No puedo evitar romper una lanza en favor de una película construída a base de fórmulas y de tópicos que, precisamente -y lo que es más difícil- escapa a todas las fórmulas y a los tópicos riéndose de ellos y sin caer en lo repetitivo y aburrido de otras creaciones que intentan hacer parodia y apenas consiguen arrancar una sonrisa. Y le doy un 10 sobre todo después de sorprenderme desagradablemente el hecho de leer una crítica de profesionales y aficionados que no aportan más que palabras duras y sin contenido específico hacia lo que rechazan de esta estupenda película.

El ritmo dinámico de los cortos y del hilo central de “Movie 43”, su gracia y agilidad, las pequeñas frases de sus variopintos y descarados guiones me han hecho reir, a veces a carcajadas, cosa difícil en el mundo del cine de comedia actual. La elegante, inteligente y natural obscenidad de sus historias, los toques críticos y contundentes hacia aspectos sociales para el que los quiera percibir y sobre todo las grandes aunque cortas interpretaciones de su reparto y el final completamente surrealista hacen de este largometraje de cortometrajes una verdadera obra de arte que sin embargo no ha sabido ganarse el reconocimiento de una crítica de “corto aquí y pego allá” que suscriben sin duda personas acostumbradas a la falta de imaginación propia y ajena y entregadas a pesadas y estúpidas alabanzas de superproducciones o supuesto cine independiente o “de autor”, e incluso celebro que este reconocimiento quede reservado para una minoría entre la que me encuentro. Quiero ver más películas como “Movie 43” a la que hago un rincón en mi altar de cine de culto.

Un clásico del cine español que aborda un dilema moral y que refleja en gran medida —quizás exagerada para el año de rodaje— la presencia todavía en la sociedad española de aquella época de unos valores morales que hoy han desaparecido casi por completo y que para muchos resultan absurdos e incomprensibles en la actualidad. Esos valores y principios han existido, y son conocidos por los que guardamos recuerdos de padres y abuelos que vivieron la posguerra española. A la luz de esos recuerdos, algunas escenas pueden resultar cómicas por lo natural y humano que reflejan y conmovedoras por la pobreza, dignidad y solidaridad de clase que evocan. Las interpretaciones de estos grandes actores en el contexto cinematográfico de la época hacen a esta película merecedora, en mi opinión, de una puntuación bastante mayor que el 6,5 con el que veo que está calificada como media. Yo le daría un 7,5.

Como espectador y lector de ciencia ficción y admirador de Blade Runner, no entiendo como Ridley Scott pudo hacer esta bazofia de película. Teniendo a sus disposición todos los recursos económicos, tecnológicos, de experiencia como cineasta, y un actor de la talla de Michael Fassbender, parece que no encontrara a nadie con imaginación y talento suficientes como para escribir un buen guión (yo me presto, gratis, de verdad) que termine en una buena película. Estamos hartos de secuelas estúpidas y predecibles hasta en el más trivial de los acontecimientos. Parece que no podemos librarnos de tópicos manidos como la lanzadera atravesando la atmósfera, la estúpida falta de protocolos de cuarentena biológica, el histerismo, prepotencia, ignorancia e inestabilidad emocional de astronautas que lógicamente deberían estar mucho más preparados que los de la NASA, que encima conviven en el viaje de colonización con sus parejas y familias como si les hubiese enchufado en el puesto su primo de Recursos Humanos, bajan en tropel a ver qué pasa y luego lloran según van —como era lógico e inevitablemente predecible— palmando sus compañeros de viaje. Las frases ya no tienen gracia porque las hemos escuchado veinte veces. Aguantar esta película hasta el final es sólo cuestión de tener la voluntad de hacerlo para poder escribir esta crítica con la honradez de haberla visto. En el formulario para la crítica se indica con acierto que se excluyan "spoilers", pero la verdad es que con esta calaña de películas no hacen falta, porque ya está todo visto un montón de veces en las anteriores entregas de esta ya indigesta y atragantada saga de Alien. Ridley Scott, jubílate o haz una película que merezca la pena. Contrata a esos guionistas que pululan por ahí que han escrito textos maravillosos, genios ignorados con verdadera imaginación, o bien dedícate a la publicidad. Arriesga un poco o deja paso a gente con nuevas ideas. Yo, cuando voy al cine de ciencia ficción quiero olvidar que lo que estoy viendo no es real, quiero pensar que podría ser posible, que es emocionante imaginarlo y vivirlo ¿de acuerdo? Con esta basura de película me lo pones muy difícil, director.