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8
22 de enero de 2024
22 de enero de 2024
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca he escrito una crítica aquí y, si esta vez lo hago, es porque ninguna de las críticas que he leído (muchísimas, de usuarios y de críticos profesionales) coincide plenamente con mi visión de esta peli. A mi juicio, a esta película (que tiene, en cambio, muchas virtudes) le fallan dos cosas fundamentales (y quizá interrelacionadas): el guion y la voluntad férrea de agradar a los afectados. Me explico.
El guion no me parece a la altura de otros aspectos de la película porque parece que hubieran trabajado sobre un borrador de guion más que sobre un guion bien definido y construido. Quizá soy ignorante total sobre el modo en que funciona la industria, pero me cuesta mucho entender que alguien ruede DOSCIENTAS CINCUENTA VECES la cantidad de metraje que necesita para el montaje final de la película. Incluso contando con que luego la exploten secundariamente con versión extendida o hasta mini-serie. Para mí ese exceso de metraje rodado habla de cierta falta de foco y de claridad sobre qué (interpretación de la) historia se quiere contar y cómo se quiere contar. Ese dato da la sensación (que luego se trasluce en la versión del montaje final) de que rodaron sin parar para ver luego, a partir del material obtenido, qué película podía salir de él, sin que la óptica o la ‘lectura’ de los hechos (es decir, la intención misma de la obra) estuviera clara desde el inicio.
Eso, a mi juicio, perjudica sobre todo al arco dramático y la definición de personajes. Por más que se repita que, en esta versión, se reparte más el protagonismo entre todos los actores que en ¡Viven!, eso no es cierto. Esta versión tiene un claro protagonista (quizá la mejor idea, y la más original, de Bayona), dos definidos co-protagonistas (los que habían compartido el protagonismo en todas las versiones hasta la fecha… incluso en el libro de Vierci, que no por casualidad abre y cierra con sus respectivos relatos) y un colectivo indiferenciado dentro del cual la cámara va repartiendo planos de forma relativamente aleatoria.
Por poner solo un ejemplo de lo que quiero decir: me temo que nunca sabré si la voz en off acabó incluyendo una presentación explícita de Fito Strauch (‘honor’ que merecen muy pocos personajes) porque este personaje tenía un rol dramático claramente definido desde la concepción de la película o porque el actor que lo encarna demostró una maestría en el trabajo de expresar con la mirada que hizo que Bayona, en la fase de montaje, encontrara que la mejor manera de acabar la mitad de las secuencias era recurrir a un primer plano de Esteban Kukuriczka, que con su forma de mirar estaba sintetizando el sentir (y a veces hasta el sentido) de los acontecimientos que acababan de desarrollarse ante sus ojos; nunca lo sabré, pero yo sospecho que fue lo segundo. Y a esto me refiero cuando digo que se trabajó sobre un guion poco (y mal) definido: quizá el actor que encarna a Fito acabó ‘robándose’ (muy merecidamente) muchos primeros planos de la peli porque era capaz de transmitir la prudencia, la duda o la reflexividad frente a la mayor emocionalidad ‘trágica’ de Numa (espléndido trabajo el de Enzo Vogrincic también, a mi juicio), convirtiéndose casi en su alter ego de facto… pero esto es algo que un guionista necesita tener claro desde el principio si quiere que la estructura dramática le funcione, no algo que encuentras casi por casualidad cuando repasas el (abundantísimo) material rodado.
La segunda cosa que creo que perjudica a la película es que se impone en ella la voluntad de agradar a los afectados. Los afectados por la tragedia han ido construyendo con los años una versión de aquellos hechos y de la repercusión que han tenido en sus vidas que no debería ser asumida por Bayona sin distancia: porque la de los sobrevivientes es, en la mayoría de los casos, una versión edulcorada, y quizá incluso re-compuesta en favor de sus carreras como conferenciantes motivacionales. Y, aunque eso sea perfectamente comprensible y hasta respetable, la función del cineasta es proponer su propia visión, no asumir la que ellos proponen desvestida de sombra o duda. Por eso a mí me parece que en el fondo de la película late una contradicción mal resuelta que lastra el conjunto: que en realidad Bayona intuye que esta es una historia sin héroes (y quizá hasta sin un sentido trascendente) porque murieron algunos que ‘merecieron’ vivir más que otros que finalmente se salvaron, pero no se arriesga a herir susceptibilidades; y por eso ¿resuelve? con un manido ‘todos fueron héroes’. No, tío, no… si tenías una duda/pregunta verdaderamente honda sobre los hechos, vistos con la perspectiva que da el tiempo, no puedes renunciar a ella.
Dicho esto, sin embargo, para mí esta peli es un siete alto, casi un ocho… porque, si no, no me estaría tomando el trabajo de escribir sobre ella.
El guion no me parece a la altura de otros aspectos de la película porque parece que hubieran trabajado sobre un borrador de guion más que sobre un guion bien definido y construido. Quizá soy ignorante total sobre el modo en que funciona la industria, pero me cuesta mucho entender que alguien ruede DOSCIENTAS CINCUENTA VECES la cantidad de metraje que necesita para el montaje final de la película. Incluso contando con que luego la exploten secundariamente con versión extendida o hasta mini-serie. Para mí ese exceso de metraje rodado habla de cierta falta de foco y de claridad sobre qué (interpretación de la) historia se quiere contar y cómo se quiere contar. Ese dato da la sensación (que luego se trasluce en la versión del montaje final) de que rodaron sin parar para ver luego, a partir del material obtenido, qué película podía salir de él, sin que la óptica o la ‘lectura’ de los hechos (es decir, la intención misma de la obra) estuviera clara desde el inicio.
Eso, a mi juicio, perjudica sobre todo al arco dramático y la definición de personajes. Por más que se repita que, en esta versión, se reparte más el protagonismo entre todos los actores que en ¡Viven!, eso no es cierto. Esta versión tiene un claro protagonista (quizá la mejor idea, y la más original, de Bayona), dos definidos co-protagonistas (los que habían compartido el protagonismo en todas las versiones hasta la fecha… incluso en el libro de Vierci, que no por casualidad abre y cierra con sus respectivos relatos) y un colectivo indiferenciado dentro del cual la cámara va repartiendo planos de forma relativamente aleatoria.
Por poner solo un ejemplo de lo que quiero decir: me temo que nunca sabré si la voz en off acabó incluyendo una presentación explícita de Fito Strauch (‘honor’ que merecen muy pocos personajes) porque este personaje tenía un rol dramático claramente definido desde la concepción de la película o porque el actor que lo encarna demostró una maestría en el trabajo de expresar con la mirada que hizo que Bayona, en la fase de montaje, encontrara que la mejor manera de acabar la mitad de las secuencias era recurrir a un primer plano de Esteban Kukuriczka, que con su forma de mirar estaba sintetizando el sentir (y a veces hasta el sentido) de los acontecimientos que acababan de desarrollarse ante sus ojos; nunca lo sabré, pero yo sospecho que fue lo segundo. Y a esto me refiero cuando digo que se trabajó sobre un guion poco (y mal) definido: quizá el actor que encarna a Fito acabó ‘robándose’ (muy merecidamente) muchos primeros planos de la peli porque era capaz de transmitir la prudencia, la duda o la reflexividad frente a la mayor emocionalidad ‘trágica’ de Numa (espléndido trabajo el de Enzo Vogrincic también, a mi juicio), convirtiéndose casi en su alter ego de facto… pero esto es algo que un guionista necesita tener claro desde el principio si quiere que la estructura dramática le funcione, no algo que encuentras casi por casualidad cuando repasas el (abundantísimo) material rodado.
La segunda cosa que creo que perjudica a la película es que se impone en ella la voluntad de agradar a los afectados. Los afectados por la tragedia han ido construyendo con los años una versión de aquellos hechos y de la repercusión que han tenido en sus vidas que no debería ser asumida por Bayona sin distancia: porque la de los sobrevivientes es, en la mayoría de los casos, una versión edulcorada, y quizá incluso re-compuesta en favor de sus carreras como conferenciantes motivacionales. Y, aunque eso sea perfectamente comprensible y hasta respetable, la función del cineasta es proponer su propia visión, no asumir la que ellos proponen desvestida de sombra o duda. Por eso a mí me parece que en el fondo de la película late una contradicción mal resuelta que lastra el conjunto: que en realidad Bayona intuye que esta es una historia sin héroes (y quizá hasta sin un sentido trascendente) porque murieron algunos que ‘merecieron’ vivir más que otros que finalmente se salvaron, pero no se arriesga a herir susceptibilidades; y por eso ¿resuelve? con un manido ‘todos fueron héroes’. No, tío, no… si tenías una duda/pregunta verdaderamente honda sobre los hechos, vistos con la perspectiva que da el tiempo, no puedes renunciar a ella.
Dicho esto, sin embargo, para mí esta peli es un siete alto, casi un ocho… porque, si no, no me estaría tomando el trabajo de escribir sobre ella.
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