruidos completamente como seres humanos, que quedan reducidos a grotescos espectáculos de circo macabro.
Mujeres crueles, victimarias que se cebarán precisamente en otras mujeres, perpetuando una cultura de darwinismo social de extrema deshumanización. Seres humanos convertidos en depredadores que sólo buscan saciar necesidades primarias.
Resulta también relevante el protagonismo de las drogas en el relato. Morfina y éter para soportar el dolor físico, psíquico y también para apaciguar los remordimientos. Ello otorga una sensación generalizada de alteración de la percepción de la realidad por parte de los distintos personajes que se suceden en la historia. Y también se traduce en un conjunto alucinado. Es como si el espectador pasara ‘al otro lado del espejo’ y el mundo en el que se encuentra estuviera sumido en una dimensión en donde todo es más denso, el tiempo se mueve a otra velocidad, los personajes actúan como macabras marionetas, seres vacíos, sin alma ni voluntad propia.
El hilo conductor de la historia seguirá la extraña relación que se entabla entre la asesina en serie y una de las madres víctimas, con un tercer e inquietante elemento, una niña de unos 6 años, seguramente una bebé entregado en el pasado por otra madre infeliz, y a la que por motivos indeterminados la asesina dejó vivir y educó, haciéndola testigo silenciosa de sus monstruosas actividades.
Estamos pues ante la película que hace que el feminismo misándrico aparte la mirada ante el reflejo de su propia imagen, y es por ello que todas las reseñas negativas de esta película se han centrado, precisamente, en aspectos extra cinematográficos.
Porque esta historia DENOTA Y CONNOTA una serie de realidades que no pueden ser admitidas bajo ningún concepto por la misandria, por el feminismo radical.
Otra enorme película, no apta para todos los públicos, y sólo entendible dentro de la libertad creativa que encontramos, especialmente, en el cine danés.

7.4
44,779
8
31 de agosto de 2023
31 de agosto de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empiezo con las cartas boca arriba: a mí TENET me gustó por lo que estamos posiblemente ante la película más ‘accesible’ de Christopher Nolan.
Al director le resulta imposible contar una historia de forma lineal, y aunque adapta un biopic y narra hechos cronológicamente determinados en el tiempo, tampoco lo hace en Oppenheimer.
Nolan aprovecha el punto de partida de una comisión de investigación creada con posterioridad a la finalización de la II Guerra Mundial, para escudriñar en el pasado del físico nuclear y determinar si se le debían retirar unos códigos de seguridad. El guion va a aprovechar las declaraciones del propio Oppenheimer así como la de otros testigos para ir construyendo el relato a partir de saltos en el tiempo, flash backs, reflexiones, pensamientos, insertos breves, combinación de color y blanco y negro, etc.
De esta manera Nolan, desde el punto de vista narrativo consigue adentrarse en la psicología del personaje, que el espectador asista a su evolución desde sus torpes comienzos como estudiante en Europa hasta su estrellato como gran prócer en la confección de la primera bomba atómica arrojada sobre población civil. Conoceremos sus motivaciones, sus contradicciones, sus filias y fobias, sus ambigüedades, sus rivalidades así como los diferentes entornos en lo que se desempeñó: ambientes estudiantiles, científicos, políticos, militares, etc…
La película, como es marca registrada del director, no se desarrolla de forma lineal, sino poliédrica. Las películas de Nolan suelen operar partir de la misma estructura. Una presentación, las piezas del fastuoso puzle aparentemente complejo que se nos presenta, un hecho concreto que hace estallar los acontecimientos (en la película que nos ocupa evidentemente el ensayo nuclear en Los Álamos en julio de 1945), una falsa resolución de los hechos y un verdadero acto final en la que todas las piezas presentadas previamente comienzan a encajar, de manera más o menos acelerada, impostada, artificiosa, grandilocuente…de todo ha habido en el cine del director británico.
En Oppenheimer no tenemos ni el sentimentalismo de Interstellar ni el patetismo dramático de Inception (Origen) Nos encontramos al Nolan más…contenido, accesible, sobrio incluso, alejado de cualquier abigarramiento excesivo de antaño.
Todo lo que rodeó la creación de la bomba atómica fue terrible y fascinante. La inmensa cantidad de recursos humanos y materiales que se destinaron únicamente para crear destrucción bajo la frialdad científica de los átomos. La creación del pueblo fantasma en Los Álamos, el proyecto Manhattan, el reclutamiento de los mejores científicos del mundo, el ensayo Trinity, la tensión de pasar de la teoría a la desconocida práctica. Todo ese caudal de territorio desconocido a contra reloj resulta apasionante, cierto. Pero, ¿lo es el personaje? El perfil de Oppenheimer no me resulta ni especialmente interesante, ni original, ni novedoso. En realidad se repite bastante. Megalómano, egocéntrico, narcisista, soberbio, condescendiente, irresponsable, infiel compulsivo (más que fumador), psicópata (pulsiones homicidas porque alguien se mofa de él…vaya, vaya). Un perfil que hemos visto repetido en cantidad de personajes líderes en diferentes campos: militar, político, social, familiar…o científico.
De hecho Christopher Nolan ya nos ha presentado la situación en la que un gobierno de científicos sería tan corrupto y tan marrullero como cualquiera de políticos profesionales, como ya vimos en Interstellar.
Nolan es un director de la vieja escuela y filma sus películas respetando escrupulosamente las reglas de la física, la gravedad, las dimensiones espacio temporales. Se amolda a las viejas reglas. En esta película, obviamente, aún más. Por supuesto que la imagen es importante. Más importante (o tan importante) es el sonido. Sus efectos, el modo en el que utiliza todos los resortes para crear reacciones en el espectador, su estruendo, su impacto directo en la narración. Es por ello que el director siempre exige, quiere que sus películas se vean en el cine, a lo grande y con un impresionante sistema de sonido que las sustente. Haber visto esta película en el salón de tu casa, sin un potente equipo de sonido y en una pequeña televisión, arruinarían el conjunto. El sonido es otro actor principal del filme.
El tour de forcé librado entre los actores Cillian Murphy y Robert Downey Jr interpretando a Robert Oppenheimer y Lewis Strauss, respectivamente, es académicamente ‘de Oscar’.
El puzle poliédrico o la maquinaria perfecta de relojería en la que todas las piezas finalmente encajan es el leit motiv de la narración ‘nolaniana’. Yo reconozco que soy un fanático del cine de Nolan y voy a ver sus películas con el interés de saber cómo me va a sorprender ESTA VEZ sabiendo que OTRA VEZ va a convertir una lineal y sencilla historia en un complicado intercambio de fragmentos temporales mediante la edición, para embarullar una historia que en realidad podría ser contada de forma más ‘convencional’. Pero entonces…no sería una película de Nolan.
En mi opinión el acto final, el del encaje de todas las piezas (esos breves insertos de imágenes de mismas situaciones bajo otro prisma, punto de vista) se alarga en demasía. Diría que se va casi a la media hora. Coloco como el mejor acto final de Nolan el de la película Origen (inception) y la suite minimalista e in crescendo de Hans Zimmer ‘Time’ atronando mientras quedamos perplejos. Seguidamente elegiría el final de la trilogía Dark Knight en donde nuevamente y con la música de Zimmer, todas las piezas vuelven a encajar (incluido el fernet branca en Florencia en donde Alfred soñaba con ver a Bruce Wayne feliz al lado de una mujer…épico)
Estamos ante la película más contenida de Nolan, con un sonido apabullante, su característica estructura fragmentaria temporal para contar una historia lineal y un acto final demasiado prolongado. Con todos esos elementos tenemos un filme de notable alto.
Al director le resulta imposible contar una historia de forma lineal, y aunque adapta un biopic y narra hechos cronológicamente determinados en el tiempo, tampoco lo hace en Oppenheimer.
Nolan aprovecha el punto de partida de una comisión de investigación creada con posterioridad a la finalización de la II Guerra Mundial, para escudriñar en el pasado del físico nuclear y determinar si se le debían retirar unos códigos de seguridad. El guion va a aprovechar las declaraciones del propio Oppenheimer así como la de otros testigos para ir construyendo el relato a partir de saltos en el tiempo, flash backs, reflexiones, pensamientos, insertos breves, combinación de color y blanco y negro, etc.
De esta manera Nolan, desde el punto de vista narrativo consigue adentrarse en la psicología del personaje, que el espectador asista a su evolución desde sus torpes comienzos como estudiante en Europa hasta su estrellato como gran prócer en la confección de la primera bomba atómica arrojada sobre población civil. Conoceremos sus motivaciones, sus contradicciones, sus filias y fobias, sus ambigüedades, sus rivalidades así como los diferentes entornos en lo que se desempeñó: ambientes estudiantiles, científicos, políticos, militares, etc…
La película, como es marca registrada del director, no se desarrolla de forma lineal, sino poliédrica. Las películas de Nolan suelen operar partir de la misma estructura. Una presentación, las piezas del fastuoso puzle aparentemente complejo que se nos presenta, un hecho concreto que hace estallar los acontecimientos (en la película que nos ocupa evidentemente el ensayo nuclear en Los Álamos en julio de 1945), una falsa resolución de los hechos y un verdadero acto final en la que todas las piezas presentadas previamente comienzan a encajar, de manera más o menos acelerada, impostada, artificiosa, grandilocuente…de todo ha habido en el cine del director británico.
En Oppenheimer no tenemos ni el sentimentalismo de Interstellar ni el patetismo dramático de Inception (Origen) Nos encontramos al Nolan más…contenido, accesible, sobrio incluso, alejado de cualquier abigarramiento excesivo de antaño.
Todo lo que rodeó la creación de la bomba atómica fue terrible y fascinante. La inmensa cantidad de recursos humanos y materiales que se destinaron únicamente para crear destrucción bajo la frialdad científica de los átomos. La creación del pueblo fantasma en Los Álamos, el proyecto Manhattan, el reclutamiento de los mejores científicos del mundo, el ensayo Trinity, la tensión de pasar de la teoría a la desconocida práctica. Todo ese caudal de territorio desconocido a contra reloj resulta apasionante, cierto. Pero, ¿lo es el personaje? El perfil de Oppenheimer no me resulta ni especialmente interesante, ni original, ni novedoso. En realidad se repite bastante. Megalómano, egocéntrico, narcisista, soberbio, condescendiente, irresponsable, infiel compulsivo (más que fumador), psicópata (pulsiones homicidas porque alguien se mofa de él…vaya, vaya). Un perfil que hemos visto repetido en cantidad de personajes líderes en diferentes campos: militar, político, social, familiar…o científico.
De hecho Christopher Nolan ya nos ha presentado la situación en la que un gobierno de científicos sería tan corrupto y tan marrullero como cualquiera de políticos profesionales, como ya vimos en Interstellar.
Nolan es un director de la vieja escuela y filma sus películas respetando escrupulosamente las reglas de la física, la gravedad, las dimensiones espacio temporales. Se amolda a las viejas reglas. En esta película, obviamente, aún más. Por supuesto que la imagen es importante. Más importante (o tan importante) es el sonido. Sus efectos, el modo en el que utiliza todos los resortes para crear reacciones en el espectador, su estruendo, su impacto directo en la narración. Es por ello que el director siempre exige, quiere que sus películas se vean en el cine, a lo grande y con un impresionante sistema de sonido que las sustente. Haber visto esta película en el salón de tu casa, sin un potente equipo de sonido y en una pequeña televisión, arruinarían el conjunto. El sonido es otro actor principal del filme.
El tour de forcé librado entre los actores Cillian Murphy y Robert Downey Jr interpretando a Robert Oppenheimer y Lewis Strauss, respectivamente, es académicamente ‘de Oscar’.
El puzle poliédrico o la maquinaria perfecta de relojería en la que todas las piezas finalmente encajan es el leit motiv de la narración ‘nolaniana’. Yo reconozco que soy un fanático del cine de Nolan y voy a ver sus películas con el interés de saber cómo me va a sorprender ESTA VEZ sabiendo que OTRA VEZ va a convertir una lineal y sencilla historia en un complicado intercambio de fragmentos temporales mediante la edición, para embarullar una historia que en realidad podría ser contada de forma más ‘convencional’. Pero entonces…no sería una película de Nolan.
En mi opinión el acto final, el del encaje de todas las piezas (esos breves insertos de imágenes de mismas situaciones bajo otro prisma, punto de vista) se alarga en demasía. Diría que se va casi a la media hora. Coloco como el mejor acto final de Nolan el de la película Origen (inception) y la suite minimalista e in crescendo de Hans Zimmer ‘Time’ atronando mientras quedamos perplejos. Seguidamente elegiría el final de la trilogía Dark Knight en donde nuevamente y con la música de Zimmer, todas las piezas vuelven a encajar (incluido el fernet branca en Florencia en donde Alfred soñaba con ver a Bruce Wayne feliz al lado de una mujer…épico)
Estamos ante la película más contenida de Nolan, con un sonido apabullante, su característica estructura fragmentaria temporal para contar una historia lineal y un acto final demasiado prolongado. Con todos esos elementos tenemos un filme de notable alto.
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